Bautismo del Señor • 7 enero 2024
El Bautismo es el acontecimiento que irradia toda la vida de Jesús, y el nuestro está íntimamente vinculado a de él. En los evangelios son relatos cagados de fuerza histórica. «Pero yo me pregunto, con algo de duda, y les pregunto ustedes: ¿Cada uno de nosotros recuerda la fecha de su bautismo?».
2º Domingo del Tiempo Ordinario • 14 enero
Finalmente, si es necesario y urgente que exista un testimonio vivo cristiano y obrero al mismo tiempo, por fuerza para ser cristiano ha de ser testimonio de fidelidad a Cristo, y para ser obrero ha de ser testimonio de fidelidad a la clase obrera. No basta para ser testimonio obrero que los que lo den sean ellos obreros; si por su actitud vital y por sus aspiraciones, éstos no estuviesen encarnados en la clase obrera, seguirían siendo un testimonio ajeno a esta, un testimonio tan desclasado como los que lo diesen, y por tanto un «contratestimonio» (Rovirosa OC IV, pág. 122).
3er Domingo del Tiempo Ordinario (21 enero)
Estamos dispuestos a abandonarnos –sin miedo– a la escucha de «sígueme», como si hoy fuera por primera vez. El sígueme de Jesús, siempre es nuevo e inédito.
4º Domingo del Tiempo Ordinario (28 enero)
…nos alegramos de que la Iglesia tome una conciencia cada vez más viva de la propia forma, esencialmente evangélica, de colaborar a la liberación de los hombres. Y ¿qué hace? Trata de suscitar cada vez más numerosos cristianos que se dediquen a la liberación de los demás.
5º Domingo del Tiempo Ordinario (4 febrero)
El contacto, la escucha, la relación humana, el encuentro, son sanadores. Todos los necesitamos. Para ello hace falta la cercanía vital, la encarnación, compartir la vida. Muchas veces pensamos que la humanización de nuestra vida requiere de acciones grandiosas. En realidad son los pequeños gestos humanizadores los que nos ayudan a avanzar. Lo proclamamos así en el salmo responsorial (146) de la Eucaristía de hoy: Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
6º Domingo del Tiempo Ordinario (11 febrero)
Con este domingo 6º se interrumpe el tiempo ordinario para dar paso al miércoles de ceniza comenzando así la celebración del tiempo cuaresmal.
1er Domingo de Cuaresma (18 febrero)
Cuaresma: tiempo de ir al desierto de nuestro corazón; tiempo de tener tiempo para aclararnos más y más en qué estamos embarcados los cristianos desde nuestro bautismo; tiempo de pasar por el corazón a qué nos comprometimos en la HOAC, algunos hace ya tiempo…
2º Domingo De Cuaresma (25 Febrero)
Los cristianos podemos llegar en nuestro compromiso hasta el final porque Él, Jesús ¡siempre estará con nosotros! Y la gloria que nos mostró en la montaña se nos aparecerá una y otra vez incluso en los momentos en que nos encontremos tan asustados y perdidos que no sepamos qué decir… ni qué hacer.
3er Domingo De Cuaresma (3 de marzo)
Templos convertidos en mercados; cuerpos vivientes hechos esclavos de la maquinaria productiva… y ahí nosotros, los cristianos, devorados por una creciente sed de justicia que no llega, que nos ahoga… Y así vamos sedientos hasta que llegue la Pascua del amado, ¡su resurrección bendita!
4º Domingo de Cuaresma (10 de marzo)
La cruz de Jesús es la prueba indeleble del amor de Dios por nosotros: «Si Dios está a nuestro favor, ¿quién podrá estar en contra? Aquel que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo es posible que con él no nos lo regale todo? ¿Quién será el fiscal de los elegidos de Dios? Dios, el que perdona. Y ¿a quién tocará condenarlos? Al Mesías Jesús, el que murió, o, mejor, resucitó, el mismo que está a la derecha de Dios, el mismo que intercede en favor nuestro…» (Rm 8, 31ss).
5º Domingo de Cuaresma (17 de marzo)
Nos encontramos en los días previos a Pascua. Jerusalén es un bullir de gentes: judíos y paganos, prosélitos (paganos convertidos al judaísmo) o simples simpatizantes… Pues bien, resulta que algunos griegos, que habían venido a Jerusalén para dar culto en el templo, descubren a Jesús y renuncian a su propósito. Comienzan a acercarse las ovejas que no son del recinto de Israel (10, 16).
Celebramos este fin de semana el comienzo de la Semana Santa con el Domingo de Ramos. No es una festividad ingenua, una burrita y palmas pueden ser los símbolos más llamativos… pero detrás se cuece el drama; por esta razón la Iglesia nos propone la pasión como lectura a continuación del relato de la entrada de Jesús en Jerusalén.
Celebramos la Cena de Jesús con el Evangelio de San Juan que, justamente, no cuenta la Última Cena como en los evangelios sinópticos; nos relata un hecho imponente el lavatorio de los pies en el contexto de una larga comida. Jesús hace algo impropio de un varón judío: lavar los pies, trabajo de mujeres (nada valoradas) o de esclavos o esclavas: sin embargo, es el servicio a las demás personas signo de identidad de quienes nos llamamos cristianos o cristianas.
Nos colocamos en presencia de la cruz, representa toda la generosidad de un Dios que no rehuyó ninguna de las consecuencias de la encarnación. Tampoco de la cruz, mirarla hosca simple y sencilla no distrae y nos da la dimensión real del compromiso del Dios de Jesús con la humanidad.
Los signos de la presencia del Resucitado se hacen visibles en la vida obrera: seguro que tienes signos (con sus rostros y nombres) en tu barrio o pueblo que tú puedes reconocer y agradecer en tu vida cotidiana. Que tu oración parta hoy de ellos.
Guillermo Rovirosa decía que no es posible ser apóstol del mundo obrero si no se toman en serio los sufrimientos y deseos de los trabajadores. Es decir, si no se les mira con una mirada llena de amor y de verdadera misericordia.
Para resucitar en Cristo antes tenemos que haber subido con Él al Calvario, haber padecido los azotes y la coronación de espinas, haber servido de mofa y de escarnio al populacho y haber sido perseguidos por los que se dicen defensores del orden, de la paz y de la justicia. Resucitar con Cristo es para todo cristiano vivir íntegramente y en su totalidad las veinticuatro horas de cada día, una vida honrada, santificada por la Gracia.
Juan coloca la imagen de Jesús desde el «yo soy» que recuerda a la presencia de Dios que se expresa en la zarza ardiendo de Moisés. Aparece, también, la contraposición entre el «buen pastor y el mercenario» y por otra parte aparece la relación de «conocer y dar la vida». Conocer es unión, es compromiso, es implicación, como diríamos nosotros es «sentir con». El summum del «sentir con» es la encamación y dar la vida, la entrega de la vida, ese es el buen pastor.
Pedimos al Espíritu Santo que prepare nuestro corazón, nuestros sentidos, para la escuchar la Palabra. ¿Escucharla para qué? Para que nos acerque a tener «los mismos sentimientos que tuvo Jesús». Que nos ayude a «sentir con Jesús» y eso nos transforme, nos «convierta». Oremos dejando reposar nuestro corazón en el de Jesús, el Señor; hay que callar y dejarle hablar. «Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y esta habla siempre en eterno silencio y en silencio ha de ser oída del alma» (san Juan de la Cruz). Paremos donde nos resuene la palabra y no nos dejemos «agobiar» por las muchas que pueda haber.
“A veces perdemos el entusiasmo por la misión al olvidarnos que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno” (Papa Francisco, EG 265).
La Ascensión no es más que un aspecto de la cristología pascual. Resurrección, Ascensión, glorificación, Pentecostés, apariciones… constituyen una sola realidad. Nos habla del hombre de Galilea, crucificado… ese ha sido transformado y ni la injusticia, ni la muerte han podido con él, está vivo y somos sus testigos.
Pentecostés no es más que un aspecto de la cristología pascual. Resurrección, Ascensión, glorificación, Pentecostés, apariciones… constituyen una sola realidad, esta de una importancia clave. Nos habla del hombre de Galilea, crucificado… ese ha sido transformado y ni la injusticia, ni la muerte han podido con él.
8º Domingo del TO Santísima Trinidad
La Comunión preside las relaciones de las tres divinas Personas de la Trinidad Beatísima, y por esta Comunión podemos decir que Dios es amor, y porque es amor es Comunión. Para poder transportar esta Comunión (que de tres hace uno) desde el cielo a la tierra, Dios se hizo hombre y entró en Comunión con la naturaleza humana, para que por Cristo los hombres pudiéramos entrar en Comunión unos con otros y con Dios.
9º Domingo del TO Corpus Christi
Dos cosas pretendía esta festividad que viene del siglo XIII: fomentar la devoción a la Eucaristía y confesar públicamente la presencia real de Jesucristo en el pan y el vino. Las lecturas, sin restar importancia a estos aspectos, centran la atención en el compromiso del cristiano con Dios, sellado con la vida, la muerte y resurrección de Jesús, celebrado, como memorial, con su Cuerpo y Sangre presente en la Eucaristía. ¿Qué puede significar hoy esta fiesta?
10º Domingo del Tiempo Ordinario
Después de estas dos solemnidades, de la Santísima Trinidad y del Corpus Christi, que nos han introducido en la segunda parte del tiempo ordinario, regresamos a la normalidad. Si recordamos, lo dejamos allá por el domingo 6º, antes de la Cuaresma. La “normalidad”, del Tiempo Ordinario, podríamos decir, que empieza ahora y el color verde litúrgico se hará notar.
11º Domingo del Tiempo Ordinario
El gran tema es el trabajo. Lo verdaderamente popular –porque promueve el bien del pueblo– es asegurar a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna (Papa Francisco FT 162).
12º Domingo del Tiempo Ordinario
Y para que el pan fermente, no hay más remedio que hacer desaparecer la levadura, absorbida y confundida con la masa; que se hagan completamente inseparables; que la levadura se convierta en masa, como el resto de la masa, y esta entonces será masa «viva», vivificada por el impulso vital que la levadura habrá trasmitido con su contacto. Pero si la levadura tiene miedo de la masa, entonces salen unos panes más duros que hechos de hormigón (Rovirosa OC TV 499).
13º Domingo del Tiempo Ordinario
Y, como yo conozco la receta, sería una crueldad estúpida que no os la diera. Es un golpe que nunca falla, ni puede fallar. Y además sencillo. Consiste en pedirlo con fe y activamente al Dueño del local; pero no hay que confundir el propietario con el Dueño. Por eso algunos se equivocan y no tienen éxito. Si el local ha de ser para el servicio de Dios y Dios es el dueño de todos los locales, no dudo un momento de que Él lo pondrá; como he dicho, pedírselo con fe y activamente; con fe confiada y segura de que Él puede darlo; y activamente, poniendo todo nuestro entendimiento y toda nuestra voluntad a Su Servicio, y ya veréis cómo donde menos lo esperabais, ¡salta la liebre!
14º Domingo del Tiempo Ordinario
«Dejémonos estimular por los signos de santidad que el Señor nos presenta a través de los más humildes miembros de ese pueblo que “participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad”» (Papa Francisco GE 8).
15º Domingo del Tiempo Ordinario
Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (Papa Francisco EG 20).
16º Domingo del Tiempo Ordinario
Ahora, en cambio, en Cristo Jesús y gracias a su muerte, los que antes estaban lejos, han sido acercados. Porque Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos uno solo, destruyendo el muro de enemistad que los separaba. Él ha anulado en su propia carne la ley con sus preceptos y sus normas. Él ha creado en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad, restableciendo la paz (De la carta a la comunidad de Éfeso, 2,13-18).
17º Domingo del Tiempo Ordinario
El pobre cristiano es el que comunica sus propios bienes a otros que los necesitan o los desean y no consiste tanto en dar como en compartir. La fracción del pan es su símbolo perfecto. El «espíritu de pobreza» manifiesta el amor cristiano en el compadecer (padecer con), y conduce necesariamente a anteponer las necesidades y los deseos de los que se ama a los propios deseos y a las propias necesidades (Rovirosa, OC, T.I 145).
18º Domingo del Tiempo Ordinario
En la Eucaristía lo creado encuentra su mayor elevación. La gracia, que tiende a manifestarse de modo sensible, logra una expresión asombrosa cuando Dios mismo, hecho hombre, llega a hacerse comer por su criatura. El Señor, en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia. No desde arriba, sino desde adentro, para que en nuestro propio mundo pudiéramos encontrarlo a él (Laudato si’, 236).
19º Domingo del Tiempo Ordinario
Llamados a iluminar y a comunicar vida, finalmente se dejan cautivar por cosas que sólo generan oscuridad y cansancio interior, y que apolillan el dinamismo apostólico. Por todo esto, me permito insistir: ¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora! (Papa Francisco EG 83).
20º Domingo del Tiempo Ordinario
La sabiduría… dice:
«Vengan a comer de mi pan,
beban del vino que he mezclado.
Dejen la inexperiencia y vivirán,
sigan el camino de la inteligencia».
Del Libro de los Proverbios (9, 1-6)
21º Domingo del Tiempo Ordinario
Cuando Jesús anunció la Eucaristía (que ahora sabemos muy bien lo que quiso decir, pero tal como lo dijo había motivo para desconcertar a cualquier oyente) muchos le dejaron. Jesús preguntó a los doce si ellos no pensaban también en dejarle, y Pedro contestó que a quién irían, si únicamente Él tenía palabras de vida eterna. Me parece que si alguien (entonces) hubiera hecho explicar a Pedro cuáles eran las palabras de vida eterna de Jesús, Pedro se habría visto en un compromiso (Rovirosa, O.C. T.I, 463).
22º Domingo del Tiempo Ordinario
Llevamos los creyentes una doble vida: una que los presenta como sólidas y estables las cosas de la tierra, y como que hay que darles la primacía, siendo remoto e incierto cuanto se refiere a Dios y a sus cosas; y otra, que podemos llamar «labial», pues en ella no intervienen más que los labios, en la que nos complacemos –como la gente– en repetir las fórmulas más acreditadas por los santos, que a ellos les salían del corazón, pero que a nosotros no sabemos de dónde nos salen (Rovirosa, O.C. T.V, 524).
23º Domingo del Tiempo Ordinario
Pero los cristianos no podemos esconder que «si la música del Evangelio deja de vibrar en nuestras entrañas, habremos perdido la alegría que brota de la compasión, la ternura que nace de la confianza, la capacidad de reconciliación que encuentra su fuente en sabernos siempre perdonados‒enviados. Si la música del Evangelio deja de sonar en nuestras casas, en nuestras plazas, en los trabajos, en la política y en la economía, habremos apagado la melodía que nos desafiaba a luchar por la dignidad de todo hombre y mujer» (Papa Francisco FT 277).
24º Domingo del Tiempo Ordinario
Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu: «La principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en la fe que obra por el amor». … por eso se tiene como propio de Dios tener misericordia, en la cual resplandece su omnipotencia de modo máximo» (Papa Francisco, EG 37).
25º Domingo del Tiempo Ordinario
Y no es que el Señor no comunique su poder al hombre; ¡claro que lo comunica, y en medida asombrosa! Lo que pasa es que el poder de Dios solamente pueden recibirlo los que previamente se han puesto a los pies de los demás para servirlos. Así como el padre comunicaba TODO su poder al Hijo, hecho hombre, como nosotros, porque no vino a dominar a la manera humana, ni a ser servido, sino a servir. Esto es maravillosamente sublime. ¿Quién lo hubiera podido sospechar nunca? (Rovirosa, OC TII, pág. 206).
26º Domingo del Tiempo Ordinario
Puesto que la sinodalidad está ordenada a la misión, es necesario que más comunidades cristianas compartan la fraternidad con hombres y mujeres de otras religiones, de otras convicciones y culturas, evitando, por una parte, el riesgo de la autoreferencialidad y de la autoconservación y, por otra, el de la pérdida de identidad. La lógica del diálogo, del recíproco aprender y de la mutua comunicación debe caracterizar el anuncio evangélico y el servicio a los pobres, el cuidado de la casa común y la investigación teológica, convirtiéndose en el estilo pastoral de la Iglesia. –Una Iglesia sinodal en misión. Informe de síntesis. 2e.
27º Domingo del Tiempo Ordinario
Muchas mujeres han expresado su profundo agradecimiento por el trabajo de sacerdotes y de obispos, pero han hablado también de una Iglesia que hiere. El clericalismo y el machismo son un uso inadecuado de la autoridad que continúan ensuciando el rostro de la Iglesia y dañando la comunión. Es necesaria una profunda conversión espiritual como base para cualquier cambio estructural. –Una Iglesia sinodal en misión. Informe de síntesis. 9.f
28º Domingo del Tiempo Ordinario
Pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. La solidaridad entendida en su sentido más hondo es un modo de hacer historia… (Papa Francisco, FT 116).
29º Domingo del Tiempo Ordinario
Esta es la Iglesia que estamos llamados a soñar: una Iglesia servidora de todos, servidora de los últimos. Una Iglesia que no exige nunca un expediente de «buena conducta», sino que acoge, sirve, ama, perdona. Una Iglesia con las puertas abiertas que sea puerto de misericordia. –Homilía en la Eucaristía conclusiva del Sínodo (29/10/23).
30º Domingo del Tiempo Ordinario
La súplica es expresión del corazón que confía en Dios, que sabe que solo no puede. En la vida del pueblo fiel de Dios encontramos mucha súplica llena de ternura creyente y de profunda confianza. No quitemos valor a la oración de petición, que tantas veces nos serena el corazón y nos ayuda a seguir luchando con esperanza. La súplica de intercesión tiene un valor particular, porque es un acto de confianza en Dios y al mismo tiempo una expresión de amor al prójimo. Algunos, por prejuicios espiritualistas, creen que la oración debería ser una pura contemplación (Papa Francisco GE 154).
31º Domingo del Tiempo Ordinario
«Fratelli tutti», escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio. De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro «tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él». Con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite (Papa Francisco FT 1).
32º Domingo del Tiempo Ordinario
Precisamente porque está atento a nosotros, él es capaz de reconocer cada buena intención que tengas, cada pequeño acto bueno que realices. Cuenta el Evangelio que vio “a una viuda de condición muy humilde, que ponía [en el tesoro del templo] dos pequeñas monedas de cobre” (Lc 21, 2) e inmediatamente se lo hizo notar a sus apóstoles. Jesús presta atención de tal modo que se admira por las cosas buenas que reconoce en nosotros. Cuando el centurión le rogaba con total confianza, “al oírlo, Jesús quedó admirado” (Mt 8, 10). Qué hermoso es saber que si los demás ignoran nuestras buenas intenciones o las cosas positivas que podamos hacer, a Jesús no se le escapan, y hasta se admira.
33º Domingo del Tiempo Ordinario
Protégeme, Dios mío, me refugio en ti
Señor, tú eres mi alegría y mi herencia,
mi destino está en tus manos.
Por eso se me alegra el corazón,
hacen fiesta mis entrañas,
y todo mi ser descansa tranquilo;
porque no me abandonarás en el abismo,
ni dejarás a tu fiel experimentar la corrupción.
Y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primero en nacer de la muerte y el soberano de los reinados de la tierra. Al que nos ama y con su sangre nos rescató de nuestros pecados, al que nos hizo linaje real y sacerdotes para Dios, su Padre, a él la gloria y el poder para siempre. Amén…
«Yo soy el Alfa y la Omega –dice el Señor Dios– el que es, el que era y el que está a punto de llegar, el todopoderoso».
Siempre que hablamos de Adviento, hablamos de tiempo de espera, y toda espera es esperanza y más cuando tiene que ver con niños y este niño es esperanza de Dios y esperanza nuestra. Dios nos hace cómplices de su esperanza.
Solemnidad de la Inmaculada Concepción
Toda la existencia de María es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo (Papa Francisco).