¡Qué buena cosecha tengo este año!Más que de pobres, hablemos de empobrecidos, porque el empobrecimiento es una injusticia estructural de nuestra sociedad, se trata de un problema radicalmente político. Se ha normalizado la existencia de los empobrecidos y hasta se les acusa de ser responsables de su propia situación. La existencia de los empobrecidos es la negación más radical de la dignidad humana. En la política se concreta la acción social del ser humano, y está llamada al cuidado de la vida y de la existencia digna, a ser un instrumento para construir justicia y comunión de personas. Precisamente por eso, la política no debería tener como centro otra cosa que la lucha contra el empobrecimiento, las necesidades y derechos de los empobrecidos. Y esto tiene varias implicaciones:
- Denunciar el empobrecimiento como una situación de injusticia. Hay que desenmascarar las estructuras que provocan empobrecimiento.
- Priorizar las necesidades de los empobrecidos. De lo contrario, no es posible avanzar hacia la justicia y la comunión social. Es muy importante la tarea de poner permanentemente de manifiesto las situaciones concretas de empobrecimiento, sacarlas a la luz.
- Unir caridad y justicia. Solo la experiencia de sentir como propio el sufrimiento de los empobrecidos puede sustentar en verdad la lucha contra su situación injusta. Sin lucha por la justicia no hay amor, y sin amor no hay humanidad.
- Poner de manifiesto la vinculación práctica entre la lucha contra el empobrecimiento, la solidaridad, el bien común y el destino universal de los bienes. La manera de organizar la economía debe favorecer que todos y cada uno puedan disponer de lo necesario para una vida digna.
- Unir en la lucha por la justicia lo personal y lo estructural. Se requiere la creación de un ambiente social en el que se vaya viendo como normal, deseable y posible la lucha contra la injusticia.
- Hacer de los empobrecidos protagonistas de la vida social. La lucha contra el empobrecimiento es incompatible con el paternalismo y el asistencialismo.
- Proponer con el testimonio personal y comunitario un nuevo modo de ser persona. La lucha contra el empobrecimiento necesita promover una manera de ser y de vivir radicalmente distinta al tipo de persona individualista y hedonista que fabrica nuestro sistema de producción y consumo.
En resumen, hay que acabar con el “homo oeconomicus”.Para la Iglesia Católica, la dignidad humana es sagrada. La existencia de los empobrecidos es la negación de la vida y de su sagrada dignidad. Para Jesús, la pobreza es contraria al plan original de Dios, es su negación práctica. Por eso, hacer la voluntad de Dios es ponerse al lado de los pobres y luchar contra su empobrecimiento, afirmando en la práctica su dignidad.
Frase DSI
No se trata solo de vencer el hambre, ni siquiera de hacer retroceder la pobreza. El combate contra la miseria, urgente y necesario, es insuficiente. Se trata de construir un mundo donde todo hombre, sin excepción de raza, religión o nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana (…), un mundo donde la libertad no sea una palabra vacía.
Pablo VI, Populorum progressio, n. 47
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