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Algora: «España sale de la crisis sin el trabajo de millones de personas. Esa economía convierte a los trabajadores en descartados» #3TVD

Internacional

Algora: «España sale de la crisis sin el trabajo de millones de personas. Esa economía convierte a los trabajadores en descartados» #3TVD

18 julio 2017

Antonio Algora, obispo emérito de Ciudad Real y responsable de la Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española, ha alertado a los delegados y las delegadas del MMTC que el núcleo del problema está en ”cuando no se trabaja, o se trabaja en exceso, en malas condiciones entra en juego la democracia y el pacto social”.

Oficina de Comunicación MMTC. Ávila. Durante su intervención, Algora ha trasladado a los delegados y delegadas del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, en sintonía con lo ya manifestado por el papa Francisco, que “tenemos que decir no a la economía que pone la vida en una desigualdad cada vez mayor. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre, donde es noticia todo lo económico y no que un hombre muera de frío. Donde se considera al ser humano como un bien de consumo. Tenemos una cultura del descarte, más allá de la cultura de la explotación. Los excluidos ya no son explotados sino sujetos restantes (EG 53). Un ejemplo de exclusión es lo que pasa en nuestro país: se sale de la crisis sin el trabajo de 4 millones de personas.”

En su ponencia, ha realizado una aproximación a la aportación del papa Francisco a la Pastoral Obrera, remontándose al Documento de la Aparecida -del que fue responsable de su redacción- y en el que se abordan las desigualdades en el mundo de trabajo; la falta de oportunidades de progreso de los jóvenes; el  desempleo y subempleo; el trabajo informal; el trabajo formal precario, etc.  Algora señala que lo que dice el Papa, recogiendo lo de sus predecesores San Juan Pablo II y Benedicto XVI, indica una larga marcha en la historia de los hombres y las mujeres, que poco a poco van trabajando en lucha por la paz, por la justicia… En la vertiente social, “es una dimensión imprescindible del cristiano. Su propuesta es una espiritualidad de comunión, no individualista y oculta, sino una espiritualidad de Dios, que no aparta a los creyentes de la trayectoria del mundo sino que los envía a implicarse en la vida y en la transformación de la historia. Participando en el proyecto de Dios con una concepción del trabajo que lleva a la comunión de personas”, apuntó.

El prelado ha subrayado que la persona “debe seguir siendo protagonista de las transformaciones del trabajo y del trabajo mismo. Nos debemos preguntar ¿Cómo resuelve el papa Francisco el dirigirse a personas que no son creyentes? Por ejemplo a los sindicatos, en un reciente mensaje señaló: “Persona y trabajo deben juntarse, porque si decimos trabajo sin decir persona el trabajo deja de ser humano y se pierde a sí mismo; pero si pensamos en la persona sin el trabajo es algo incompleto, porque la persona se convierte en más plenamente persona cuando trabaja. El trabajo es la forma más común de cooperación. Cada día millones de personas cooperan trabajando. El trabajo es una forma de amor cívico, un amor verdadero, auténtico que nos hace vivir y saca adelante al mundo”.

Para Algora, Bergoglio es claro a la hora de poner el dedo en la llaga. Volviendo a citar el Documento de la Aparecida, señala tres rasgos:  La aparición de una nueva cultura, bajo la lógica del individualismo; Una globalización que concentra el poder y hace vertiginosa la competitividad. El poder y la riqueza, la cultura se concentra en manos de unos pocos. Esto hace que haya muchos excluidos. Surgen formas de pobreza cada vez más fuerte; y la marginación y exclusión.

Para la Pastoral Obrera, de la que es responsable, dijo que es de agradecer las intervenciones sobre el mundo del trabajo que realiza el Papa. En su última visita a una siderurgia, en Italia, dice que “los diálogos en las fábricas son lugares de la vida, el mundo del trabajo es el mundo del pueblo de Dios, todos somos Iglesia, todos somos pueblo de Dios”. De ahí se afirma que “es un lugar prioritario en la atención social y eclesial. Muchos han puesto en duda la necesidad de un apostolado, que se haga presente en los centros de trabajo”.

En este sentido, Algora ha querido animar la tarea de los movimientos y militantes del MMTC para que sean testigos y contribuyan a la cultura del encuentro y la solidaridad que pasa necesariamente por “formar a sus miembros en la Doctrina Social de la Iglesia y fortalecer el compromiso” al que estamos llamados.

Finalmente, el obispo ha puesto en valor “el trabajo como elemento imprescindible del pacto social, y por tanto de la democracia. El trabajo es amigo del ser humano, no cómo enemigo. Los hombres y mujeres se nutren del trabajo, están ungidos en dignidad con él” para alertar a los delegados y delegadas del MMTC que el núcleo del problema está en ”cuando no se trabaja, o se trabaja en exceso, en malas condiciones entra en juego la democracia y el pacto social”. •

AGENDA DE TRABAJO. Martes, 18 de julio 2017.

09:15h. Grupos de trabajo.

15:30h – 17:30h. Encuentro con el Comité de Empresa de Nissan, con las Plataformas “No a las minas” y con Cáritas diocesanaLos delegados y las delegadas del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, van a conocer de primera mano  de las luchas y programas de empleo existente en la ciudad. Un primer grupo asistirá a la reunión con el Comité de Empresa de Nissan en el salón de actos de la Junta de Castilla-León. Un segundo grupo, con lasPlataformas “No a las minas”, en la comunidad de La Milagrosa de las Hijas de la Caridad (bajada de Santo Tomás, 48). Un tercer grupo, participará en la reunión con Cáritas diocesana, en salones de la parroquia de la Sagrada Familia, para conocer su programa de empleo.

“A vueltas con la reforma laboral”, por Monseñor Algora

Iglesia, Mundo obrero y del trabajo

“A vueltas con la reforma laboral”, por Monseñor Algora

28 marzo 2012

El obispo de Ciudad Real y Responsable del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal, Don Antonio Algora, en su carta pastoral del IV Domingo de Cuaresma (18 de marzo) –publicada en el Semanario de la DiócesisCon Vosotros”- comenta la última reforma laboral aprobada por el Gobierno de España, contra la cual se ha convocado una huelga general. Por su interés, reproducimos su contenido:

 

 

“No me toca a mí juzgar de la conveniencia o no, en el aspecto técnico y jurídico, de una Ley en un momento determinado en el que la sociedad entera está amenazada por una Crisis global sin precedentes en la historia humana. Los ciudadanos de la calle no tenemos elementos de juicio suficientes para dar una opinión técnica en temas cada vez más complejos. En estos momentos, nos hemos de fiar de las instituciones que deben entender de problemas de tan gran magnitud. Por esto, les debemos exigir a dichas instancias políticas, sindicales, empresariales, financieras y a los distintos colectivos de expertos que actúen con responsabilidad y, si siempre tenemos todos la obligación de construir el bien común, anteponiéndolo a intereses particulares, ahora más que nunca corresponde mayor obligación al que más puede

 

Dicho esto, de lo que sí estamos en condiciones de juzgar es de la bondad o maldad de una Ley que rebaja claramente los derechos de los trabajadores respecto a situaciones anteriores, y lo peor es que llevamos muchos años ya de nuestra democracia donde siempre los perdedores en el concierto social, repito, siempre, son los mismos y siempre los más débiles.

 

Nadie habla de provisionalidad en las medidas que se están tomando, luego lo que se quiere hacer es establecer un “mercado de trabajo” en el que los empleadores hagan y deshagan a su antojo, olvidando que el “empleado” posible es, ante todo y sobre todo, “persona” a la que otros han dado la vida, la han educado, tiene necesidades básicas: familiares y sociales, no es una mera fuerza de trabajo que se admite o despide unilateralmente y durante un largo periodo de tiempo, pues, en un año de provisionalidad en el empleo (esto es lo que dice la Ley), puede ocurrir de todo, desde una gripe a un suceso familiar al que hay que atender antes que a cualquier otra urgencia de la vida de la empresa. Las personas no somos tan flexibles, tan elásticas, como nos quieren hacer creer.

 

¿De verdad no hay otras soluciones para crear puestos de trabajo? Parece mentira que a día de hoy tengamos que echar mano de usos del pasado que trajeron tanta injusticia y explotación a los trabajadores. Con estas medidas y sin meterme a profeta, se van a conseguir los mismos frutos de un pretendido bienestar, hasta es posible, pero no habremos avanzado nada en que el trabajador se sienta realizado con su trabajo y le sirva para llevar una vida estable y sin sobresaltos; que haga posible la familia, la educación de los hijos, el tejido social compacto y fuerte que hace personas y países fuertes para soportar las inclemencias de las coyunturas históricas.

 

Y, si no queda más remedio que aplicar hoy estas medidas, ¿no han de ser complementadas por otras en las que lo central sea la vida de las personas? ¡Tantos avances tecnológicos para esto! Da la impresión de que las sociedades desarrolladas van a ser las que más poder concentren en menos manos y esto no se corresponde con las aspiraciones de una sociedad democrática avanzada. Los jefes políticos europeos toman sus medidas por vía de urgencia sin apenas contar con los parlamentos respectivos; los poderes financieros se están concentrando en muy pocas manos. No sé si es muy descabellado pensar que, en el río revuelto de la Crisis, están pescando los más poderosos sin contar con la opinión de la sociedad.

 

Elevemos nuestras oraciones para que Dios nuestro Señor cuide de los más perjudicados de esta malísima situación que ya cuenta en nuestra España con más de once millones de pobres”.

Vuestro obispo,

+ Antonio

 

Intervención de Maru Megina, presidenta de la HOAC, en la inauguración del Aula Rovirosa-Malagón

Opinamos

Intervención de Maru Megina, presidenta de la HOAC, en la inauguración del Aula Rovirosa-Malagón

15 octubre 2022

Buenos días, don Carlos, buenos días a todos y todas las presentes y a aquellos que os habéis conectado virtualmente a este acto.

Hoy para la HOAC y para la Fundación Guillermo Rovirosa y Tomás Malagón, que me honro en presidir es un orgullo y una alegría poder estar aquí inaugurando esta aula Rovirosa-Malagón. Por eso, en primer lugar, queremos agradecer al Instituto Superior de Pastoral, y en concreto a su director Lorenzo de Santos y a Ignacio María Fernández de Torres, su colaboración y su dedicación, para que esta sea posible y forme parte ya del programa de actividades que viene desarrollando este Instituto.

Desde el momento en que les planteamos nuestro deseo de establecer una colaboración estable entre la Fundación y el Instituto hicieron patente su deseo de colaboración y nos hicieron propuestas que se fueron concretando hasta llegar a esta Aula que se presenta hoy.

Este espacio ha sido también un empeño de los últimos tiempos en la Fundación Rovirosa-Malagón. Esta fundación creada por la HOAC, tiene como finalidad dar a conocer la personalidad, el pensamiento, la profunda espiritualidad y las enseñanzas de nuestros promotores, así como la colaborar en la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia y en la producción de pensamiento teológico en ese campo y en el de la Teología del Trabajo.

Dice el papa Francisco que “…necesitamos crear espacios motivadores y sanadores para los agentes pastorales, «lugares donde regenerar la propia fe en Jesús crucificado y resucitado, donde compartir las propias preguntas más profundas y las preocupaciones cotidianas, donde discernir en profundidad con criterios evangélicos sobre la propia existencia y experiencia, con la finalidad de orientar al bien y a la belleza las propias elecciones individuales y sociales” (EG 77).

Por su parte, Rovirosa también nos animaba en este sentido. Decía que el Evangelio al servicio del mundo obrero, “es la herencia de los desheredados y el tesoro de los pobres, y no otra cosa”. Por eso, una de las actividades que consideramos fundamentales es crear espacios académicos y pastorales, divulgativos y de formación que junto a otras actividades de nuestro plan de actuación nos permita llegar más lejos, y hacerlo también en ámbitos eclesiales en los que profundizar en la evangelización del mundo obrero y del trabajo para que estos sean, cada vez más, un lugar de humanización, de fraternidad y de justicia.

Este acto inaugural tiene lugar en el marco de la celebración del LX aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, y por ello, el tema que nos convoca es la invitación a acoger la sinodalidad que ya el concilio con otras palabras invitaba a descubrir y vivir como Iglesia. Este es un motivo más para felicitarnos los cristianos y cristianas. En palabras de la secretaria general, el Sínodo se ha puesto al servicio del Concilio y está contribuyendo a renovar el rostro de la Iglesia, en una fidelidad cada vez más profunda a la Sagrada Escritura y a la Tradición viva y en una escucha atenta de los signos de los tiempos. La Iglesia que estamos llamados a soñar y construir es una comunidad de mujeres y hombres unidos en comunión por la única fe, por el común Bautismo y por la misma Eucaristía, a imagen del Dios Trinidad: mujeres y hombres que juntos, en la diversidad de ministerios y carismas recibidos, participan activamente en la instauración del Reino de Dios, con el afán misionero de llevar a todos y a todas el testimonio gozoso de Cristo. Dar las gracias de nuevo al Instituto por su sensibilidad y dedicación que hacen tanto bien a la construcción de esa Iglesia sinodal y renovada para estar más presente en el mundo.

La HOAC y la Fundación Rovirosa-Malagón pensamos que es también ocasión para repensar creativamente la centralidad del trabajo en la construcción del bien común y para dar a conocer y compartir el esfuerzo pastoral y el testimonio que desde la Iglesia se está haciendo con iniciativas como la Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) para avanzar en ese propósito, conscientes de que no hay sociedad digna sin trabajo decente, y que ello es también tarea en la que implicarnos las comunidades cristianas. Y permitidme este momento para hacer aquí memoria agradecida de D. Antonio Algora, obispo responsable del departamento de la Pastoral del Trabajo que moría hace hoy dos años y que nos guio en este camino de llevar el mundo del trabajo a la Iglesia. Su luz y su recuerdo sigue en nosotros.

No nos gustaría dejar de señalar que esta no es la única actividad colaboración que la fundación realiza con la UPSA. Desde 2018 los fondos históricos documentales de la HOAC se encuentran en el archivo de la Universidad Pontificia de Salamanca para su custodia y conservación ofreciendo múltiples posibilidades de información del patrimonio documental para cualquier usuario en general, y para realizar estudios de investigación como trabajos de fin de grado, máster, tesis doctorales, publicaciones especializadas de diversas disciplinas.

Solo nos queda desear que este Aula cumpla todas las expectativas que hemos puesto en ella, que sigamos difundiéndola para que llegue a cuantos y cuantas pueda interesar y, como decía nuestro primer militante, “nos embarque en esa aventura de ser cristianos, es decir Cristos vivos”.

 

Querido don Carlos Amigo

Iglesia

Querido don Carlos Amigo

28 abril 2022

Corría el año 1987 cuando empecé a plantearme mi entrada en el Seminario de Sevilla, y tenía que abordar qué podía pasar con mi trabajo, necesario para el sostén de mi familia –mi madre y mis hermanos– y había elaborado toda una batería de argumentos para convencer a don Carlos Amigo, arzobispo, por entonces, de Sevilla, de que me permitiera seguir trabajando y hacer los estudios y la formación del Seminario en un régimen especial, nada habitual en aquel tiempo.

El día de mi entrevista con él, que ya sabía que iba a plantearle mi entrada en el Seminario, tras el saludo, y antes de que yo empezara a decir nada me dijo: “Así que quieres entrar en el Seminario; muy bien. ¿Pero no habrás pensado en dejar de trabajar?, ¿no?” Aquello desmontó todos mis argumentos, mis temores, y prevenciones, y nos hizo entrar en una relación cercana, cariñosa, amistosa, que ha durado más de treinta y cinco años.

Don Carlos fue mi obispo antes de entrar en el Seminario, cuando yo participaba de los movimientos de Acción Católica, el Junior y el Movimiento Juvenil, y en este tuvimos que afrontar juntos algunas situaciones difíciles. Fue mi obispo cuando me admitió al Seminario, y a lo largo del proceso de formación, y consideró que debía ordenarme cuando llegó el momento. Me asignó mis primeros destinos y responsabilidades en la diócesis, y compartimos tareas en diversas responsabilidades que me encomendó. Fue él quien enterró a mi madre, con quien trabó amistad, y bautizó a mi ahijada. Fue él quien me permitió servir a la Pastoral Obrera junto a Antonio Algora, durante varios años. Fue él con quien di gracias a Dios por el vigesimoquinto aniversario de mi ordenación. Fue él con quien discutía –siempre con humor– de fútbol, llegado el caso.

Pero, sobre todo, fue él, el obispo que dio alas y horizonte a la Pastoral Obrera en la diócesis de Sevilla, cuando en muchas todavía era algo insospechado. Su amplio magisterio social en relación con el trabajo humano y la pastoral obrera requeriría ser estudiado con detenimiento en tiempos venideros. Cuando en otras diócesis ni se soñaba con ello, don Carlos apostó por una pastoral obrera de toda la Iglesia que hoy sigue viviendo de aquellas semillas, y acompañó a la HOAC diocesana, con corazón de pastor.

Pero, sobre todo, fue él quien manifestó –aun en las discrepancias que pudimos tener– una ternura continua que restablecía siempre la relación fraterna más allá de las diferencias. Don Carlos tenía la virtud de escuchar.

Hoy, la noticia inesperada de su fallecimiento, nos invita a encomendarlo al Padre de las misericordias, y a dar gracias a Dios que suscita, cada cierto tiempo, pastores según su corazón. Pastores de los que la Iglesia sigue necesitando, porque saben acompañar el camino de su pueblo.

Querido don Carlos, como tantas veces le dije, hoy le repito: gracias, por tanto. ¡Y hasta mañana en el altar!

 

Homilía en la Eucaristía del Pleno General de Representantes de la HOAC

Iglesia

Homilía en la Eucaristía del Pleno General de Representantes de la HOAC

05 julio 2021

Ezequiel 2, 2-5
Salmo 122
2Corintios 12, 7b-10
Marcos 6, 1-6

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Queridas hermanas y hermanos:

El Espíritu entro en mí, me puso en pie, y oí que me decía… Así ha comenzado el texto del profeta Ezequiel que hemos proclamado en la primera lectura. Y esa ha podido ser también la experiencia que hemos vivido en este Pleno general que estamos concluyendo. El Espíritu ha estado presente en nuestro encuentro, porque él mueve nuestra existencia. El Espíritu nos ha puesto en pie, para ser testigos del amor de Dios en medio de la vida del mundo obrero, en la manera que concretamos en el Plan de Trabajo que hemos aprobado para el bienio, y ha sido el Espíritu quien, a través de las reflexiones y diálogos habidos en las asambleas diocesanas, primero, y en este Pleno, ahora, nos ha ido diciendo por dónde caminar.

El Espíritu es quien ha suscitado la respuesta generosa de los candidatos elegidos para las responsabilidades de la Comisión Permanente que renovamos. Es quien acompañará su caminar en los próximos cuatro años para vivir ese testimonio, y para crecer en la experiencia de comunión que supone la Comisión Permanente y que también el Espíritu suscita y sostiene.

El Espíritu es quien ha habitado en estos últimos cuatro años, y no solo en ellos, la vida de Gonzalo, de Teresa y de Berchmans, que terminan su impagable servicio, y de quienes podemos decir también: “hubo profetas en medio de nosotros”. Han sido profetas, en el sentido de anunciar y señalar con sus vidas la presencia de Dios en la HOAC, en la Iglesia, en el mundo obrero; a través del servicio que nos han prestado, y que, aunque hayamos agradecido con gestos y símbolos humanos de cercanía y gratitud, no podemos pagar como merecen. Dios, sí. Ya lo decía Antonio Algora: es Dios quien nos paga, quien os paga. Y lo hace con desmesurada generosidad. Os ha ido pagando día a día estos años, y lo seguirá haciendo.

Es el Espíritu quien nos pone en pie en medio de las plazas y las calles para vivir con ojos abiertos en medio de las condiciones de vida de nuestras hermanas y hermanos del mundo obrero, y anunciar con obras y palabras que Dios ama a cada persona con su ternura entrañable.

Por eso es importante también la actitud vital que el salmo ha puesto en nuestros labios y en nuestro corazón: fijos los ojos en el Señor, esperando su misericordia. Sabiendo que esa misericordia llena la tierra, dejando a Dios que haga su parte, y acogiendo lo que Dios hace, para no creernos petulantemente que todo esto es obra nuestra. Nuestra tarea es sencilla: dejar que Dios nos haga profetas, testigos, hombres y mujeres que viven de su amor para llevar su amor a todos, por el camino de la justicia y la misericordia que nos hace reconocer la dignidad de toda persona. Queremos caminar con los brazos alzados a Dios en oración y ofrenda, y abiertos a los trabajadores en fraterno abrazo que sigue convocando en nombre de Jesús a la comunión.

El profeta Ezequiel hoy nos invita a todos a reconocer esa profecía vital de tantas y tantos militantes que han recorrido el camino antes que nosotros en estos 75 años de historia enamorada. Y nos invita a hacerlo a pesar de nuestra propia rebeldía, porque Dios sigue empeñado en querernos.

También Pablo, en la carta a los Corintios nos invita a esa permanente conversión para que no nos engriamos, para no creernos más de lo que somos. Pero sobre todo nos recuerda algo esencial, fundamental para nuestra fe y nuestra vida: Te basta mi gracia. Esto lo habéis experimentado quienes termináis vuestro servicio en la Comisión Permanente, y os podemos asegurar a quienes os incorporáis a ella que es así. Os basta la Gracia del Señor: la fuerza se realiza en la debilidad. No os hemos elegido porque seáis los mejores para desempeñar las responsabilidades que os encomendamos, aunque lo fueseis. Os elegimos por vuestra debilidad. Por lo que aún no sabéis, por lo que reconocéis que os falta, por lo que estáis dispuestos a aprender, a acoger, a agradecer, en esta etapa nueva de vuestra vida.

Os elegimos porque no venís llenos de todo, y hay espacio para Dios en vuestra vida. Os elegimos porque estáis dispuestos a dejar que la Gracia se una -como decía Rovirosa- a vuestro estiércol[1], y porque necesitamos reconocer en vosotros esa acción de Dios de cuyo amor cotidiano estáis llamados a ser conscientes cada día de vuestra vida, para ser testigos ante nosotros y ante el mundo obrero. Os elegimos porque esa Gracia de Dios que dejáis actuar en vuestra vida seguirá haciendo posible el milagro de la triple comunión en el equipo de la Comisión Permanente para ser transparencia del amor trinitario.

Os basta su Gracia, lo demás ya lo aprenderéis. Lo que necesitéis de más ya lo encontraréis. Os basta su Gracia, y esa ya la tenéis. Por eso no os hemos preguntado si teníais las capacidades y conocimientos necesarios para el desempeño de la responsabilidad, si servíais por vuestras aptitudes, si erais los más preparados. Os hemos preguntado -el Señor os ha preguntado- si queríais, si estabais dispuestos, si os fiabais de su amor. Ni el Señor ni nosotros teníamos que preguntaros más, ni habéis de responder a otra cuestión.

Y, pese a todo, seguiremos enfrentando la incredulidad de nuestro mundo. La incredulidad de que Dios pueda habitar y revelarse en la debilidad, la normalidad, la sencillez de nuestras existencias, de nuestra aportación a la Iglesia, de nuestra construcción de puentes en el mundo obrero. Seguiremos experimentando como Jesús, la incomprensión, el desprecio de un sistema que vuelve la espalda al proyecto de fraternidad del Reino.

Lo mismo le sucedió a Jesús en su pueblo: “pero si le conocemos de siempre, si sabemos su vida y su historia, si no es nadie, no puede ser mejor que yo…”  ¿Quién es este para hablar así de Dios? ¿Quién se ha creído que es? ¿De dónde saca todo eso? El asombro aparente rezuma incomprensión, rechazo, escándalo, desprecio. Dios y sus testigos no pueden ser así.

En el fondo seguimos esperando un Dios –y una Iglesia– prepotente, lejana, distante, que no nos compromete, no nos interroga ni interpela. Que se conforma y nos adormece con nubes de incienso en liturgias incomprensibles que nada tienen que ver con la vida. Preferimos un Dios a la medida de nuestras ilusiones y nuestros mezquinos objetivos.

Si fuéramos así, si la HOAC y nuestra Iglesia fuésemos así, no podríamos ver signo alguno del Reino, no podríamos ser signos del Reino. No habría milagro posible. Porque Dios es distinto, y su novedad constante no se encierra en los estrechos esquemas de nuestros prejuicios. Los paisanos de Jesús creían conocerle, y creían conocer a Dios, y resulta que no es así.

Tenemos que pasar por ese mismo escándalo. ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Cómo nos abrimos a su constante novedad en nuestras vidas? Tendremos que escandalizarnos de Jesús, de este Jesús, hijo de María, para poder cambiar nuestras atrofiadas e irreales imágenes de Dios, y ser capaces de abrirnos a la experiencia misma de Jesús: la de un Dios Amor, un Dios Padre y Madre, de misericordia, de ternura, de perdón, de vida, que camina con nosotros.

Un Dios que se coloca en los lugares más insignificantes de la historia humana, que se revela y encarna en lo que, por pequeño, por débil y vulnerable –y por ello más humano– se puede hacer transparencia de Dios y armazón del Reino, y nos permite vivir nuestra humanidad en toda su intensidad. El Dios encarnado en Jesús es el Dios cercano que comprende y acompaña, que ofrece y propone, que espera y perdona, que respeta la libertad con que nos ha creado, que ama sin límite. Es el Dios que se humana en el pobre, al borde los caminos y en las periferias de nuestra historia. Es el Dios que, desde esa historia humana, nos da vida y vida abundante.

El encuentro de cada persona con Jesús se mueve entre el asombro –sin asombro no podemos captar el misterio de Jesús– que nos lleva a preguntarnos, a buscar, a seguir a Jesús, y la acogida de lo cotidiano –solo ahí se nos hace accesible el Dios encarnado– que nos permite aprender en la normalidad de la vida a descubrir, ver, reconocer la presencia de Dios en las personas y los acontecimientos, en lo más normal de nuestra vida.

Damos gracias a Dios por quienes termináis, y gracias a Dios por quienes comenzáis. Y, ya puestos, por quienes continuamos. Y le pedimos al Señor que, por intercesión de Guillermo Rovirosa, y de la multitud de testigos que nos adelantan en el camino, nos siga haciendo Iglesia plantada en medio de la vida obrera, que como María es capaz de reconocer, agradecer y alabar a Dios por lo que sigue haciendo por amor.

1 Este juntar estiércol y tierra con semillas de vida hace que la santidad de Dios florezca entre los hombres; el gran milagro

Noticias Obreras | Sueño de fraternidad

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Noticias Obreras | Sueño de fraternidad

02 noviembre 2020

Presento la portada y el sumario de contenidos de la revista Noticias Obreras, una mirada cristiana del trabajo humano y el bien común, de noviembre de 2020 (número 1633).

Las palabras claves son: #FratelliTutti,  #FalsosAutónomos, #DerechoaVivienda#PastoralObrera y #EconomíadeFrancisco.

Lectores • Lectoras •  #VenyloVerás. La comunidad de suscriptores y suscriptoras de Noticias Obreras dispone de un nuevo espacio de comunicación de proximidad, participativo, veraz y renovado en www.noticiasobreras.es

Editorial •  Hermanos todos. Se publicará en las redes sociales el próximo 17 de noviembre. Te animamos a su valoración y a compartirlo con la etiqueta #FratelliTutti. Si lo prefieres, puedes hacer llegar tu opinión aquí.

Tema del Mes •  Fratelli Tutti: Un nuevo sueño de fraternidad. La profesora de la Facultad de Teología de Valencia, Lucía Ramón, profundiza en la encíclica Fratelli tutti, una invitación a construir una comunidad humana que garantice tierra, techo y trabajo para todas las personas. En esta sección, nos ponemos a la escucha. Puedes hacer tus aportaciones al tema a través de las redes sociales con la etiqueta #FratelliTutti o al correo participacion@noticiasobreras.es.

Entrevista •  Marisa Saavedra, diputada: «Sin cambiar la mentalidad, no habrá cambios políticos profundos». Ella ha llegado al Congreso de los Diputados de la mano de Unidas Podemos, al resultar elegida por Castellón en las dos elecciones generales que se celebraron en 2019. Trabajadora social de profesión, se define como activista social y pertenece a la HOAC. Por José Luis Palacios, redactor jefe de Noticias Obreras.

Laboral •  Lucha contra el fraude de los falsos autónomos. Cada vez está más extendida la figura del falso autónomo, un mecanismo que utilizan las empresas para ahorrarse costes laborales y sociales, externalizar responsabilidades y eludir los derechos derivados de la organización y la acción sindical, como son la negociación colectiva o la posibilidad de hacer huelga. Por Ester Calderón, periodista.

Vidas precarias  Técnica de integración: «Estamos cansadas de que la administración merme nuestros derechos». Lleva años trabajando en centros públicos de Andalucía, pero contratada por la empresa privada de turno adjudicataria cada curso de la licitación púbica. Ahora, la Junta quiere dejar de considerar su tarea como un servicio estructural, lo que añadirá todavía más precariedad a la precariedad. Por José Luis Palacios.

Política  La vivienda, «interés general». La Constitución, de la que se dotó el Estado español en el año 1978, recoge en su redacción un catálogo de derechos fundamentales, que lejos de estar garantizados y protegidos, son sistemáticamente incumplidos. Por Javier Madrazo, profesor de Filosofía. Ilustra el artículo Javiñetas.

Economía • El Estado garante del empleo. La crisis provocada por la COVID-19 plantea un debate histórico en la economía política: ¿cuál debe ser el papel del Estado en la economía como garante del empleo? Por Saúl Pérez, economista y politólogo.

Otra vida familiar es posible •  La grandeza de saber recibir. Lucía y Juan prefieren guardar sus nombres reales en el anonimato, pero lo que no pueden esconder es su ser siempre familia cristiana y trabajadora, con tres hijos ya mayores de edad que continúan su senda de esfuerzo y honestidad. Por Ángel Aguas, militante de la HOAC de Ciudad Real.

Iglesia •  Con dos artículos: Nueva etapa para la Pastoral Obrera. Comienza una nueva etapa para la Pastoral Obrera, ahora Pastoral del Trabajo, con su inclusión en la recién creada Comisión de Pastoral Social y Promoción Humana, tras la renovación del nuevo estatuto y la nueva estructura de la Conferencia Episcopal Española. Por José Luis Palacios.

El obispo Gómez Cantero a su compañero Antonio Algora. El obispo consiliario de la Acción Católica, Antonio Gómez Cantero, ha recuerda a Antonio Algora, fallecido el pasado 15 de octubre, y antecesor suyo en la sede episcopal de Teruel y Albarracín y con quien coincidió, además, en la comisión episcopal de Apostolado Seglar.

Opinión •  Impulso global por otra economía. Los días 19, 20 y 21 de noviembre de 2020 tendrá lugar el evento The Economy of Francesco, inicialmente previsto para marzo y pospuesto debido a la pandemia. Nos lo cuenta Isaías Hernando, presidente de la asociación Economía de Comunión.

Experiencia •  Enfangados contra la COVID-19. La pandemia nos encontró ya «enfangados en algún que otro lodo», que Francisco anda levantando con la parroquia de los Desamparados de Alicante. En abril, y hasta que pasamos a la fase 1, pusimos en marcha el proyecto Solidaridad ante el «zarpazo económico» de la COVID-19. Por Roque Cañizares, de la parroquia de los Desamparados.

Cultura •  El sabor de la fraternidad. ¿A qué sabe la fraternidad? ¿Alguien podría definir su sabor? Si nos atuviéramos solo al uso de este sentido para descifrar los componentes gustativos que la conforman, seguro que nos ajustaríamos exclusivamente a las sensaciones físicas y a nuestra percepción personal, relacionándola con momentos concretos de nuestra vida, con personas determinadas con las cuales hemos establecido vínculos. Por Pino Trejo, de la HOAC de Canarias.

El cuidado de la creación •  Colmena laboriosaPor Araceli Caballero, periodista.

La Mundialización •  Salarios justos en Europa, aportación de Francisco Porcar, militante de la HOAC de Segorbe-Castellón.

El Termómetro •  Economía y fraternidadpor Jesús Espeja, teólogo.

El Evangelio en tu vida •  Con el artículo Venid, benditos, de Juan Mari Lechosa, consiliario de la HOAC de Bilbao.

Libros  Metáfora del capitalismoBerchmans Garrido reseña el libro Amianto, de Alberto Prunetti.

Cine •  Pionera de la igualdadPor Susana García, profesora de religión.

In memoriam •  Caminemos en esperanza. Recordamos a militantes de la HOAC, amigos y familiares que nos han dejado en estos meses recientes. Por Fernando Díaz Abajo, consiliario general de la HOAC.

 

Caminemos en esperanza

Iglesia

Caminemos en esperanza

01 noviembre 2020

David García Martín, consiliario de Palencia, el 31 de marzo. Mariana, madre de Juani Sosa, militante de Canarias, el 31 de marzo. Jesús Sedano, consiliario de la Rioja, el 1 de abril. Custodia García, la madre de Pepe Pinteño, militante de Alicante, el 6 de abril, y su padre, José Ramón, el 31 de agosto. Guillerma, militante de Coria-Cáceres, el 8 de abril, igual que Benita, la hermana de Ramiro Vega, militante de Barcelona. La madre de Cami, militante de Astorga, el 24 de abril.

Juan Luis Gallego Hurtado, antiguo militante de Sevilla, el 30 de abril. Ángel Alcázar, antiguo militante de Barcelona, el 8 de mayo. Carmen Arias, militante de Córdoba, el 29 de mayo. Leonor, madre de Bartolomé Mateos, militante de Jaén, el 29 de junio. María del Carmen, hermana de Goyo, militante de Soria el 30 de junio. Goyo ha vivido también en este tiempo la muerte de su cuñada y su nuera.

Luciano Calatrava, consiliario de Almería, el 30 de junio. Pepe Soler, sacerdote de Jaén vinculado a la HOAC, el 30 de julio.

Pedro Casaldáliga, obispo, el 8 de agosto.

Tito, militante de Plasencia, el 8 de octubre.

Antonio Algora, obispo, padre, amigo, hermano y compañero, el 15 de octubre, víctima de la COVID.

Todos ellos nos han regresado a la casa del Padre en este tiempo en que la vida se vende cara, y en el que la ternura solo se puede ofrecer y acoger en la distancia. Muchos de ellos no han podido ser acompañados en sus últimos momentos, ni hemos podido sentir el consuelo necesario ante su pérdida hasta que ha pasado bastante tiempo. No llenaremos –no se puede– el hueco que dejan en nuestra vida, pero aprenderemos a vivir con él.

Todos ellos nos han dejado, cada quien a su manera, algo precioso e irrepetible sin lo que nuestra vida hubiera sido bien distinta. Somos, también, lo que hemos vivido y compartido con ellos y ellas.

De cada uno podríamos hacer una semblanza que desgranara su aprecio por la vida mostrando cómo han entregado la suya, y no acabaríamos.

Estos no son tiempos fáciles –¿cuáles lo son?– pero por eso mismo son los tiempos de la esperanza, son los tiempos de mantener encendida esa débil llama que, como una pequeña candela continúa encendida ofreciendo algo de luz en medio de tanta oscuridad. Cuando se vislumbra la tentación de desesperar es cuando más propiamente podemos hablar de esperanza. Donde ninguno de nuestros argumentos ofrece respuestas, solo podemos abrir camino a la experiencia de la misericordia entrañable de nuestro Dios, que hizo carne de nuestra carne la esperanza en la vida de Jesús de Nazaret, empujada sin remisión a la resurrección.

La vida de estos hermanos y hermanas nuestras ha estado plagada de esa esperanza encarnada en lo cotidiano del encuentro y de la lucha, del amor y del abrazo, de la compasión y la justicia, de la fraternidad y la fiesta. La vida de estos hermanos y hermanas nuestras son para nosotros caminos abiertos de esperanza que siguen gritando con fuerza la victoria del amor entrañado de nuestro Dios, y la fuerza del Resucitado que sigue actuando en medio de la historia y de la Historia.

La vida de estos hermanos y hermanas nuestras nos sigue mostrando que vale la pena –y la alegría– entregar la vida por amor para que otros puedan vivir, como ellos entregaron la suya para la nuestra.

Y, por eso, nuestro dolor se transforma en esperanza que encamina de nuevo nuestra vida al encuentro y al abrazo con quienes ellos abrazaron, con quienes Dios abraza cada día.

Recordar, como hacemos este mes, a nuestros difuntos, es volver a pasar por el corazón la vida compartida con ellos, y agradecer cuanto de ellos recibimos, y orar por ellos en la esperanza de la resurrección y recibir todo lo bueno que sembraron como la mejor herencia que pueden dejarnos: la tarea de seguir siendo, tras los pasos del Resucitado, cuidadores de la esperanza, y sembradores de vida.

La palabra de Dios que proclamamos en la Eucaristía de cada domingo este mes nos sitúa en esa clave de esperanza, para reconocer la bienaventuranza en la vida de nuestros hermanos y hermanas difuntos, para invitarnos a descubrir la necesidad de la esperanza en nuestro mundo, y animarnos a suscitarla. Para no olvidarnos de transitar caminos de fraternidad y de justicia, caminos de amor al prójimo, que nos ponen junto a Dios.

La mejor manera de recordarlos y de sentir que viven con nosotros es acoger esa esperanza que nos enseñaron, y seguir encarnándola en la vida cotidiana. La mejor manera de acoger la herencia que nos dejan es hacer nuestro todo aquello que movió sus vidas, y en el encuentro con el Resucitado volver a encarnar la esperanza que nuestro mundo necesita.

Y en ese camino de esperanza, el dolor primero de su recuerdo, se irá transformando en una sonrisa de amor y gratitud.

El papa Francisco lo recuerda en la reciente encíclica Fratelli tutti, en el número 55, cuando dice: Invito a la esperanza, que «nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna». Caminemos en esperanza.

 

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La HOAC da la bienvenida al obispo Abilio Martínez, nuevo responsable de la Pastoral del Trabajo de la Iglesia española

Nota de prensa

La HOAC da la bienvenida al obispo Abilio Martínez, nuevo responsable de la Pastoral del Trabajo de la Iglesia española

09 julio 2020

La Comisión Permanente de la HOAC muestra su gratitud por el servicio y el compromiso de Abilio Martínez, obispo de Osma-Soria, como nuevo responsable de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Releva a Antonio Algora, obispo emérito de Ciudad Real, quien ha dedicado más de 30 años de su ministerio a esta pastoral. 

Esta realidad pastoral se enmarca en la nueva Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción Humana, en esta etapa de la Iglesia española, iniciada en la Asamblea Plenaria de marzo de 2020 con la elección del cardenal Juan José Omella, presidente de la CEE; la renovación de todos los cargos -excepto el del secretario general-; los nuevos estatutos y estructura. La HOAC, movimiento de Acción Católica especializada reitera su disponibilidad a seguir colaborando en las tareas comunes, especialmente en aquellas encomendadas como movimiento de trabajadores y trabajadoras cristianos de la Acción Católica para la Pastoral Obrera en una Iglesia en salida.

La clave del trabajo

El trabajo es un lugar humano, eclesial y teologal que debe tener su centralidad en la misión de la Iglesia para preservarlo, promover la dignidad de la persona y el cuidado de la casa común (cf. Laudato si’, 124-129). Los retos del mundo del trabajo reclaman la presencia de la Iglesia. En esta nueva etapa de la Iglesia española, siguen plenamente vigentes las exigencia de un trabajo decente que garantice el cuidado de la vida, denunciando las distintas situaciones que atentan el debido respeto a cada persona trabajadora (cf. Evangelii gaudium, 53-60) y agreden a la naturaleza. Además, el impacto de la COVID-19 en el mundo del trabajo está provocando un profundo descarte de personas que, según estimaciones de la OIT, será más grave de lo estimado.

En este sentido, el Consejo Asesor de Pastoral Obrera, uno de los espacios de participación de la HOAC, junto con la Juventud Obrera Cristiana, Hermandades del Trabajo y responsables autonómicos de esta tarea de la Iglesia en el mundo del trabajo, reunido recientemente, tuvo la oportunidad de dar la bienvenida a Abilio Martínez además de abordar el diálogo sobre la convocatoria de las próximas jornadas de reflexión y formación de Pastoral Obrera, previstas para noviembre de 2020. Su eje temático será una mirada, a la luz de la encíclica Laudato si’, de la nueva realidad del mundo del trabajo.

Agradecimiento a Antonio Algora

La HOAC agradece profundamente el ministerio y la vida entregada por Antonio Algora, obispo emérito de Ciudad Real y responsable de la Pastoral Obrera durante todo este tiempo, en este servicio a la Iglesia y al conjunto de la sociedad, siempre cercano a las realidades y problemáticas de las trabajadoras y los trabajadores y de sus organizaciones y movimientos. La HOAC se ha sentido acompañada por un buen pastor en multitud de momentos y ocasiones en la vida y misión del movimiento y sus militantes laicos.

Pastoral Obrera | El trabajo ha de seguir estando en el centro de la misión de toda la Iglesia

Iglesia

Pastoral Obrera | El trabajo ha de seguir estando en el centro de la misión de toda la Iglesia

01 diciembre 2019

Comunicado de las XXV Jornadas Generales de Pastoral Obrera. 

Con el objetivo de conmemorar el XXV aniversario de la publicación del documento de la Conferencia Episcopal Española La Pastoral Obrera de toda la Iglesia, hacer balance del camino que se ha recorrido, y concretar el proceso a seguir en la misión de la Pastoral Obrera en el mundo del trabajo y en la Iglesia hoy, se han celebrado las XXV Jornadas Generales, en El Escorial, del 29 de noviembre al 1 de diciembre de 2019, presididos por Monseñor Antonio Algora, obispo responsable del Departamento de Pastoral Obrera, con asistencia de Luis Manuel Romero, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS) y participación de más de 150 personas de más de 34 diócesis.

Acogemos con agradecimiento esta historia de fidelidad evangélica y presencia samaritana en el mundo del trabajo. Nuestra celebración y nuestra misión quieren ser, como dice el papa Francisco, “memoriosa”, por eso lo primero ha de ser el agradecimiento a hombres y mujeres que desde su compromiso de fe han decidido a lo largo de estos años acompañar la vida del mundo obrero. Este es el punto de partida. En las vidas entregadas de tantos militantes junto a sacerdotes, religiosos, obispos, reconocemos agradecidos el don del amor y  la misericordia de Dios para todos, especialmente para quienes son víctimas de la precariedad, el empobrecimiento y la deshumanización que sigue sufriendo, también hoy, el mundo obrero y del trabajo.

Hoy se ha intensificado y se recrudece esta situación de inhumanidad. Los retos de la nueva revolución industrial y de la robotización del empleo, siguen reclamando la presencia de la Iglesia. Reconocemos el trabajo como lugar humano, como lugar eclesial, como lugar teologal, y por eso el trabajo humano como principio de vida ha de seguir estando en el centro de la misión de toda la Iglesia. La iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente” fruto de este camino recorrido, manifiesta la necesidad de seguir siendo Iglesia en el mundo obrero, y nos pide una apuesta decidida por el trabajo decente, también al interior de la Iglesia, como exigencia de la fe.

Para poder realizar nuestra misión eclesial, es necesario afrontar el reto que la individualización en la vida personal y social, supone para la dignidad de la persona. Es necesario construir un proyecto de humanización con todos los trabajadores y trabajadoras que plante cara a la desigualdad y el empobrecimiento creciente, aportando el valor y el sentido del trabajo como principio de vida:

Somos urgidos a vivir una nueva etapa evangelizadora, que proclame que el trabajo es para la vida, que reclame un trabajo decente que permita construir una sociedad humana; que denuncie las agresiones normalizadas e invisibilizadas de la siniestralidad laboral; que plante cara a la inequidad que genera violencia, y para ello hemos de posibilitar el nacimiento de un nuevo orden económico y social, donde junto a la lucha contra la pobreza y sus causas, contra la precariedad vital, seamos capaces de cambiar personal y globalmente nuestra relación con la creación, porque convertimos nuestras prácticas cotidianas y nuestros estilos de vida.

Para ello hemos acordado poner en marcha un proceso sinodal de mirada a la realidad, que ponga rostro a esta situación, desde el que habremos de concretar, junto a nuestros obispos, las respuestas pastorales que como Iglesia estamos llamados a ofrecer.

Somos urgidos por el amor de Cristo, a acompañar como Iglesia la vida las trabajadoras y trabajadores empobrecidos, a generar una nueva manera de pensar, sentir y vivir; una nueva mentalidad que haga que las instituciones vuelvan a estar al servicio de las personas y de sus necesidades humanas y, para ello, somos enviados a construir otra manera de vivir con nuestro testimonio.

El Escorial, 1 de diciembre de 2019. Primer domingo de Adviento

XXV aniversario de la Pastoral Obrera. Un recorrido con mucho futuro

Iglesia

XXV aniversario de la Pastoral Obrera. Un recorrido con mucho futuro

29 noviembre 2019

Antonio Algora | Obispo emérito de Ciudad Real y responsable de la Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española.

Haciendo memoria de cómo pudo ser la redacción de un documento sobre Pastoral Obrera y con este título: La Pastoral Obrera de toda la Iglesia (POTI), por parte de la Conferencia Episcopal, hay que mirar agradecidos al Magisterio Pontificio y muy especialmente a san Juan Pablo II que, en aquellos años de las dos últimas décadas del siglo pasado, tuvo su mirada de «obrero polaco» sobre «lo que estaba pasando».

Así nos habló entonces dedicando una encíclica al trabajo humano: «Por eso, hay que seguir preguntándose sobre el sujeto del trabajo y las condiciones en las que vive. Para realizar la justicia social en las diversas partes del mundo, en los distintos países, y en las relaciones entre ellos, son siempre necesarios nuevos movimientos de solidaridad de los hombres del trabajo y de solidaridad con los hombres del trabajo. Esta solidaridad debe estar siempre presente allí donde lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo, la explotación de los trabajadores, y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre. La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa, porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la “Iglesia de los pobres”» (Laborem exercens, 8).

La Conferencia Episcopal venía trabajando en sucesivas reflexiones compartidas con los agentes de pastoral, siendo sus frutos los documentos Católicos Laicos Iglesia en el Mundo, La Caridad en la vida de la Iglesia, La Iglesia y los Pobres y La Pastoral Obrera de toda la Iglesia (noviembre, 1994). Un estilo de trabajo en la pastoral de los Obispos que nos permitía encarar las realidades sociales consecuencia de la «globalización» en la que estamos inmersos.

«Conscientes de la situación por la que atraviesan los trabajadores, y animados por las personas y grupos que prestan su servicio en la evangelización del mundo del trabajo, nos decidimos, hace ya tiempo, a abrir un proceso de reflexión sobre la Pastoral Obrera, que debía confluir en una Asamblea Plenaria dedicada a este tema (POTI 2).

Además «las crisis» y las salidas siempre insuficientes han sido, en estos veinticinco años de vertiginosas trasformaciones, una llamada constante sentida en la Iglesia para acompañar, lo diré con palabras del papa Francisco refiriéndose a los emigrantes: «Acoger, proteger, promover e integrar», en definitiva, mantener viva la atención sobre la realidad del mundo del trabajo en sus, ahora más que nunca, formas de vida de ese día a día marcado por la pérdida de derechos laborales, la precariedad, la exclusión y la caída en la pobreza extrema de personas y familias, y aun de poblaciones enteras.

En España se han decretado numerosas reformas laborales que han deteriorado progresivamente los derechos de los trabajadores. Dicen los expertos que las crisis económicas tienen sus raíces en múltiples variables: movimientos de capitales, consiguiente financiación de la producción, el consumo de bienes y servicios nacionales y, sobre todo, internacionales, como nos muestran los gráficos de la evolución del producto interior bruto de los países, en sus constantes picos de sierra. Algunos expertos califican de paños calientes las reformas de las condiciones laborales de los trabajadores, aduciendo que dichas reformas no resuelven el problema del paro y no logran la creación significativa de puestos de trabajo.

Ante esta tremenda complejidad de situaciones, ¿qué hemos logrado en el trabajo pastoral que se venía haciendo y que dio carta de naturaleza al documento de 1994 (POTI)?

Substancialmente, la Conferencia Episcopal asumía 32 propuestas pastorales agrupadas en cuatro apartados: 1) Presencia de la Pastoral Obrera en la vida y misión de la Iglesia. 2) Presencia de la Pastoral Obrera en la sociedad. 3) Formación de militantes obreros cristianos. 4) Extensión de la Pastoral Obrera. Las once propuestas del primer apartado: «Presencia de la Pastoral Obrera en la vida y misión de la Iglesia» dieron oficialidad a la Pastoral Obrera para toda la Iglesia y llamaron a la acción a todos los miembros del Pueblo de Dios para estar atentos a lo que está pasando y, además, por estar insertos en esas cuatro quintas partes de la población que trabaja por cuenta ajena.

Metidos en la brega de extender, en los primeros años de los 90 del pasado siglo, los equipos parroquiales de Pastoral Obrera y su participación, junto a los movimientos apostólicos obreros, se logró la instauración de las delegaciones y secretariados diocesanos que, con su organización y tareas, han sido eficaces para extender la Pastoral Obrera en la Iglesia.

Ya desde los primeros años, surgió la cuestión de qué abarca hoy el concepto «obrero», la cuestión de quién se siente hoy «obrero». Que nos hizo ver, efectivamente, qué cambios se han producido en nuestra sociedad y cómo se han trasformado las condiciones laborales y los hábitos en la producción y en el consumo, en cómo afecta a la persona del trabajo y a las clásicas relaciones de solidaridad que caracterizaron al movimiento obrero en el pasado.

Desde este ángulo de visión estamos coincidiendo con las demás voces que desde dentro y fuera de la Iglesia estamos hablando del «cambio antropológico» que se ha producido en nuestra sociedad, pues efectivamente la omnipresente «matriz cultural», que ha extendido este sistema económico social que abarca todos los ámbitos de la persona, hace que estemos envueltos en la rueda de la producción y el consumo, forzados a lograr los medios económicos, siempre insuficientes, para satisfacer unas necesidades que se nos crean y que se hacen imprescindibles, cuando en sí mismas no lo son.

La persona del trabajador, varón y mujer, desigualmente tratados, quedan sujetos a la tiranía de unos estilos de vida imposibles de mantener por buena parte de la población, que sucumbe ante el señuelo de una riqueza que parece estar al alcance de todos y que le reduce a ser un individuo, hasta culpable, de las horas que no puede echar en cualquier clase de empleo, precario, mal remunerado, sin continuidad ni estabilidad suficientes para proyectar una familia, un techo, unos hábitos de vida verdaderamente humanizadores.

La Iglesia está llamada a denunciar los mecanismos de este sistema que mata –como gráficamente describe el papa Francisco– y anunciar ofreciendo una «nube de testigos» que viven libres de esta corrupción de la vida humana y que crecen continuamente en solidaridad con sus hermanos y hermanas del trabajo.

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