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COMUNICADO CURSOS DE VERANO 2014: Oración y compromiso por el trabajo digno para una sociedad decente, fraterna y sostenible

Comunicados, Mundo obrero y del trabajo

COMUNICADO CURSOS DE VERANO 2014: Oración y compromiso por el trabajo digno para una sociedad decente, fraterna y sostenible

02 agosto 2014

Desde el 14 al 23 de julio, hemos celebrado en Ávila, en la Universidad de la Mística (Cites), los Cursos de Verano de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). Son un espacio de oración, diálogo, profundización y convivencia para sacerdotes y seglares. Alrededor de trescientas personas hemos compartido estos cursos cuya temática ha sido” Oración y compromiso por el trabajo digno, para una sociedad decente, fraterna y sostenible”.

En un primer momento, han tenido lugar las Jornadas para sacerdotes, seminaristas y animadores de la fe, bajo el título: “Necesidad de una teología del trabajo en tiempos de crisis y retos que se nos presentan”:

Alvar Miralles, Consiliario General de la Hoac, nos ha dado pistas para “Orar desde la espiritualidad del trabajo”.
Elio Gasda, doctor en Teología y profesor de la Facultad Jesuita de Belo Horizonte, nos ha ayudado a mirar la realidad desde el Evangelio y nos ha insistido en la importancia de la Teología del trabajo para recuperar la dignidad de las personas, como elemento clave para construir una sociedad decente.
Maite Valdivieso, militante y profesora del Instituto Diocesano de Teología Pastoral de Bilbao, nos ha interpelado sobre los retos que se nos presentan ante la situación que estamos viviendo.

Las Jornadas para seglares han tenido dos momentos:

• En un primer momento, hemos tenido un espacio de oración, desde la perspectiva “Orar desde la vida de laicos comprometidos en el mundo obrero y del trabajo”. Para ello hemos contado con las experiencias de precariedad laboral de tres militantes hoacistas: María del Carmen Picón (Sevilla), René Diatta (Getafe) y María del Mar de Haro (Elda, Alicante). Más tarde, Llum Mascaray y Fermín Isaac Rodrigo (Barcelona) han compartido la reflexión sobre “La visión del trabajo en Guillermo Rovirosa”.

• En un segundo momento: Joaquin Nieto, director de la oficina de la OIT en España, nos ha descrito la “Situación actual del mundo del trabajo y sus consecuencias para la vida de las personas”.
Elio Gasda, a través de su reflexión, “Aportación de la Iglesia sobre el trabajo humano como principio de vida”, nos ha interpelado desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, sobre la necesidad de beber de la pedagogía de Dios y de la teología, para darnos cuenta de lo que está pasando con la vida de las personas trabajadoras desde la mirada de Dios.
Finalmente, Charo Castelló, militante de la Hoac de Castellón y Co-Presidenta del MMTC (Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos) centró su exposición en los “Retos que la situación mundial del mundo obrero y del trabajo nos presenta a la Iglesia”.

Junto con nuestra actividad de oración y formativa hemos tenido también ocasión de escuchar y acoger la experiencia de las jóvenes de la Oficina Precaria de Madrid que han compartido su trabajo de reivindicación y lucha con jóvenes parados y su apuesta por la acción y por la esperanza ante la dificultad de la situación laboral de tantos jóvenes hoy.

También, en el marco de estos días hemos tenido la oportunidad de compartir la eucaristía con la iglesia de Ávila y con su pastor, D. Jesús García Burillo, en la Catedral del Salvador y hemos manifestado públicamente en la calle que nuestra sociedad solo podrá ser decente en la medida que sea capaz de procurar trabajo digno para todos los hombres y mujeres que la formamos.

En los espacios de oración, reflexión y diálogo de los cursos, las personas allí presentes hemos podido compartir algunas de las rica experiencia de vida de quienes, en la situación de desigualdad y empobrecimiento actual, están siendo luz y apuestan por la construcción de una sociedad más fraterna.

Hemos visto que millones de hombres y mujeres están desempleados, privados de su derecho al trabajo. Vemos que quienes trabajan con empleo precario e inestable, con largas jornadas laborales y salarios bajos, no consiguen salir de la pobreza; no pueden vivir con dignidad y cubrir las necesidades básicas. Lo vemos porque además somos parte de esa realidad. Lo que nos está pasando lo describía emocionado el Papa Francisco: “No llevar el pan a casa nos roba la dignidad” (Molise, 6/7/2014 Encuentro con trabajadores y pequeños empresarios)

Ante esta situación reclamamos trabajo digno para una sociedad decente, fraterna y sostenible y creemos necesario:

• Repensar el sentido de nuestra humanidad.

• Repensar la economía y la política desde el carácter humanizador del trabajo.

• Recuperar el sentido y el valor profundo del trabajo más allá del empleo.

• Garantizar una renta básica para las familias, mientras no se pueda asegurar empleo digno para todos.

• Luchar por unas condiciones dignas de empleo, por un trabajo decente.

• La necesidad de reformar los fines sociales de la empresa y de impulsar y extender formas no mercantilistas de empresa.

• Entender y defender que el trabajo lo hacen personas, con necesidad de descanso, de familia y de vida social

• Luchar por la defensa y extensión de los derechos sociales, desvincular derechos sociales y empleo.

• Fortalecer y renovar el movimiento sindical, propiciando una nueva cultura sindical.

Para nosotros y nosotras, militantes de la HOAC, Jesucristo es la verdadera propuesta de liberación para los hombres y mujeres del mundo obrero y del trabajo en todo el mundo. Es tiempo de hacer visible al Dios de Jesucristo, de hacer vida su misericordia, su opción en favor de los más pobres, su pasión por todas las personas, su denuncia de la injusticia que niega la dignidad y su apuesta decidida por transformar todo lo que sea necesario para ir construyendo un mundo de hermanos.

Por eso apostamos por poner en marcha, junto con todos los hombres y mujeres de buena voluntad y junto a otros grupos y organizaciones, otras formas de vivir, trabajar y organizar nuestra vida social… que sean signo vivo y real del Reino de Dios y de su justicia. A ello nos comprometemos.

Ávila, 23 de julio 2014

 

Marciano Vidal, teólogo moralista: «La economía exclusivamente financiera es, en sí misma, inmoral»

Mundo obrero y del trabajo

Marciano Vidal, teólogo moralista: «La economía exclusivamente financiera es, en sí misma, inmoral»

02 mayo 2014

Marciano Vidal García* (San Pedro de Trones, León, en 1937) ha sido profesor ordinario en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) y extraordinario en la Academia Alfonsiana (Roma). Entre sus muchos libros, cabe mencionar «Moral de Actitudes» (Ed. PS, Madrid); «Para comprender la Ética cristiana» (Ed. Verbo Divino, Estella); y «Orientaciones éticas para tiempos inciertos» (Ed. Desclée, Bilbao). En la actualidad elabora una magna «Historia de la Teología Moral» (Ed. PS. Madrid), de la que ya han aparecido tres tomos.

–Como teólogo moralista, ¿qué impresión le ha causado la exhortación apostólica «Evangelii Gaudium»?

–Me ha agradado el tono general de optimismo tanto en la expresión como en el contenido. La preocupación del documento no es la pureza de la doctrina en cuanto tal sino la función práctica de esa doctrina y la consecución de la finalidad pastoral. El documento, aunque no es del todo una exhortación apostólica postsinodal, trata de recoger los elementos más sobresalientes del Sínodo de obispos sobre la Nueva Evangelización (2012). «Evangelii Gaudium» (EG) no utiliza la expresión «Nueva Evangelización» sino que prefiere referirse a una «nueva etapa evangelizadora» y a la «novedad permanente» de la evangelización. EG es un texto complejo en su concepción y en su formulación: puede ser situado entre una exhortación apostólica postsinodal y una encíclica programática al inicio del pontificado.

–¿Hay novedades o subrayados que convenga poner de relieve?

–La primera novedad para un teólogo español es que el texto parece haber sido escrito en español, con formas modales del de Argentina. El mismo texto se atreve a crear un neologismo en español: «primerear». Se puede constatar un rasgo peculiar del recién estrenado magisterio del Papa Francisco: el uso del lenguaje directo y hasta gráfico con la capacidad de crear «titulares» de prensa.

Hay novedades en el contenido. Obviamente la mayor innovación pretendida por el papa es crear en la Iglesia la conciencia de misionariedad, desde el imperativo evangélico de «id», de salida, de misión. Para un teólogo moralista, la mayor innovación doctrinal concreta se encuentra en la afirmación de que el principio formulado por el concilio Vaticano II de la «jerarquía de verdades» tiene aplicación también en el campo de la moral: «Esto vale tanto para los dogmas de fe como para el conjunto de las enseñanzas de la Iglesia, e incluso para la enseñanza moral». La conciencia moral cristiana, concretamente la católica, ha estado condicionada por la jerarquización axiológica que aparece en el cuadro aristotélico-escolástico de las virtudes y en el decálogo, con una notable insistencia en los campos de la moral individual, de la moral sexual, de la moral conyugal. Se impone una re-organización y una nueva jerarquización del campo moral. El criterio de esa reorganización, según se insinúa a lo largo de EG, es la vida de los pobres.

–La fuerte denuncia contra el neoliberalismo y contra la financiarización de la economía parece que no deja espacio a justificaciones «católicas» del actual sistema económico internacional. ¿Qué piensa de ello?

–Es de alabar el trabajo del redactor (o de los redactores) de este contenido específico de la exhortación apostólica. Ven la economía actual, sobre todo la de incidencias mundiales, como «una economía de exclusión y de inequidad», frente a la que presentan un no rotundo. La propuesta de solución que se ofrece es la de crear una economía «que, dejando a salvo la soberanía de las naciones, asegure el bienestar económico de todos los países y no solo de unos pocos».

El juicio no ha de referirse al capitalismo en cuanto sistema o forma de organizar la economía. La encíclica «Centesimus annus» (1998), frente a dudas precedentes, dejó claro que para Doctrina Social de la Iglesia una economía de mercado, libre pero al mismo tiempo regulado, y de empresa, libre pero al mismo tiempo regulada, son condiciones estructurales para realizar una economía justa. Por otra parte, la financiación es un elemento necesario para llevar adelante esa forma de economía libre; sobre tal financiación no se puede emitir un juicio negativo. Este ha de ser emitido sobre un tipo de economía capitalista y sobre una forma de financiación que convierten la economía en especulación financiera, dando lugar a la llamada fi-nanciarización de la economía (frente, y en contra, de la economía real: la economía «de» las personas y «para» las personas). Soy del parecer que la economía exclusivamente financiera es, en sí misma, inmoral; lleva consigo el mal moral de la usura. Tengo para mí que la valoración más dura –y más certera– de la economía exclusivamente financiera fue ya escrita con ocasión –y con motivo– de la Gran Depresión de 1929. Me refiero a la encíclica «Quadrage-simo anno» (1931) de Pío XI.

El Papa previó las críticas a su posición tajante y sin distingos a favor de los pobres; por eso, afirma que sus palabras están alejadas del «populismo irresponsable» y a quienes pueden sentirse ofendidos por ellas les confiesa que están pronunciadas «lejos de cualquier interés perso-nal o ideología política».

EG no tiene temor a utilizar la carta de Pablo VI «Octogesima adveniens» (1971). Entre otras referencias, se recoge la afirmación del número 4, la más «sospechosa»: «Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única, como también proponer una solución con valor universal. No es este nuestro propósito ni tampoco nuestra misión. Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación de su propio país» (EG, 184).

–En el número 59 se alude a «las estructuras de pecado». ¿Este concepto ha sido asumido por la teología moral?

–Se asume con normalidad. Es de recordar que ha sido en ámbitos latinoamericanos donde surgió esa sensibilidad y esa teorización. Una aportación específica del magisterio social de Juan Pablo II ha sido el haber asumido y desarrollado la categoría de «estructura de pecado» para valorar la realidad social de la época actual. Es en la encíclica «Sollicitudo rei socialis» (1987) donde aparece con mayor énfasis el uso de «estructuras de pecado». También se encuentra en «Centesimus annus» (1991).

He anotado estos documentos magisteriales para enfatizar la conexión de EG con una gran innovación del magisterio social católico reciente. Hablando, en términos generales, se puede afirmar que la Teología Moral católica ha asumido también esa sensibilidad. Esta afirmación no deja de reconocer la existencia de interpretaciones con matices diversos y hasta la presen-cia de posturas conservadores que prefieren ignorar esa orientación.

–Dos temas se hacen continuamente presente en la exhortación: la felicidad del Evangelio y la misericordia. ¿Tienen algo que ver con la forma de entender y de vivir las leyes morales?

–El papa ha tenido el acierto de conectar esa alegría con la afirmación, muy bien acogida y muchas veces repetida, de Benedicto XVI: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a las vida y, con ello, una orientación decisiva».

Sin rebajar en nada el compromiso ético del Evangelio, la propuesta moral cristiana ha de ser vivida y pensada como la respuesta de seguimiento, alegre y feliz, a una persona. En esa respuesta no cabe el rigorismo. Las situaciones difíciles de conciencia han de ser resueltas mediante el principio misericordia.

Tengo para mí que la gran aportación histórica que aportará –que ya está aportando– el Papa Francisco es situar el Evangelio como el eje central del ministerio petrino. Esta condición evangélica es lo que da la máxima credibilidad y la mayor garantía de renovación al papado de Francisco, una renovación no limitada al cambio de estructuras sino ampliada a la renovación global del espíritu. Es también aquí donde se verifica la coherencia de la actuación con el nombre que el Papa ha asumido. El paradigma cristiano de Francisco de Asís parece que ha vuelto a habitar entre nosotros.

–Hay temas que provienen más de los medios de la comunicación social que de la misma realidad, como por ejemplo el énfasis sobre la homosexualidad. ¿Prevé alguna novedad en el magisterio del Papa Francisco sobre este tema?

–No creo que, en un próximo futuro, haya variación en la doctrina de la Iglesia (¿la puede haber?) sobre la homosexualidad. En cuanto a otros aspectos relacionados con la situación humana y cristiana de las personas con orientación homosexual creo que pueden darse variaciones en un próximo futuro. Señalo las siguientes:

Creo que haría bien la Iglesia católica, en sus diversas formas de manifestación doctrinal y de actuación pastoral, rebajar lo más posible y hasta llegar a eliminar de su horizonte comprensivo la consideración de la condición homosexual como algo viciado en sí mismo. Y ello no solo por ser ofensivo a las personas homosexuales sino también, y sobre todo, porque es una afirmación que no se puede justificar con razones científicas. Creo que es más cristiana la actitud que propuso el cardenal B. Hume: «Dios ama lo mismo a todas las personas, sean de la orientación sexual que sean». Es también muy válida la reacción del Papa Francisco ante una pregunta de los periodistas en el viaje de vuelta de la JMJ: «¡Quién soy yo para juzgar…!».

Sospecho que la Iglesia católica no dará una batalla doctrinal especial frente a las legislacio-nes civiles que propongan (y frente a las que hayan ya propuesto) un reconocimiento jurídico de la unión entre personas homosexuales, sea ese reconocimiento con la forma de pareja heterosexual estable o de matrimonio civil.

El Papa Francisco ya se ha expresado sobre la necesidad de atender pastoralmente a los hijos nacidos en uniones especiales, no consideradas por la Iglesia como matrimonio cristiano. Si hay hijos en las uniones homosexuales reconocidas civilmente ahí hay familia.

Una profundización mayor en la distinción entre la condición homosexual y los comportamientos homosexuales así como en la actitud de misericordia pastoral, aspectos ambos que fueron considerados como novedosos en la declaración «Persona humana» de 1975, ayudarán en el próximo futuro eclesial a encontrar vías de auténtica realización humana y cristiana para las personas con orientación homosexual.

–¿Qué espera del próximo sínodo sobre la familia en relación a los divorciados vueltos a casar?

–Una normalización eclesial de la situación de las personas divorciadas vueltas a casar. Por normalización no entiendo declinar en el ideal evangélico de la fidelidad conyugal y de la estabilidad matrimonial. Pero, tampoco la entiendo como si se tratara únicamente de ofrecer una solución vergonzante a cristianos pecadores.

La cuestión está suficientemente madura, tanto desde el punto de vista teológico como desde las posibilidades pastorales. Yo llegué a creer que el Papa Benedicto XVI iba a dar una solución al problema. El Papa Francisco ya ha aludido a la función iluminadora que pueden tener para la Iglesia católica algunas prácticas de las Iglesias orientales. Opino que siguen siendo válidas, con las normales matizaciones, las orientaciones que propusieron los tres obispos del Alto Rin (diócesis de Freiburg, Mainz, Rottenburg-Stuttgart) en 1993.

 

*El texto completo de la entrevista fue publicado, en italiano, por la revista de Bolonia «Attualità Pastorale» n. 6, día 9 de febrero de 2014, pp. 8-10. Las preguntas fueron formuladas por Francesco Strazzari.
Apuntes del Seminario Internacional de Trabajadores Cristianos de Europa

Iglesia, Internacional

Apuntes del Seminario Internacional de Trabajadores Cristianos de Europa

19 julio 2013

El Responsable de Compromiso y Relaciones Internacionales, Manolo Copé, viajó hasta Alemania para asistir primero al Seminario Internacional del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa y después a la Asamblea del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, en compañía de la presidenta  y el Consiliario de la HOAC, Pino Jiménez, y Àlvar Miralles, respectivamente. Desde la ciudad de Haltern Am See, Manolo Copé  nos ha hecho llegar unos apuntes de la primera parte de su estancia en Alemania, que reproducimos a continuación.

13 de julio de 2013

Llegada, acogida, cena (¡a las seis y cuarto de la tarde!) y presentación de los movimientos presentes en el seminario europeo. La temática del seminario es “La situación de los inmigrantes en Europa ante los restos de la crisis”, uniéndonos así a la reflexión y acción de todo el Movimiento Mundial en torno a la inmigración.

14 de julio de 2013

Comienza el día con la oración que preparamos desde la HOAC, con el texto de la Carta a los romanos, 12, 1-2 “Os exhorto hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; este es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto…”.  Tras el momento inicial Wilfried Wienen, del grupo coordinador del Movimiento de trabajadores cristianos de Europa (MTCE) hizo una presentación del trabajo que se realizó en los seminarios del MTCE en Sevilila y Barcelona en 2007 y 2008.

Tras este recordatorio del trabajo ya realizado al respecto del tema de la inmigración, pasamos a la mesa redonda donde participamos, representantes de Inglaterra, Suiza, Francia y España. Los participantes en la mesa expusimos cuales son los problemas más preocupantes de la población inmigrante en cada uno de estos países.

Respecto a España se destacaron la situación de las más de 58.000 personas que intentan llegar a nuestras fronteras anualmente. La situación de Ceuta y Melilla y sus vergonzosos muros para evitar el paso de personas inmigrantes de África subsahariana, principalmente.

La terrible situación de las personas que están internadas en los CIE’s, por el único delito de no tener regularizada su situación administrativa. Expusimos las cifras de las personas que están retornando a sus países de origen, y las de los españoles que están marchando fuera del país para buscar trabajo y futuro. Además aportamos algunos datos de la tremenda precariedad y las tasas de desempleo más altas que se dan entre la población inmigrante. Expusimos la situación de indefensión en la que se encuentra el cerca de millón de personas que viven en situación irregular porque no tienen en regla los papeles. A esta situación se ha sumado la eliminación del derecho a la asistencia sanitaria pública a este colectivo.

Tras esta mesa redonda intervino Luis Díe, sociólogo de la Universidad Católica de Valencia, que nos expuso la situación de la inmigración en Europa y que aportó pistas para abordar esta realidad.

Tras el receso de la comida (¡¡a las doce y cuarto!!) el movimiento alemán (KAB) expuso la situación de los inmigrantes  en Alemania, haciendo un poco de historia de lo que ha supuesto para el propio país la aportación de las personas inmigrante, desde polacos, a rumanos y búlgaros, pasando por pakistanís, turcos, españoles y portugueses. Lla identidad alemana es una amalgama de nacionalidades, incluso hoy día, ya que se sigue necesitando trabajadores cualificados y no cualificados. También destacó el actual diálogo interreligioso con los musulmanes que conviven en su país.

Al finalizar esta intervención de la KAB, se realizó un role-playing, en donde varios participantes del seminario se pusieron en la piel de personas inmigrantes con dificultades en distintos ámbitos: trabajo, la vivienda, la salud y la escuela

Tras este momento agradable y “divertido” retomamos la mesa redonda de la mañana, aportando las acciones que desde Francia, España, Suiza e Inglaterra se están realizando para trabajar en favor de la integración de las personas inmigrantes. Allí expusimos lo que los militantes de la HOAC, hombres y mujeres, hacen para mejorar las condiciones de vida y trabajo de las personas inmigrantes en España.

Al finalizar esta mesa cenamos y celebramos la Eucaristía llevando al altar la situación de nuestros países: Francia, Inglaterra, Suiza, Bélgica, Alemania, Polonia, Portugal, República Checa, Italia y España… una celebración intensa donde pusimos la música la gente de la HOAC.

Lunes, 15 de julio

Comenzamos el día con la oración preparada por el movimiento portugués, la LOC, movimiento hermano, con el texto del salmo 146 y un fragmento de la encíclica Caritas in Veritate.

Tras la oración continuamos con el juzgar del seminario. El consiliario Johannes Stein de la KAB alemana acompaña la reflexión “El Señor da protección al forastero” donde nos muestra los diversos textos bíblicos, tanto del Antiguo Testamento, como del Nuevo, donde se nos muestra la actitud de los hombres y mujeres creyentes ante los forasteros, ante los inmigrantes. Johannes aludió también al texto de la Gaudium et spes, 66 que nos recuerda que hay que evitar que los trabajadores de otros países sufran discriminación, tanto a nivel de remuneración como de condiciones de trabajo. Las personas no son meros instrumentos de producción…

Tras esta charla nos dividimos en 3 grupos para intentar dialogar sobre los retos que ahora mismo se dan en Europa, respecto a las personas inmigrantes.

Por la tarde tras la comida, pusimos en común el trajo de los grupos y los retos que asumimos.  Migración y derechos sociales en Europa.

Concluimos el seminario con la redacción consensuada de una carta al Papa Francisco sobre el tema de la inmigración y reconociendo su gesto y visita a Lampedusa. Carta que pretendemos dar a conocer a la propia Iglesia (conferencias episcopales, a los medios de comunicación, etc…).

A las 16’30 comenzó la Asamblea del MTCE. En esta Asamblea Charo Castelló, militante de la diócesis de Segorbe-Castellón, finaliza su etapa de presidencia del MTCE. Comenzamos y se plantean las acciones a desarrollar el próximo bienio. Escogemos la imagen que dará unidad la campaña para el día 7 de octubre y las posibles acciones propuestas para desarrollarla. Valoramos también el estado de cuentas del MTCE, la previsión de gastos e ingresos. Aprobamos tanto el balance de 2012 como el presupuesto de 2013.

Y por la noche “La mesa de Europa” donde todos los integrantes compartimos productos típicos de nuestros países. Jamón, queso y vino de La Rioja, fue la aportación de la delegación de la HOAC. Whisky irlandés, chocolates suizos, coñac francés, dulces y cerveza de Alemania… una gozada de velada, compartiendo música y bailes, disfrutando de la fraternidad. Como fueron llegando a lo largo de día responsables de los movimientos de trabajadores de todo el mundo, también acuden al compartir europeo, donde cantamos y bailamos juntos.

Durante el día van llegando los diversos representantes de todos los países del mundo. Cerca de 100 hermanos y hermanas que traen los anhelos y la realidad de sus países en sus maletas.  Hombres y mujeres creyentes y comprometidos con la realidad social y eclesial de sus países: De ÁFRICA: Egipto, Kenia, Uganda, Ruanda, Tanzania, Zambia, Madagascar, Isla de la Reunión, Isla Mauricio, Isla Rodrigues, Benin, Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Ghana, Mali, Níger, Togo, República Centroafricana, Cabo Verde…

DE AMÉRICA: Canadá, EEUU, El Salvador, Guatemala, Cuba, Haití, Martinica, Nicaragua, República Dominicana, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Perú, Argentina… DE ASIA: Corea del Sur, Japón, Singapur, Taiwán, Bangladesh, India, Sri Lanka, Pakistán, Malasia… DE EUROPA: Alemania, Francia, Inglaterra, Portugal, República Checa, Bélgica, España, Suiza, Italia, Luxemburgo.

Martes 16 de julio

Tras la oración de la mañana, comenzamos con la votación para la presidencia del MTCE. Otto Meier es elegido presidente, procede de la KAB (movimiento de trabajadores cristianos alemán).

También elegimos a los nuevos miembros del grupo coordinador del MTCE. Valoramos las candidaturas de Otto y de Charo para el Consejo Internacional, y la propia de Charo Castelló para la presidencia del MMTC, para que la asamblea europea las valore.

Los movimientos damos algunas informaciones de las actividades que tenemos previstas para el próximo curso. Despedimos a los miembros del grupo de coordinación europea que dejan sus cargos: Alfons Collado de ACO España, Lidmila del movimiento de Chequia y Gilles de la ACO de Francia.

Nos dirige unas palabras también Jean Michel, tesorero del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y Betina, secretaria del MMTC. Europa tiene un rol importante en la tarea del MMTC.

Se despide también Charo Castelló, militantes de la HOAC, como presidenta del MTCE que da el relevo a Otto Meier, del movimiento alemán. Durante 4 años ha sido presidenta del MTCE y anteriormente durante 5 años formó parte del grupo coordinador. Un momento emotivo y lleno de emociones contenidas.

Presentamos el vídeo de ” la persona es lo primero”. Y acabamos la mañana con el nuevo grupo de coordinación en la mesa dirigiéndonos la palabra.

De 14’30 a 16’30 estuvimos preparando la Asamblea del MMTC.

Miércoles, 17 de julio

Seguimos el trabajo preparatorio del MTCE para la Asamblea General del MMTC que comienza en el día de hoy con el seminario internacional.

Más información en Noticias Obreras

Presentación general de la Coordinación Internacional: Una mirada de cerca

Contenido de los encuentros en Alemania:  Materiales de Trabajo

Entrevista con militantes de distintos puntos del planeta: Cuatro visiones de una misma tarea

Entrevista a Charo Castelló: “La Iglesia y la economía en Europa”

Encíclica a cuatro manos: “Lumen Fidei”

Iglesia

Encíclica a cuatro manos: “Lumen Fidei”

10 julio 2013

(Radio Vaticano).- “Lumen fidei” – La luz de la fe (LF) es la primera encíclica firmada por el Papa Francisco. Dividida en cuatro capítulos, una introducción y una conclusión, la Carta – explica el Papa – se suma a las encíclicas del Papa Benedicto XVI sobre la caridad y la esperanza y asume el “valioso trabajo” realizado por el Papa emérito, que ya había “prácticamente completado” la encíclica sobre la fe. A este “primera redacción” el Santo Padre Francisco agrega ahora “algunas aportaciones”.
Descarga aquí el texto completo de la encíclica

 

La introducción (No. 1-7) de la LF ilustra los motivos en que se basa el documento: En primer lugar, recuperar el carácter de luz propio de la fe, capaz de iluminar toda la existencia del hombre, de ayudarlo a distinguir el bien del mal, sobre todo en una época como la moderna, en la que el creer se opone al buscar y la fe es vista como una ilusión, un salto al vacío que impide la libertad del hombre. En segundo lugar, la LF – justo en el Año de la Fe, 50 años después del Concilio Vaticano II, un “Concilio sobre la Fe” – quiere reavivar la percepción de la amplitud de los horizontes que la fe abre para confesarla en la unidad y la integridad. La fe, de hecho, no es un presupuesto que hay que dar por descontado, sino un don de Dios que debe ser alimentado y fortalecido. “Quien cree ve”, escribe el Papa, porque la luz de la fe viene de Dios y es capaz de iluminar toda la existencia del hombre: procede del pasado, de la memoria de la vida de Jesús, pero también viene del futuro porque nos abre vastos horizontes.

El primer capítulo (8-22): Hemos creído en el amor (1 Jn 4, 16). En referencia a la figura bíblica de Abraham, la fe en este capítulo se explica como “escucha” de la Palabra de Dios, “llamada” a salir del aislamiento de su propio yo , para abrirse a una nueva vida y “promesa” del futuro, que hace posible la continuidad de nuestro camino en el tiempo, uniéndose así fuertemente a la esperanza. La fe también se caracteriza por la “paternidad”, porque el Dios que nos llama no es un Dios extraño, sino que es Dios Padre, la fuente de bondad que es el origen de todo y sostiene todo. En la historia de Israel, lo contrario de la fe es la idolatría, que dispersa al hombre en la multiplicidad de sus deseos y lo “desintegra en los múltiples instantes de su historia”, negándole la espera del tiempo de la promesa. Por el contrario, la fe es confiarse al amor misericordioso de Dios, que siempre acoge y perdona, que endereza “lo torcido de nuestra historia”, es disponibilidad a dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios “es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres, la historia de la salvación.” (n. 14) Y aquí está la “paradoja” de la fe: el volverse constantemente al Señor hace que el hombre sea estable, y lo aleja de los ídolos.

La LF se detiene, después, en la figura de Jesús, el mediador que nos abre a una verdad más grande que nosotros, una manifestación del amor de Dios que es el fundamento de la fe “precisamente en la contemplación de la muerte de Jesús la fe se refuerza”, porque Él revela su inquebrantable amor por el hombre. También en cuanto resucitado Cristo es “testigo fiable”, “digno de fe”, a través del cual Dios actúa realmente en la historia y determina el destino final. Pero hay “otro aspecto decisivo” de la fe en Jesús: “La participación en su modo de ver”. La fe, en efecto, no sólo mira a Jesús, sino que también ve desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos. Usando una analogía, el Papa explica que, como en la vida diaria, confiamos en “la gente que sabe las cosas mejor que nosotros” – el arquitecto, el farmacéutico, el abogado – también en la fe necesitamos a alguien que sea fiable y experto en “las cosas de Dios” y Jesús es “aquel que nos explica a Dios.” Por esta razón, creemos a Jesús cuando aceptamos su Palabra, y creemos en Jesús cuando lo acogemos en nuestras vidas y nos confiamos a él. Su encarnación, de hecho, hace que la fe no nos separe de la realidad, sino que nos permite captar su significado más profundo. Gracias a la fe, el hombre se salva, porque se abre a un Amor que lo precede y lo transforma desde su interior. Y esta es la acción propia del Espíritu Santo: “El cristiano puede tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial, porque se le hace partícipe de su Amor, que es el Espíritu” (n. 21). Fuera de la presencia del Espíritu, es imposible confesar al Señor. Por lo tanto, “la existencia creyente se convierte en existencia eclesial”, porque la fe se confiesa dentro del cuerpo de la Iglesia, como “comunión real de los creyentes.” Los cristianos son “uno” sin perder su individualidad y en el servicio a los demás cada uno gana su propio ser. Por eso, “la fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva”, sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio.

El segundo capítulo (23-36): Si no creéis, no comprenderéis (Is 07, 09). El Papa demuestra la estrecha relación entre fe y verdad, la verdad fiable de Dios, su presencia fiel en la historia. “La fe, sin verdad, no salva – escribe el Papa – Se queda en una bella fábula, la proyección de nuestros deseos de felicidad.” Y hoy, debido a la “crisis de verdad en que nos encontramos”, es más necesario que nunca subrayar esta conexión, porque la cultura contemporánea tiende a aceptar solo la verdad tecnológica, lo que el hombre puede construir y medir con la ciencia y lo que es “verdad porque funciona”, o las verdades del individuo, válidas solo para uno mismo y no al servicio del bien común. Hoy se mira con recelo la “verdad grande, la verdad que explica la vida personal y social en su conjunto”, porque se la asocia erróneamente a las verdades exigidas por los regímenes totalitarios del siglo XX. Esto, sin embargo, implica el “gran olvido en nuestro mundo contemporáneo”, que – en beneficio del relativismo y temiendo el fanatismo – olvida la pregunta sobre la verdad, sobre el origen de todo, la pregunta sobre Dios. La LF subraya el vínculo entre fe y amor, entendido no como “un sentimiento que va y viene”, sino como el gran amor de Dios que nos transforma interiormente y nos da nuevos ojos para ver la realidad. Si, pues, la fe está ligada a la verdad y al amor, entonces “amor y verdad no se pueden separar”, porque sólo el verdadero amor resiste la prueba del tiempo y se convierte en fuente de conocimiento. Y puesto que el conocimiento de la fe nace del amor fiel de Dios, “verdad y fidelidad van juntos”. La verdad que nos abre la fe es una verdad centrada en el encuentro con el Cristo encarnado, que, viniendo entre nosotros, nos ha tocado y nos ha dado su gracia, transformando nuestros corazones.

Aquí el Papa abre una amplia reflexión sobre el “diálogo entre fe y razón”, sobre la verdad en el mundo de hoy, donde a menudo viene reducida a la “autenticidad subjetiva”, porque la verdad común da miedo, se identifica con la imposición intransigente de los totalitarismo. En cambio, si la verdad es la del amor de Dios, entonces no se impone con la violencia, no aplasta al individuo. Por esta razón, la fe no es intransigente, el creyente no es arrogante. Por el contrario, la verdad vuelve humildes y conduce a la convivencia y el respeto del otro. De ello se desprende que la fe lleva al diálogo en todos los ámbitos: en el campo de la ciencia, ya que despierta el sentido crítico y amplía los horizontes de la razón, invitándonos a mirar con asombro la Creación; en el encuentro interreligioso, en el que el cristianismo ofrece su contribución; en el diálogo con los no creyentes que no dejan de buscar, que “intentan vivir como si Dios existiese”, porque “Dios es luminoso, y se deja encontrar por aquellos que lo buscan con sincero corazón”. “Quién se pone en camino para practicar el bien – afirma el Papa – se acerca a Dios”. Por último, la LF habla de la teología y afirma que es imposible sin la fe, porque Dios no es un mero “objeto”, sino que es Sujeto que se hace conocer. La teología es participación del conocimiento que Dios tiene de sí mismo; se desprende que debe ponerse al servicio de la fe de los cristianos y que el Magisterio de la Iglesia no es un límite a la libertad teológica, sino un elemento constitutivo porque garantiza el contacto con la fuente original, con la Palabra de Cristo.

El tercer capítulo (37-49): Transmito lo que he recibido (1 Co 15, 03). Todo el capítulo se centra en la importancia de la evangelización: quien se ha abierto al amor de Dios, no puede retener este regalo para sí mismo, escribe el Papa: La luz de Jesús resplandece sobre el rostro de los cristianos y así se difunde, se transmite bajo la forma del contacto, como una llama que se enciende de la otra, y pasa de generación en generación, a través de la cadena ininterrumpida de testigos de la fe. Esto comporta el vínculo entre fe y memoria, porque el amor de Dios mantiene unidos todos los tiempos y nos hace contemporáneos a Jesús. Por otra parte, se hace “imposible creer cada uno por su cuenta”, porque la fe no es “una opción individual”, sino que abre el yo al “nosotros” y se da siempre “dentro de la comunión de la Iglesia”. Por esta razón, “quien cree nunca está solo”: porque descubre que los espacios de su “yo” se amplían y generan nuevas relaciones que enriquecen la vida.

Hay, sin embargo, un “medio particular” por el que la fe se puede transmitir: son los Sacramentos, en los que se comunica “una memoria encarnada.” El Papa cita en primer lugar el Bautismo – tanto de niños como de adultos, en la forma del catecumenado – que nos recuerda que la fe no es obra del individuo aislado, un acto que se puede cumplir solos, sino que debe ser recibida, en comunión eclesial. “Nadie se bautiza a sí mismo”, dice la LF. Además, como el niño que tiene que ser bautizado no puede profesar la fe él solo, sino que debe ser apoyado por los padres y por los padrinos, se sigue “la importancia de la sinergia entre la Iglesia y la familia en la transmisión de la fe.” En segundo lugar, la Encíclica cita la Eucaristía, “precioso alimento para la fe”, “acto de memoria, actualización del misterio” y que “conduce del mundo visible al invisible,” enseñándonos a ver la profundidad de lo real. El Papa recuerda después la confesión de la fe, el Credo, en el que el creyente no sólo confiesa la fe, sino que se ve implicado en la verdad que confiesa; la oración, el Padre Nuestro, con el que el cristiano comienza a ver con los ojos de Cristo; el Decálogo, entendido no como “un conjunto de preceptos negativos”, sino como “un conjunto de indicaciones concretas” para entrar en diálogo con Dios, “dejándose abrazar por su misericordia”, “camino de la gratitud” hacia la plenitud de la comunión con Dios . Por último, el Papa subraya que la fe es una porque uno es “el Dios conocido y confesado”, porque se dirige al único Señor, que nos da la “unidad de visión” y “es compartida por toda la Iglesia, que forma un solo cuerpo y un solo Espíritu”. Dado, pues, que la fe es una sola, entonces tiene que ser confesada en toda su pureza e integridad, “la unidad de la fe es la unidad de la Iglesia”; quitar algo a la fe es quitar algo a la verdad de la comunión. Además, ya que la unidad de la fe es la de un organismo vivo, puede asimilar en sí todo lo que encuentra, demostrando ser universal, católica, capaz de iluminar y llevar a su mejor expresión todo el cosmos y toda la historia. Esta unidad está garantizada por la sucesión apostólica.

El capítulo cuarto (n. 50-60): Dios prepara una ciudad para ellos (Hb 11, 16) Este capítulo explica la relación entre la fe y el bien común, lo que conduce a la formación de un lugar donde el hombre puede vivir junto con los demás. La fe, que nace del amor de Dios, hace fuertes los lazos entre los hombres y se pone al servicio concreto de la justicia, el derecho y la paz. Es por esto que no nos aleja del mundo y no es ajena al compromiso concreto del hombre contemporáneo. Por el contrario, sin el amor fiable de Dios, la unidad entre todos los hombres estaría basada únicamente en la utilidad, el interés o el miedo. La fe, en cambio, capta el fundamento último de las relaciones humanas, su destino definitivo en Dios, y las pone al servicio del bien común. La fe “es un bien para todos, un bien común”, no sirve únicamente para construir el más allá, sino que ayuda a edificar nuestras sociedades, para que avancen hacia el futuro con esperanza.

La encíclica se centra, después, en los ámbitos iluminados por la fe: en primer lugar, la familia fundada en el matrimonio, entendido como unión estable de un hombre y una mujer. Nace del reconocimiento y de la aceptación de la bondad de la diferenciación sexual y, fundada sobre el amor en Cristo, promete “un amor para siempre” y reconoce el amor creador que lleva a generar hijos. Después los jóvenes: aquí el Papa cita las Jornadas Mundiales de la Juventud, en las que los jóvenes muestran “la alegría de la fe” y el compromiso de vivirla de un modo firme y generoso. “Los jóvenes aspiran a una vida grande – escribe el Papa -. El encuentro con Cristo da una esperanza sólida que no defrauda. La fe no es un refugio para personas pusilánimes, sino que ensancha la vida”. Y en todas las relaciones sociales: haciéndonos hijos de Dios, de hecho, la fe da un nuevo significado a la fraternidad universal entre los hombres, que no es mera igualdad, sino la experiencia de la paternidad de Dios, comprensión de la dignidad única de la persona singular. Otra área es la de la naturaleza: la fe nos ayuda a respetarla, a “buscar modelos de desarrollo que no se basen únicamente en la utilidad y el provecho, sino que consideren la creación como un don”; nos enseña a encontrar las formas justas de gobierno, en las que la autoridad viene de Dios y está al servicio del bien común; nos ofrece la posibilidad del perdón que lleva a superar los conflictos. “Cuando la fe se apaga, se corre el riesgo de que los fundamentos de la vida se debiliten con ella”, escribe el Papa, y si hiciéramos desaparecer la fe en Dios de nuestras ciudades, se debilitaría la confianza entre nosotros y quedaríamos unidos sólo por el miedo. Por esta razón no debemos avergonzarnos de confesar públicamente a Dios, porque la fe ilumina la vida social. Otro ámbito iluminado por la fe es el del sufrimiento y la muerte: el cristiano sabe que el sufrimiento no puede ser eliminado, pero que le puede dar sentido, puede convertirlo en acto de amor, de entrega confiada en las manos de Dios, que no nos abandona, y ser así “etapa de crecimiento en la fe y el amor”. Al hombre que sufre, Dios no le da un racionamiento que explique todo, sino que le responde con una presencia que acompaña, que abre un un resquicio de luz en la oscuridad. En este sentido, la fe está unida a la esperanza. Y aquí el Papa hace un llamamiento: “No nos dejemos robar la esperanza, no permitamos que la banalicen con soluciones y propuestas inmediatas que obstruyen el camino.”

Conclusión (N º 58-60): Bienaventurada la que ha creído (Lc 1, 45) Al final de la LF, el Papa nos invita a mirar a María, “icono perfecto” de la fe, porque, como Madre de Jesús, ha concebido “fe y alegría.” A Ella se alza la oración del Papa para que ayude la fe del hombre, nos recuerde que aquellos que creen nunca están solos, y que nos enseñe a mirar con los ojos de Jesús. (MFB – RV).

Más información:

Presentación en la Conferencia Episcopal Española

Por Olegario González de Cardedal, en Revista Ecclesia

Por Revista Vida Nueva

Por José Ignacio Calleja, en Religión Digital

Por José Ignacio González  Faus, en Peregrinos

Por Agustín Ortega, en  Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC)

Carta Pastoral a los trabajadores. Primero de mayo: San José Obrero Año de la Fe

Iglesia

Carta Pastoral a los trabajadores. Primero de mayo: San José Obrero Año de la Fe

01 mayo 2013

1. El mes de mayo comienza con la fiesta del trabajo. Los cristianos fijamos nuestros ojos en la persona del Patriarca San José, esposo de la María de Nazaret. Fue artesano y la misma profesión ejerció también Jesucristo, nuestro Señor.

Sabemos que esta fiesta nació como exaltación del trabajo y en recuerdo de los trabajadores asesinados en Chicago en el año 1886, por reivindicar ocho horas, no más, de trabajo diarias.

En el año 1955 la Iglesia, por medio del Papa Pío XII, la instituyó como fiesta cristiana, en honor de San José Obrero, para, además de orar por todos los trabajadores y sus familias, dar a conocer su rica doctrina social sobre el trabajo y dignidad del trabajador, exhortándonos también a nuestra santificación personal mediante el mismo. San José no sólo se entregó al trabajo artesanal en Nazaret y Egipto para así sacar adelante a su familia, sino que también, por medio de esta entrega, fue santificándose acogiendo día a día el proyecto de Dios sobre su persona: proteger y alimentar a María y a Jesús, creciendo en su fe desde su convivencia en familia.

2. En la Carta encíclica del Papa Juan Pablo II, Laborem exercens, del 14 de septiembre de 1981, aparecen dos principios fundamentales para poder fijar el verdadero alcance y sentido que debe dar un cristiano al trabajo: Por una parte, que toda persona está llamada, en los planes de Dios, a trabajar y, por otra, que el trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo. Solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo, se dice en esta Encíclica, que el trabajo lleva en sí un signo particular del hombre y de la humanidad, es signo de la persona activa en medio de una comunidad de personas.

El mismo Pontífice señalaba otro principio fundamental, en otra ocasión, que también hemos de tener muy presente: la íntima relación entre el trabajo y la familia, alrededor de los cuales se desarrolla la vida del hombre y la mujer desde sus orígenes. El trabajo existe en función de la familia y la familia no puede desenvolverse más que gracias a la aportación del trabajo. Este es esencial para el desarrollo de la vida en familia. Es también, un derecho natural y vocación de toda persona .

3. Los cristianos hemos de acercarnos y mirar la realidad del trabajo y del mundo laboral con ojos de fe. La Iglesia es enviada al mundo para vivir como cristianos y proclamar en él la Buena Noticia del Evangelio .

El Espíritu de Dios está ya presente en la historia humana más allá de la Iglesia, como sabemos, preparando el terreno para la siembra del Evangelio. Por eso, con esperanza fundada y ojos de misericordia, los cristianos mantenemos una actitud de constante espera, de acompañamiento, de diálogo y disposición para aprender y abrir puertas para reconocer la verdad cristiana, que subyace en el mundo del trabajo, y para contribuir, con el Evangelio, a purificarla y enriquecerla en cuanto sea necesario y posible.

El cristiano, como miembro visible de la presencia de Cristo entre nosotros, tiene la misión, desde su situación laboral, de vivir y mostrar ante los demás su vocación de ser portador de la Buena Noticia del Evangelio. Esta vocación incluirá en más de una ocasión, la denuncia de injusticias y carencias en el mundo del trabajo. La regulación que se impone, más de una vez, a no pocos trabajadores, por ley, o al margen de la misma, ha de denunciarse por el cristiano siempre que sea incompatible con la dignidad humana y el respeto a sus derechos fundamentales.

Debe darse, por ello, en la comunidad cristiana una conciencia clara acerca de la importancia y dimensiones del trabajo, porque ennoblece a la persona, hace posible la convivencia en familia y santifica al trabajador, desde el cumplimiento de la voluntad del Señor, (cf. Gn. 1, 26). Estamos en la tierra para dominarla y perfeccionarla por el trabajo (cf. Gn. 1, 28).

Como se lee en el cartel de la Hoac: “Ante una democracia rota, otra política es posible desde la comunión”.

4. Ante la actual crisis de trabajo los cristianos de la Diócesis de Jaén, hemos de acercarnos a cuantos sufren el paro y unir nuestros esfuerzos, con hechos, para paliar sus consecuencias, hasta donde podamos llegar.

No me refiero únicamente a la distribución de ayuda desde nuestras Cáritas sino, sobre todo, el estar muy cerca, junto a estas personas en sus sufrimientos, para clamar juntos ante el Señor, que, por unas u otras mediaciones, encuentren pronto una solución. Ante las actuales circunstancias se necesitan muchos samaritanos que miren con amor a estos hermanos, pero también instituciones y particulares que, por encima de cálculos económicos, les ayuden a poder responder a un derecho fundamental: trabajar.

Sin duda que el mundo del empleo es uno de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad. Por eso se lo encomendamos, también al Patriarca San José para que conceda solidaridad entre los trabajadores, ingenio en los gobernantes y caridad cristiana en todos nosotros para quienes sufren solos y necesitan de nuestro apoyo. Mi felicitación a todos los trabajadores.

Con mi saludo afectuoso en el Señor.

+ Ramón del Hoyo López, Obispo de Jaén

 

[1] Cf. Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, de 16 de enero de 1982.

[2] Vaticano II, Const. Lumen Gentium 1-9, 13-17 y Const. Gaudium et Spes, 1-3, 40 ss.

Nube de testigos

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Nube de testigos

01 noviembre 2023

El 31 de marzo fallecía José, hermano de Manuel Martínez Alaminos, consiliario diocesano de Sevilla. También en marzo Ladislao Velasco Martínez, padre de Iñaki Velasco, militante de Canarias, que fue militante de la JOC de Bizkaia en su juventud.

El 21 de abril, moría el padre de José Andrés, militante de Burgos y el 14 de mayo moría la madre de Julio Ruiz, militante de Ciudad Real. También en este mes, el 22, Mari Luz, madre de Juan, consiliario diocesano de Santiago. Y el 29, el padre de Rafa Nogués, militante de Zaragoza.

El 30 de mayo, fallecía el padre de José Delgado, militante de Córdoba. El 16 de junio moría José Luis Gómez, militante de León, y el 27 Santiago Añó, que fue delegado de Noticias Obreras.

El 13 de agosto muere Eli, militante de Burgos, y también en agosto, el día 21, muere Joaquín Carrasco, antiguo militante en Sevilla y Badajoz.

En septiembre, el 8, muere Teresa Peña, madre de Maite Valdivieso, militante de Bilbao. El 21, Antonio Belgrano, antiguo militante de Málaga (con más de 90 años), el 24 Marysol Duarte, madre de Jorge Hernández, consiliario general de la HOAC, militante de Canarias. El 25, Rafael Castilla, padre de Paqui Castilla, militante de Ciudad Real. Y el 25, Santiago Alonso, militante de la diócesis de Palencia.

El 8 de octubre muere Rosario Blasco, madre de Juan Díaz, militante de Málaga y presidente de la Zona de Andalucía

Espontáneamente me sale del corazón darle gracias a Dios por sus vidas, regalo para la gente que les rodeaba, familia, la HOAC y la Iglesia. Quizás la serie El ministerio del tiempo nos ayude a entender que hubiera pasado si no hubieran nacido. Se me hace un nudo en la garganta, quienes nos rodean nos configuran, somos historia rodeada de personas que nos ayudan a hacernos. Agradecimiento al Dios de la vida, al Padre/Madre de la ternura y misericordia, al «Dios de vivos y no de muertos» (Mt 22, 32).

La resurrección hace cercana «esa ingente nube de testigos» (Heb 12, 1) porque viven y viven mucho más que en nuestra corta y precaria memoria, porque ese Dios enamorado de la humanidad tiene una memoria llena de nombres concretos, «porque somos del Señor» (Rom 14, 8). Toda esta esperanza no evita que suframos la muerte. Pero no nos paraliza, toda muerte se convierte en misión, nos recuerda que nuestra vida es un regalo para ser invertido «en las fábricas, en los talleres, en las minas…», en los sueños de Dios, y esa «nube tan ingente de testigos», «obreros muertos en el campo de honor, de trabajo y de la lucha», nos invita a seguir viviendo y luchando: «Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca… fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús» (Heb 12, 1-2).

Reforzados con esta fe, y la fuerza de la Comunión de los Santos, seguimos con el compromiso de hacer que este mundo sea distinto. Si sabemos vivir así, seremos capaces de afrontar también nuestra muerte, como Jesús, y, cuando nos llegue el momento, sin prisas, no es urgente, podemos experimentar el abrazo cálido del Señor de la Vida. «Si con Él morimos, viviremos con Él» (2Tim 2, 11).

Y entonces vio la luz.
La luz que entraba
por todas las ventadas de su vida…

–José Luis Martín Descalzo

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2º Domingo del Tiempo Ordinario (15 enero)

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2º Domingo del Tiempo Ordinario (15 enero)

12 enero 2023

El Adviento que hemos recorrido y la Navidad que hemos gozado con esperanza nos suman a la tarea de Dios, a su sueño del Reino, a su proyecto de humanización. Por eso, este tiempo, ordinario y cotidiano, es el de arremangarnos en un compromiso apostólico que reclama nuestra entrega vital. El seguimiento de Jesús no nos encierra en un círculo de rutina constante, sino que nos hace avanzar en la novedad de la esperanza, sembrando semillas de fraternidad, siendo trabajadores de la paz, de la justicia, movidos por el amor y la misericordia entrañable, acompañando el caminar y la vida de nuestro pueblo, despojándonos de todo aquel peso inútil que nos impide caminar.

 

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Gracias a aquel que nos ha amado

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Gracias a aquel que nos ha amado

01 noviembre 2022

Desde la Pascua pasada, hemos seguido viviendo con dolor y esperanza el fallecimiento de militantes, consiliarios, familiares y amigos.

El 24 de marzo fallecía Esperanza, madre de Loli, militante de la diócesis de Santiago de Compostela. El 13 de abril, Lea Cornellana, antigua militante de Barcelona. El 18 de abril, Vale, militante de Madrid, esposa de Emilio, también militante.

El 27 de abril, moría Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla, siempre cercano a la Pastoral Obrera y la HOAC. El 3 de mayo, Elemila, hermana de Gaudencio, consiliario de León, y Miguel Ángel, antiguo militante de Ávila.

El 24 de mayo, Isabel, hermana de Rafael y Mariloli Herenas, militantes de Córdoba. El 29 de mayo, Menchu García, esposa de Marcelino, antiguos militantes de Sevilla.
El 2 de junio, Asterio Cabrera, consiliario de Tenerife, y el 14 de junio, Miguel Mougan, consiliario Cádiz-Ceuta. El 14 de junio, también, Tomás, hermano de Manuel Loza, militante de Sevilla. El 26 del mismo mes, Lola Gil, madre de José Aurelio, militante de León.

El 13 de julio falleció José Luis, padre de David Ceamanos, militante de Zaragoza, a los 82 años de edad y el 19 de agosto Tano Casacuberta, sacerdote de la diócesis de Barcelona cercano a la pastoral obrera. El 30 de agosto, cumplidos 93 años de edad, fallecía Florián Lario, consiliario de la HOAC de Madrid en los años sesenta.

El 7 de septiembre, nos llegaba la noticia del fallecimiento de Andrés Arenillas, consiliario de Alcalá de Henares, y el 15 de septiembre, la de la madre de María Antonia Molina, antigua militante de Sevilla.

El 21 de septiembre conocíamos la noticia del fallecimiento de Antonio Ceballos, obispo emérito de Cádiz-Ceuta, siempre cercano a la HOAC. Y cuando parecía que cerrábamos esta lista llena de vidas y nombres, nos comunican el 18 de octubre el fallecimiento de Justina Jiménez Salcedo, militante de Cartagena Murcia, tras una larga enfermedad.

Morir es ley de vida. La muerte es condición de nuestra existencia, y eso nos recuerda cada mes de noviembre la celebración de la conmemoración de los fieles difuntos y la festividad de Todos los Santos. Pero para los creyentes no solo la muerte física y final de nuestra vida terrena es condición de la existencia, sino, sobre todo, la muerte cotidiana en la que vivimos.

San Pablo nos recuerda que, ya vivamos, ya muramos, somos del Señor (Rom 14, 8) y que por causa de Jesús estamos a la muerte todo el día (Rom 8, 36). Pero también nos recuerda que esa condición vital de fragilidad, de vulnerabilidad y muerte de nuestra existencia es la ocasión de experimentar cada día el amor de Dios en nuestra vida y que nada hay que pueda separarnos de ese amor (Rom, 8, 35); ninguna limitación, ninguna persecución, ninguna dificultad, y que, precisamente, en todo eso vencemos de sobra, todo lo podemos superar y transformar gracias a aquel que nos ha amado (Rom 8, 37). Aprendemos a morir cada día, para ir aprendiendo a vivir transformados por el Amor.

Esas circunstancias vitales son la ocasión de que vayamos viviendo la misma vida de Jesús, encarnado en nuestra propia carne. Continuamente nosotros, los que vivimos, estamos expuestos a la muerte por causa de Jesús, de modo que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal (2Cor 4, 11), porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo (Rom 14, 7). Cristo murió por todos para que los que viven no vivan para sí, sino para quien por ellos murió y resucitó. (2Cor 5, 15). Y si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto (1Tes 4, 14).

No nos afligimos como quienes viven sin esperanza, porque no ignoramos la suerte de nuestros difuntos (1Tes 4, 13). La vida entregada de estas personas con quienes la hemos compartido nos muestra cómo vivir la resurrección, cómo vivir como personas resucitadas, y que nuestra esperanza tiene sentido, gracias a Aquel que nos ha amado, que nos sigue amando, con un amor que nos urge a la esperanza, y se hace abrazo tierno para nuestras hermanas y hermanos fallecidos en el campo de honor del trabajo y de la lucha. De todas ellas hemos aprendido a ir muriendo y, por tanto, a ir viviendo otra vida: la vida nueva de la Resurrección. Ellas y ellos descansan en paz.

Nosotros seguimos ofreciendo nuestra vida cada día, entregada, para sembrarse, para desgastarse y morir, para ser semilla de vida resucitada, como ha sido la vida ofrecida de nuestras hermanas y hermanos difuntos que descansan en el abrazo eterno de la Misericordia entrañable. Nosotros seguimos muriendo cada día, por causa de Jesús, para que otros puedan vivir, en la esperanza de que esta entrega humilde dará frutos de Vida. Seguimos aprendiendo cada día que no vivimos para nosotros mismos, sino que el sentido de nuestra existencia está en vivir dándonos, muriendo, entregándonos por amor. Y experimentamos en nuestra existencia las resurrecciones vitales que anticipan la plena Resurrección.

En esa lucha encarnada vamos haciendo actual la misma muerte y resurrección de Cristo. Él sigue encarnado en nuestras muertes y sigue resucitando en nuestras resurrecciones.

Pablo invita a la iglesia de Tesalónica (1Tes 4, 18) a consolarse mutuamente, ante la experiencia de la muerte, con esta experiencia vivida y compartida con nuestros difuntos. Su recuerdo, memoria agradecida, es consuelo para nosotros, e impulso en nuestras vidas militantes para seguir haciendo de nuestras vidas la experiencia de veinticuatro horas de vida honrada en presencia de Cristo, como lo fue la suya. Y esa memoria se hace también acción de gracias porque impulsa en nosotros la tarea de seguir desgastando nuestras vidas para que otros encuentren en Cristo sus posibilidades de vida digna y plenamente humana. Nuestro consuelo es la esperanza de la Resurrección.

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22º Domingo del Tiempo Ordinario C • 28 agosto 2022

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22º Domingo del Tiempo Ordinario C • 28 agosto 2022

25 agosto 2022

Nuestra vida militante transcurre, con el pasar de los años, en dirección a una cierta lejanía y acomodo, que nos hace algo más insensibles a la suerte de las personas empobrecidas, sin que nos demos cuenta. El cansancio, la fatiga, los compromisos una y otra vez empeñados sin, aparentemente, ver resultados, acaban por cansarnos y normalizar lo que no es normal.

Necesitamos volver a escuchar la tierna voz de Dios que nos dice bienaventurados cuando solo podemos sentirnos bien pagados por su amor, por el amor que nos llega en los pobres.

Acojo mis fatigas y cansancios, mis desalientos militantes, y los pongo, una vez más, ante la misericordia de Dios.

 

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Ascensión del Señor (29 de mayo)

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Ascensión del Señor (29 de mayo)

26 mayo 2022

Este próximo domingo celebramos la fiesta de la Ascensión. La Ascensión inaugura en nuestra vida el tiempo de la esperanza en su venida, la esperanza que tenemos que vivir esperando, buscando, realizando la plenitud de la creación y de la humanidad en esta tierra. Este es el tiempo del compromiso por transformar este mundo a la manera de Dios. Por cristiana nuestra esperanza nos pide la fidelidad de no desesperar de la acción del Espíritu en nuestro mundo, trabajando por cambiarlo, por desterrar la injusticia y crecer en fraternidad, por vivir la misericordia, por desterrar todo sufrimiento humano, todo sufrimiento de la creación, por reconocer y agradecer los pequeños signos de que Dios sigue presente, de que el Resucitado Exaltado acompaña con su espíritu de Amor nuestro camino hacia la Vida Plena.

 

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