La DSI nos recuerda que Dios creó un mundo para la vida y en él coloca al ser humano, que no debe comportarse con la naturaleza como un tirano caprichoso, como si fuera una cosa de usar y tirar. Al contrario, debe cuidarla, cultivarla, respetarla, hacerla fructificar con su trabajo y humanizarla, haciéndola casa habitable para todos y todas, para la presente generación y para las futuras.La DSI considera que el problema ecológico es ante todo un problema antropológico, en el sentido de que en su raíz existe un grave error en la orientación de la vida del ser humano. No es posible hablar de ecología si no se establecen unas relaciones de justicia entre las personas y entre los pueblos, porque lo que genera relaciones que destruyen la justicia y la naturaleza es lo mismo: la lógica del dominio y la explotación que se han impuesto en nuestro sistema de organización social.
El problema ecológico no se entiende bien si se contempla al margen de los problemas de la justicia y de la solidaridad interhumana, especialmente de la solidaridad con los empobrecidos.Hemos perdido de perspectiva el significado de la dignidad del ser humano y hemos organizado la vida, personal y socialmente, de manera que fácilmente convertimos a los demás y a la naturaleza en instrumentos para el propio provecho. Es por eso que la DSI propone un planteamiento integral de la ecología. La ecología ambiental y la ecología social son inseparables. Y es que aunque haya crecido la conciencia ecológica, seguimos siendo incapaces de superar esta crisis. No disponemos todavía de la cultura necesaria, sobre todo por las dificultades que representa el estilo de vida que predomina en nuestro mundo, ciegamente individualista, productivista y consumista. Debemos tener en cuenta que la responsabilidad humana en el cuidado de la naturaleza es tarea esencial de toda la comunidad política y no se trata de algo que pertenezca al ámbito privado de cada persona.
Todos y cada uno tenemos la ineludible responsabilidad de orientar nuestra vida de forma que respetemos la naturaleza como bien de todos.Por su parte, el Estado tiene una especial responsabilidad en favor del bien común. Debe impedir que lo que es un bien colectivo se convierta y sea tratado como una oportunidad de negocio según la lógica del Mercado. Necesitamos colaborar a que nuestra sociedad tenga como criterio fundamental en su funcionamiento el cuidado de la casa común y de la familia humana que la habitamos, y la promoción de la responsabilidad de todos y todas en la humanización de nuestro mundo cuidando la naturaleza.
Frase DSI
Es deber del Estado proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos, como son el ambiente natural y el ambiente humano, cuya salvaguarda no puede estar asegurada por los simples mecanismos del Mercado.
S. Juan Pablo II, Centesimus annus n.40
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¿Qué conciencia vemos que existe en nuestra familia de la responsabilidad que tenemos en el cuidado de la naturaleza?, ¿en qué consideramos que necesitamos crecer o cambiar?
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