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Huesca | Presentación del libro «No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo»

Convocatorias

Huesca | Presentación del libro «No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo»

18 abril 2019

El próximo jueves 25 de abril a las 19 horas, en el salón de la parroquia del Perpétuo Socorro (calle Valencia, 3) de Huesca, se realiza la presentación pública del libro de Ediciones HOAC No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo, de Abraham Canales Fernández (Ed).

En el acto de presentación, organizado y presentado por la HOAC de Huesca, intervendrán Abraham Canales, autor de la publicación, e Íñigo Aramendi, militante obrero cristiano.

Este libro es una recopilación comentada de textos, a modo de compendio, que recoge el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente expresado con total nitidez en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

No os dejéis robar la dignidad invita a sumergirse en este pensamiento para seguir profundizando en él y comprometerse en esta «prioridad humana y cristiana», más si cabe cuando el Papa, en este tiempo de profundos cambios en el mundo del trabajo, exhorta a que el trabajo, como actividad creadora que otorga dignidad a la persona, sea la clave esencial con la que situarse en este mundo, rápidamente cambiante, y ayude a lograr una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, y favorezca el cuidado de la casa común.

Un libro de ágil lectura que puede ser de utilidad para ofrecer a todas aquellas personas comprometidas en movimientos, entidades e iniciativas de inspiración católica, estas referencias esenciales y seguir profundizando en el magisterio social de la Iglesia. Pero también este libro quiere ser una invitación a todas aquellas personas que luchan a diario por dignificar el trabajo y las condiciones de vida de las trabajadoras y los trabajadores, a conocer, más allá de los prejuicios y recelos, el pensamiento de la Iglesia sobre el trabajo decente y dejarse así inspirar, tal vez, por ideas y enfoques novedosos o redescubrimientos fundamentales a la hora de ejercitar sus compromisos personales y colectivos.

Todos estamos llamados a la conversión personal y a luchar juntos para que el respeto a la sagrada dignidad humana sea una realidad posible, en todas y para todas las personas, cada día. El desafío es de tal magnitud que hacen falta muchas y diversas voluntades que sepan encontrar la unidad en la pluralidad para salvaguardar el valor del trabajo humano.

 Acceso a más información, sumario y cata del libro.

Papa Francisco: La trata es una llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea

Iglesia

Papa Francisco: La trata es una llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea

11 abril 2019

El papa Francisco ha recibido esta mañana en el Aula Nueva del Sínodo a los participantes en la Conferencia Internacional sobre la trata de seres humanos organizada por la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que ha tenido lugar del 8 al 11 de abril en Sacrofano, Roma, (Italia) y les ha dirigido el discurso que publicamos a continuación.

Discurso del santo padre Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Gracias por haberme invitado al final de vuestro congreso dedicado a la actuación de las Orientaciones pastorales sobre la trata de seres humanos, publicadas por la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, por mí aprobadas. Doy las gracias al P. Michael Czerny por las palabras que me ha dirigido en nombre de todos los participantes.

“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10:10). En esta frase del Evangelio de Juan se resume la misión de Jesucristo: ofrecer a todos los hombres y mujeres de todas las edades la vida en plenitud, de acuerdo con el plan del Padre. El Hijo de Dios se hizo hombre para indicar a todos los seres humanos el camino de la realización de su humanidad, de conformidad con el carácter único e irrepetible  de cada uno.

Desafortunadamente, el mundo actual se caracteriza tristemente por situaciones que dificultan el cumplimiento de esta misión. Como demuestran las Orientaciones pastorales sobre la trata de seres humanos, “nuestra época ha sido testigo de un incremento del individualismo y el egocentrismo, actitudes que tienden a considerar a los demás desde una perspectiva puramente utilitaria, atribuyéndoles un valor que se determina según criterios de conveniencia y beneficio personal»(n. 17).

Se trata esencialmente de esa tendencia a la mercantilización del otro, que he denunciado repetidamente.(1) La trata de seres humanos es una de las manifestaciones más dramáticas de esta mercantilización. En sus múltiples formas, constituye una llaga “en el cuerpo de la humanidad contemporánea”(2), una llaga profunda en la humanidad de quienes la padecen y de quienes la llevan a cabo. La  trata, en efecto,  desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y su dignidad. Pero, al mismo tiempo, deshumaniza a quienes la llevan a cabo, negándoles el acceso a la “vida en abundancia”. La trata, en fin, daña gravemente a la humanidad en su conjunto, destrozando a la familia humana y al Cuerpo de Cristo.

La trata, como decíamos, constituye una violación injustificable de la libertad y la dignidad de las víctimas, dimensiones constitutivas del ser humano deseado y creado por Dios, por lo que debe considerarse un crimen de lesa humanidad.(3)  Y esto sin duda.  La misma gravedad, por analogía, debe atribuirse a todos los vilipendios de  la libertad y la dignidad de todo ser humano, ya sea un compatriota o un extranjero.

Los que se manchan de este crimen causan daños no solo a los demás, sino también a ellos mismos. Efectivamente, cada uno de nosotros está creado para amar y cuidar a los demás, y esto llega al culmen en el don de sí: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13). En la relación que establecemos con los demás, nos jugamos nuestra humanidad, acercándonos o alejándonos del modelo de ser humano deseado por Dios Padre  y revelado en el Hijo encarnado. Por lo tanto, toda elección contraria a la realización del proyecto de Dios sobre nosotros es una traición a nuestra humanidad y una  renuncia a la “vida en abundancia” ofrecida por Jesucristo. Es bajar los peldaños de la escalera, volverse animales.

Todas las acciones que se proponen restaurar y promover nuestra humanidad y la de los demás están en línea con la misión de la Iglesia, como una continuación de la misión salvadora de Jesucristo. Y esta valencia misionera es evidente en la lucha contra todas las formas de trata y en el compromiso encaminado a la redención de los sobrevivientes; una lucha y un compromiso que también tienen efectos beneficiosos en nuestra propia humanidad, abriendo el camino a la plenitud de la vida, el fin último de nuestra existencia.

Vuestra presencia, queridos hermanos y hermanas, es un signo tangible del compromiso que muchas iglesias locales han asumido generosamente en este campo pastoral.  Son dignas de admiración las numerosas iniciativas que desempeñáis  en la línea del frente para prevenir el tráfico, proteger a los sobrevivientes y perseguir a los culpables. Siento que debo expresar un agradecimiento especial a las numerosas congregaciones religiosas que  obran y continúan obrando, -también en red, entre ellas-  como “vanguardias” de la acción misionera de la Iglesia contra todas las formas de trata.

Mucho se ha hecho y se está haciendo, pero queda mucho por hacer. Ante un fenómeno tan complejo como oscuro, como la trata de seres humanos, es esencial asegurar la coordinación de las diversas iniciativas pastorales, tanto a nivel local como internacional. Las estructuras de las Iglesias locales, las congregaciones religiosas y las organizaciones católicas están llamadas a compartir experiencias y conocimientos y a unir sus fuerzas en una acción sinérgica que concierna a los países de origen, tránsito y destino de las personas objeto de trata.

Para que vuestra acción sea más adecuada y eficaz la Iglesia debe saber cómo recurrir a la ayuda de otros actores políticos y sociales. La estipulación de colaboraciones estructuradas con instituciones y otras organizaciones de la sociedad civil garantizará resultados más incisivos y duraderos.

Os agradezco de todo corazón lo que hacéis en nombre de muchos de nuestros hermanos y hermanas, víctimas inocentes de la mercantilización de la persona humana, digamos la palabra sin vergüenza, “mercantilización de la persona humana”. Tenemos que decirla y subrayarla porque es la verdad. Os animo a perseverar en esta misión, a menudo arriesgada y anónima. Arriesgada también para los laicos, tanto, pero también para los religiosos. ¡Es arriesgada dentro de la congregación porque te miran mal! Las monjas dicen que sí. Es arriesgada, pero hay que seguir adelante. Es anónima pero precisamente por eso, prueba irrefutable de vuestra gratuidad

A través de la intercesión de Santa Josefina Bakhita, reducida a la esclavitud de niña, vendida y comprada, pero luego liberada y “florecida” en plenitud como hija de Dios, rezo por vosotros, invoco abundantes bendiciones para todos vosotros  y para aquellos que están comprometidos en la lucha contra la trata. Os aseguro mi recuerdo en la oración. Rezo por vosotros Y por favor, vosotros,  no os olvidéis de rezar  por mí.

Notas

1 Cfr. Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para la Cultura, 7 de febrero de 2015; Audiencia general, 22 de abril de 2015; Apost. ap. postsin. Amoris laetitia, 54; Discurso a los miembros de la Comisión Parlamentaria Antimafia, 21 de septiembre de 2017.

2 Discurso a los participantes en la Conferencia Internacional sobre la Trata de personas, 10 de abril 20114

CfrDiscurso ante un grupo de nuevos Embajadores con motivo de la presentación de las Cartas de Credenciales, 12 de diciembre de 2013; Discurso ante la Delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal, 23 de octubre de 2014; Mensaje a los participantes en la Conferencia sobre la trata de seres humanos organizada por el “Grupo de Santa Marta”, del 30 al 31 de octubre de 2015; Discurso a los participantes en la reunión sobre trata de personas promovida por “RENATE”, 7 de noviembre de 2016; Palabras  a los participantes en la Cuarta Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, 12 de febrero de 2018; Reunión pre-sinodal con los jóvenes, 19 de marzo de 2018; Mensaje de video a los participantes del II Foro Internacional sobre la Esclavitud Moderna, 5-8 de mayo de 2018; Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias, 12 de noviembre de 2018; Saludos a los miembros de la Fundación Galileo, 8 de febrero de 2019.

Vídeo del Papa. 

Reseña | No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

Colaboraciones

Reseña | No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

26 marzo 2019

Fernando Díaz Abajo | Consiliario general de la HOAC

Desde que León XIII abordó en 1891, en su encíclica Rerum novarum la cuestión social, y puso de manifiesto la necesidad de no obviar el trabajo en la reflexión teológica de la Iglesia, hasta hoy, ha llovido un poco. Pero a lo largo de todos estos años (siglos, ya) el crescendo de la centralidad del trabajo en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) que pasa de ser clave de la cuestión social a clave de una cuestión antropológica, como señala Benedicto XVI, y en la reflexión teológica, ha ido en aumento.

Francisco es, hoy por hoy, el punto culminante de esta centralidad del trabajo indisolublemente asociado a la dignidad de la persona, que él reafirma y amplía como dignidad de los pueblos; y al cuidado de la creación, como caldo de cultivo de esta dignidad, para poner de manifiesto que trabajo humano y cuidado de la creación son dos caras de una misma moneda en las que hay que fijarse esencialmente para superar la crisis ecosocial, integral, en la que nos encontramos.

A lo largo de su, aún, breve pontificado, el trabajo y la dignidad de los trabajadores ha ocupado un lugar esencial en el magisterio de Francisco, y resulta imprescindible para conocer el pensamiento del Papa, y para entender las claves –entre otras– desde las que plantear la misión evangelizadora de la Iglesia en el contexto actual.

Abraham Canales nos ayuda a realizar esta tarea seleccionando, sistematizando, comentando y presentando textos del papa Francisco en torno a esta importante cuestión. Tan importante como leer los textos es situarnos en el contexto que Abraham Canales desgrana y engarza con habilidad de tejedor.

A buen seguro, un libro imprescindible en seminarios, facultades teológicas, bibliotecas eclesiásticas, y también para militantes cristianos y para quienes quieran no conformarse con saber de oídas.

***

Publicada en la revista Ecclesia.

 

No os dejéis robar la dignidad.
El papa Francisco y el trabajo

Abraham Canales (ed.)
Ediciones HOAC, 2018, 212 páginas.
Acceso a su compra.

 

Novedad editorial | No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

Kiosco

Novedad editorial | No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo

09 enero 2019

Nuevo libro de Ediciones HOAC. Acceso a su compra.

Esta recopilación comentada de textos, a modo de compendio, recoge el compromiso del papa Francisco con el trabajo decente expresado con total nitidez en Evangelii gaudium y en Laudato si’, dos de sus aportaciones de referencia tanto para la Iglesia como para las «personas de buena voluntad» del planeta. Una constante que ha ido desarrollando en los distintos diálogos realizados con las organizaciones de los trabajadores y con los movimientos populares; en diversas visitas pastorales; y en las principales instituciones políticas, económicas y laborales.

No os dejéis robar la dignidad invita a sumergirse en este pensamiento para seguir profundizando en él y comprometerse en esta «prioridad humana y cristiana», más si cabe cuando el Papa, en este tiempo de profundos cambios en el mundo del trabajo, exhorta a que el trabajo, como actividad creadora que otorga dignidad a la persona, sea la clave esencial con la que situarse en este mundo, rápidamente cambiante, y ayude a lograr una «vida buena», evitando la precarización y el descarte de millones de personas, y favorezca el cuidado de la casa común.

Un libro de ágil lectura que puede ser de utilidad para ofrecer a todas aquellas personas comprometidas en movimientos, entidades e iniciativas de inspiración católica, estas referencias esenciales y seguir profundizando en el magisterio social de la Iglesia. Pero también este libro quiere ser una invitación a todas aquellas personas que luchan a diario por dignificar el trabajo y las condiciones de vida de las trabajadoras y los trabajadores, a conocer, más allá de los prejuicios y recelos, el pensamiento de la Iglesia sobre el trabajo decente y dejarse así inspirar, tal vez, por ideas y enfoques novedosos o redescubrimientos fundamentales a la hora de ejercitar sus compromisos personales y colectivos.

Todos estamos llamados a la conversión personal y a luchar juntos para que el respeto a la sagrada dignidad humana sea una realidad posible, en todas y para todas las personas, cada día. El desafío es de tal magnitud que hacen falta muchas y diversas voluntades que sepan encontrar la unidad en la pluralidad para salvaguardar el valor del trabajo humano.

 

 FICHA TÉCNICA 

No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo
Abraham Canales Fernández (Ed.)

Ediciones HOAC, diciembre 2018. Colección «Cristianismo y sociedad». 
210 páginas. Encuadernación rústica, cosido con hilo. Con solapas. 
ISBN/EAN: 978-84-92787-45-6. Depósito legal: M-39462-2018
Materias: Cristianismo. Ministerio y actividad pastoral cristianas. Líderes y liderazgo cristianos. Sociedad y ciencias sociales. Sociología y Antropología. Empleo y desempleo.
Diseño de portada: Publicaciones HOAC. Foto: Francisco en la visita a la siderúrgica de ILVA (Génova, Italia) © Andreas Solaro. AFP/Getty Images. 
Precio de venta al público 12€ Acceso a su compra.

En twitter: #FranciscoyelTrabajoDecente | @edicionesHOAC

 

 ÍNDICE 

Capítulo 1. El trabajo, clave en el pontificado del papa Francisco. Abraham Canales, responsable de Publicaciones de la HOAC

I. La alegría del Evangelio y el trabajo.
II. Alabado sea, el trabajo decente (clave para el desarrollo sostenible, integrador y solidario).
III. Tierra, techo y trabajo, sobre todo trabajo.
IV. Según los lugares, tiempos y personas: con los trabajadores cristianos.
V. Pastor que huele a oveja.
VI. Asamblea en la siderúrgica.
VII. ¡Donde no hay trabajo, falta la dignidad!
VIII. El domingo, para las relaciones humanas.
IX. Frente al desempleo, solidaridad humana.
X. Justicia juntos.
XI. Persona y trabajo son inseparables.
XII. Libertad, creatividad, participación y solidaridad para un trabajo decente.
XIII. El liderazgo de Francisco, en las instituciones.
XIV. Desempleo e inmigración, dos enormes desafíos.
XV. Una Europa que gire alrededor de la sacralidad de la persona.
XVI. La persona no puede ser un mero engranaje económico.
XVII. Por el planeta y por los pobres.
XVIII. No amemos de palabras sino con obras.
XIX. Un pontificado al servicio de la humanidad sufriente.

Capítulo 2. Discursos, mensajes y cartas del papa Francisco

I. Audiencia general. Plaza de San Pedro, miércoles 1 de mayo de 2013

II. Encuentro con los movimientos populares

A los participantes en el I Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Aula Vieja del Sínodo. Martes 28 de octubre de 2014.
Discurso en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Viaje apostólico a Ecuador, Bolivia y Paraguay (5-13 de julio de 2015). Expo feria, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), jueves 9 de julio de 2015.
Discurso en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Aula Pablo VI, sábado 5 de noviembre de 2016.
Mensaje a la Asamblea General del Movimiento Mundial de Trabajadores. Vaticano, 11 de julio de 2017.

III. Visitas pastorales. Encuentros con el mundo del trabajo

Visita pastoral a Cagliari. Discurso en el encuentro con el mundo laboral. Largo Carlo Felice, Cagliari (Italia), domingo 22 de septiembre de 2013.
Discurso a los dirigentes y obreros de las fábricas de acero de Terni y a los fieles de la diócesis de Terni-Narni-Amelia. Aula Pablo VI, jueves 20 de marzo de 2014.
Visita pastoral a las diócesis de Campobasso-Boiano e Isernia-Venafro. Discurso en el encuentro con el mundo laboral y de la industria. Aula Magna de la Universidad de Molisem (Campobasso), sábado 5 de julio de 2014.
Visita pastoral a Génova. Encuentro con el mundo del trabajo. Establecimiento siderúrgico Ilva, sábado 27 de mayo de 2017

IV. Con las organizaciones de los trabajadores y las trabajadoras

Discurso a los miembros de las Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos (ACLI), con motivo del 70º aniversario de su fundación. Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano, sábado 23 de mayo 2015.
Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL). Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano, miércoles 28 de junio de 2017.
Carta al cardenal Peter K. A. Turkson con motivo de la Conferencia Internacional «De Populorum progressio a Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?», organizada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Ciudad del Vaticano, 23 de noviembre de 2017.

V. Con las instituciones

Mensaje con motivo de la 103ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (OIT). Ginebra, 28 de mayo – 12 de junio 2014.
Discurso al Parlamento Europeo. Estrasburgo, Francia, martes 25 de noviembre de 2014.
Discurso a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Nueva York, Viernes 25 de septiembre de 2015.
Mensaje al Foro Económico Mundial. Davos, Suiza, 23-26 de enero de 2018.

Capítulo 3. Jornada Mundial de los Pobres

No amemos de palabra sino con obras. Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, 19 de noviembre de 2017.

Capítulo 4. Nuevos lenguajes

I. Mensajes en la red social Twitter

1. El Evangelio en el trabajo
2. Trabajo decente para todos
3. Trabajo para formar una familia
4. Trabajo y dignidad
5. El tiempo de descanso
6. Luchar por un trabajo decente
7. Trabajar
8. Desempleo y precariedad
9. Valores del trabajo
10. La esclavitud moderna
11. Bendición por los desempleados
12. La santidad del trabajo
13. La santidad del trabajador
14. El trabajo es fundamental

II. Vídeos

Vídeo síntesis de los tres encuentros mundiales de movimientos populares
@elvideodelpapa: Derechos de los trabajadores y los desempleados
Día Mundial de la Justicia Social 2018. Francisco y el mundo del Trabajo

Cronología, línea del tiempo

Bibliografía

Abraham Canales Fernández

Elx (Elche), 1969.

Responsable de Publicaciones de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), de la que es militante desde el año 2004. Director de la revista Noticias Obreras, una mirada cristiana del trabajo humano y el bien común y de la revista ¡Tú! Miembro del grupo de comunicación de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.

Ha participado en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares en diálogo con el papa Francisco (Roma, noviembre 2016), siendo integrante del equipo de comunicación. Así mismo, asiste como miembro de la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, a la Conferencia Internacional «De Populorum progressio a Laudato si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario. ¿Por qué el mundo del trabajo sigue siendo la clave del desarrollo en el mundo global?» que reunió al movimiento sindical mundial con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (Ciudad del Vaticano, noviembre 2017). Ha sido el responsable de la oficina de comunicación de la Asamblea General del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, celebrada en Ávila (julio, 2017).

Anteriormente ha sido secretario de Comunicación de Comisiones Obreras del País Valenciano entre el año 2000 y 2009.

En twitter: @otromundoesposi

 CATA DEL LIBRO 

El papa Francisco ante el 70 aniversario de los DDHH: “Persisten todavía muchas formas de injusticia en el mundo”

Iglesia

El papa Francisco ante el 70 aniversario de los DDHH: “Persisten todavía muchas formas de injusticia en el mundo”

10 diciembre 2018

Mensaje del santo padre a los participantes en la Conferencia Internacional: “Los Derechos humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones”, en programa este 10 y 11 de diciembre en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

“Quisiera, en esta ocasión, dirigir un firme llamamiento a quienes tienen responsabilidades institucionales, pidiéndoles que sitúen los derechos humanos en el centro de todas las políticas, incluidas las políticas de cooperación para el desarrollo, incluso cuando eso signifique ir contra corriente”, lo escribe el papa Francisco en su Mensaje a los participantes en la Conferencia Internacional, “Los Derechos humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones”, evento organizado por la Pontificia Universidad Gregoriana y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, con ocasión del 70° Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el 25° Aniversario de la Declaración y del Programa de Acción de Viena.

La igual dignidad de toda persona humana

En su Mensaje, el santo padre expresa sus saludos a los representantes diplomáticos y participantes en esta Conferencia Internacional sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración y el Programa de Acción de Viena. “Mediante estos dos documentos –afirma el pontífice– la Familia de las Naciones ha querido reconocer la igual dignidad de toda persona humana, de las cuales derivan derechos y libertades fundamentales que, enraizados en la naturaleza de la persona humana –unidad inseparable de cuerpo y alma– son universales, indivisibles, interdependientes e interconectados. Al mismo tiempo, en la Declaración de 1948 se reconoce que todo individuo tiene deberes para con la comunidad, en los que sólo es posible el libre y pleno desarrollo de su personalidad”.

Compromiso renovado con la defensa de la dignidad humana

Asimismo, el Papa Francisco precisa que, en el año en que se celebran los aniversarios de estos instrumentos jurídicos internacionales, es apropiado reflexionar en profundidad sobre los fundamentos y el respeto de los derechos humanos en el mundo contemporáneo, reflexión –escribe el Papa– que espero que conduzca a un compromiso renovado con la defensa de la dignidad humana, con especial atención a los miembros más vulnerables de la comunidad. “De hecho, mirando atentamente a nuestras sociedades contemporáneas –subraya el pontífice– existen numerosas contradicciones que nos llevan a preguntarnos si la igual dignidad de todos los seres humanos, proclamada solemnemente hace 70 años, es realmente reconocida, respetada, protegida y promovida en todas las circunstancias. Hoy en día, persisten todavía muchas formas de injusticia en el mundo, alimentadas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en el beneficio, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre”.

La humanidad pisoteada y descartada

En su Mensaje, el santo padre señala quienes son los miembros más vulnerables de la comunidad, a quienes se repudiada, despreciada o pisoteada su dignidad y sus derechos. “Pienso, en los no nacidos a los que se niega el derecho a venir al mundo –afirma el Papa– en los que no tienen acceso a los medios necesarios para una vida digna; en los que están excluidos de una educación adecuada; en los que están injustamente privados de su trabajo u obligados a trabajar como esclavos; en los que están detenidos en condiciones inhumanas, sufren torturas o se les niega la oportunidad de redimirse; en las víctimas de desapariciones forzadas y en sus familias”.

Pienso también, escribe el papa Francisco, en todos aquellos que viven en un clima dominado por la sospecha y el desprecio, que son objeto de actos de intolerancia, discriminación y violencia a causa de su pertenencia racial, étnica, nacional o religiosa. Por último, agrega el pontífice, no puedo dejar de mencionar a quienes sufren múltiples violaciones de sus derechos fundamentales en el trágico contexto de los conflictos armados, mientras que los mercaderes de la muerte sin escrúpulos se enriquecen a costa de la sangre de sus hermanos y hermanas.

Todos estamos llamados a defender los derechos fundamentales

Ante estos graves fenómenos, el santo padre indica que todos estamos llamados en causa, a dirigir nuestra mirada hacia los más pequeños de nuestros hermanos y hermanas y a comprometernos concretamente a aliviar su sufrimiento. De hecho, afirma el Papa, cuando se violan los derechos fundamentales, o cuando se da prioridad a unos derechos sobre otros, o cuando sólo se conceden a determinados grupos, se producen graves injusticias, que a su vez alimentan los conflictos con graves consecuencias tanto dentro de las naciones como entre ellas.

“Cada uno está llamado a contribuir con coraje y determinación, en la especificidad de su papel, a respetar los derechos fundamentales de cada persona, especialmente de las “invisibles”: de los muchos que tienen hambre y sed, que están desnudos, enfermos, son extranjeros o están detenidos. (cfr Mt 25, 35-36), que viven en los márgenes de la sociedad o son descartados”.

Papa Francisco: “Quienes padecen la miseria no son distintos a nosotros. Tienen nuestra misma carne y sangre”

Iglesia

Papa Francisco: “Quienes padecen la miseria no son distintos a nosotros. Tienen nuestra misma carne y sangre”

16 octubre 2018

Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial de la Alimentación 2018.

Al muy ilustre Señor
Profesor José Graziano da Silva
Director General de la FAO

1. La celebración anual de la Jornada Mundial de la Alimentación pone en primera línea de la actualidad internacional las necesidades, ansias y esperanzas de millones de personas que carecen del pan cotidiano. Cada vez son más quienes, por desgracia, forman parte de ese número ingente de seres humanos que no tienen nada, o casi nada, que llevarse a la boca. Debería ser al contrario y, sin embargo, las recientes estadísticas son una lacerante evidencia que muestra cómo la solidaridad internacional parece enfriarse. Y, cuando escasea la solidaridad, hoy todos somos conscientes de que las soluciones técnicas y los proyectos, incluso los más elaborados, no son capaces de afrontar la tristeza y amargura de cuantos sufren al no poder alimentarse suficiente y sanamente.

El tema que nos ocupa este año, «Nuestras acciones son nuestro futuro. Un mundo Hambre Cero para el 2030 es posible», viene a ser una acuciante llamada a la responsabilidad de todos los actores que están de acuerdo con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un rugido para sacarnos del sopor que a menudo nos paraliza e inhibe. Esta no puede ser una Jornada más, contentándonos con recoger información o saciar nuestra curiosidad. Hemos de «tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar» (Enc. Laudato si’, 19). Por consiguiente, todos estamos invitados, pero en especial la FAO, sus Estados miembros, los organismos e instituciones nacionales e internacionales, la sociedad civil y cuantas personas haya de buena voluntad, a redoblar nuestro ardor para que a nadie falte el alimento necesario, ni en cantidad ni en calidad.

2. Los pobres aguardan de nosotros una ayuda eficaz que los saque de su postración, no meros propósitos, o convenios que, tras estudiar detalladamente las raíces de su miseria, den como fruto únicamente solemnes eventos, compromisos que nunca llegan a materializarse o vistosas publicaciones destinadas solo a engrosar catálogos de bibliotecas. En este siglo XXI, que ha visto considerables adelantos en el campo de la técnica, la ciencia, las comunicaciones y las infraestructuras, tendríamos que sonrojarnos por no haber conseguido los mismos avances en humanidad y solidaridad, y así satisfacer las necesidades primarias de los más desfavorecidos. Tampoco nos podemos quedar tranquilos por haber hecho frente a las emergencias y a las situaciones desesperadas de los menesterosos. Todos estamos llamados a ir más allá. Podemos y debemos hacerlo mejor con los desvalidos. Y para ello hay que pasar a la acción, de modo que desaparezca totalmente el flagelo del hambre. Y esto requiere políticas de cooperación al desarrollo que, como indica la Agenda 2030, estén orientadas hacia las necesidades concretas de los indigentes. Es preciso también una particular atención a los niveles de producción agrícola, el acceso al mercado de alimentos, la participación en las iniciativas y acciones y, sobre todo, el reconocimiento de que, a la hora de tomar decisiones, los países son iguales en dignidad. Es imprescindible asimismo comprender que, cuando se trata de afrontar eficazmente las causas del hambre, no serán las pomposas declaraciones las que extirpen definitivamente esta lacra. La lucha contra el hambre reclama imperiosamente una generosa financiación, la abolición de las barreras comerciales y, sobre todo, el incremento de la resiliencia frente al cambio climático, las crisis económicas y los conflictos bélicos.

3. Uno de los principios que debe guiar nuestra vida y nuestro compromiso es la convicción de que «el tiempo es superior al espacio» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 222), lo cual significa que hemos de impulsar, con claridad, convicción y tenacidad, procesos sostenidos en el tiempo. El futuro no habita en las nubes, sino que se construye al suscitar y acompañar procesos de mayor humanización. Podemos soñar un futuro sin hambre, pero eso solo es legítimo si nos empeñamos en procesos tangibles, relaciones vitales, planes operativos y compromisos reales. La iniciativa Hambre Cero 2030 ofrece un marco propicio para ello y, sin duda, servirá para cumplir el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, que busca «erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible». Alguno puede decir que aún tenemos doce años por delante para llevarlo a cabo. Y, sin embargo, los pobres no pueden esperar. Su calamitosa situación no lo permite. Por ello debemos actuar de manera urgente, coordinada y sistemática. Una ventaja de estas propuestas es que han sido capaces de plantear metas específicas, objetivos cuantificables e indicadores precisos. Sabemos que hemos de combinar armónicamente una doble vía de atención, con acciones a largo y a corto plazo para hacer frente a las realidades concretas de quienes, a día de hoy, sufren los desgarradores y punzantes zarpazos del hambre y la malnutrición.

4. Si en años pasados las actividades de la FAO y de otras instituciones internacionales han estado caracterizadas por la tensión entre el corto y el largo plazo, por lo que en una misma área podían converger diversos programas e intervenciones, hoy sabemos bien que es igualmente esencial articular los niveles global y local en la respuesta al reto del hambre. En este sentido, la Agenda 2030, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la iniciativa Hambre Cero exigen a las entidades internacionales, como la FAO, implicar responsablemente a los Estados miembros para que emprendan y lleven a cabo acciones a nivel local. De nada sirven los indicadores globales si la realidad a pie de calle está lejos de ese compromiso. Por este motivo es fundamental que las prioridades y medidas contenidas en los grandes programas calen hondo y se difundan por doquier, para que no haya disociaciones y todos asumamos el reto de combatir el hambre y la miseria de una forma seria y compartida, con una adecuada arquitectura institucional, social y económica que lleve a buen término iniciativas que ofrezcan soluciones viables para que los pobres no sigan sintiéndose preteridos.

5. Tenemos, pues, los instrumentos adecuados y un marco para que las bellas palabras y los buenos deseos se conviertan en un verdadero programa de acción que culmine, efectivamente, con la erradicación del hambre en nuestro mundo. Hacerlo realidad demanda conjunción de esfuerzos, nobleza de corazón y una constante preocupación para hacer propio, con firmeza y resolución, el problema ajeno. Y, sin embargo, como en otras grandes cuestiones que afectan a la humanidad, a menudo nos encontramos con enormes obstáculos en la solución de los problemas, con barreras insoslayables fruto de indecisiones o dilaciones, con la ausencia de vigor de los responsables políticos, muchas veces sumergidos únicamente en intereses electorales o atenazados por miradas sesgadas, perentorias o reducidas. Falta realmente voluntad política. Es preciso querer acabar de verdad con el hambre, lo cual, en definitiva y ante todo, no se realizará sin la convicción ética, común a todos los pueblos y a las diferentes visiones religiosas, que coloca en el centro de cualquier iniciativa el bien integral de la persona, y que consiste en «hacer al otro aquello que quisiéramos para nosotros mismos». Se trata de una acción fundada en la solidaridad entre todas las naciones y de medidas que sean la expresión del sentir de la población.

6. Pasar de las palabras a la acción en la erradicación del hambre no solo requiere decisión política y planes operativos. Es necesario asimismo superar un enfoque reactivo, dando paso a una visión más proactiva. Una mirada superficial y pasajera, en el mejor de los casos, puede suscitar reacciones puntuales. Olvidamos de este modo la dimensión estructural que esconde el drama del hambre: la extrema desigualdad, la mala distribución de los recursos del planeta, las consecuencias del cambio climático o los interminables y sangrientos conflictos que asolan muchas regiones, por mencionar solo algunas de sus principales motivaciones. Necesitamos desarrollar un enfoque más proactivo y más sostenido en el tiempo, necesitamos el aumento de los fondos destinados al fomento de la paz y el desarrollo de los pueblos. Necesitamos acallar las armas y su pernicioso comercio para escuchar la voz de los que lloran desesperados al sentirse abandonados en las orillas de la vida y el progreso. Si de verdad queremos que la población mundial adopte esta perspectiva, resulta imprescindible que la sociedad civil organizada, los medios de comunicación y las instituciones educativas unan sus fuerzas en la dirección correcta. De aquí al 2030 tenemos una docena de años para desplegar una acción vigorosa y consistente; no para dejarnos llevar, a borbotones, por los titulares intermitentes y pasajeros, sino para plantarle cara sin tregua, de la mano de la solidaridad, la justicia y la coherencia, al hambre y las causas que la provocan.

7. Estas son, señor Director General, algunas reflexiones que deseo compartir con cuantos no se dejan vencer por la indiferencia y escuchan el grito de los que no disponen de lo mínimo para llevar una existencia digna. Por su parte, la Iglesia católica, en el ejercicio de la misión que su divino Fundador le ha encomendado, batalla cotidianamente en el orbe entero contra el hambre y la malnutrición, de múltiples formas y a través de sus variadas estructuras y asociaciones, recordando que quienes padecen la miseria no son distintos a nosotros. Tienen nuestra misma carne y sangre. Merecen, pues, que una mano amiga los socorra y favorezca, de manera que nadie quede rezagado y en nuestro mundo la fraternidad tome carta de ciudadanía y sea algo más que un eslogan llamativo y sin consistencia real.

Pido al Todopoderoso que esta senda de abrir caminos a acciones concretas y eficaces en aras de un futuro de convivencia serena y constructiva se vea colmada de sus bendiciones, para beneficio nuestro y de las generaciones que nos siguen.

Vaticano, 16 de octubre de 2018

Vía Vatican.va

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21 septiembre 2018

Durante la audiencia, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con los miembros de la Asociación Nacional de Trabajadores Mutilados y Inválidos de Italia, el Papa, ha asegurado que en el desarrollo de la cultura de la seguridad y del trabajo «está en juego la misma sustancia de la democracia, que se funda en el respeto y la tutela de la vida da cada uno», después de haber agradecido a la organización la atención  de y el cuidado a quienes resultan mutilados o discapacitados a causa del trabajo.

Una vez más, Bergoglio ha defendido la dignidad del trabajo y ha señalado uno de los grandes males de nuestra época y en particular del actual sistema económico que valora el trabajo  solo en función de la productividad que genera, lo que, según declaró, «lleva a medir el valor de las personas en función de la cantidad de riqueza que producen, degradando su singularidad y riqueza personal. Esta forma de actuar enferma contiene dentro de sí mismo el germen de la explotación y la esclavitud, y tiene sus raíces en una concepción utilitaria de la persona humana».

«Dios consuela a quien sufre, así como sufrió Él, y está cerca de cualquier situación de indigencia y humildad. Con su fuerza cada uno está llamado a un compromiso efectivo de solidaridad y de apoyo ante quien es víctima de accidentes en el trabajo. Apoyo que se debe extender a las familias, que sufren también y necesitan consuelo», ha explicado Bergoglio. quien ha pedido a la sociedad que reconozca y ayude a los que sufren accidentes laborales.

De hecho, el obispo de Roma ha tenido palabras de ánimo y reconocimiento a la asociación recibida, por su defensa de de los derechos de los más débiles: «Nuestro mundo necesita más humanidad, que abra los ojos y ver que los que están frente a nosotros no son una mercancía, sino una persona y un hermano en la humanidad».

El Papa se alegró de saber que esta asociación trabaja con diferentes instituciones civiles, como el Ministerio del Trabajo, el de la Instrucción, la Universidad, y el instituto de Investigación. Gracias a ellos, se llevaron a cabo muchos proyectos de formación, dirigidos a estudiantes y trabajadores, a dirigentes y responsables de empresas, para que tomen más conciencia de las exigencias de la seguridad y tutela de la salud de los trabajadores. Esta sinergia produjo ya desde hace diez años, el importante Texto Único sobre la Seguridad, cuya actuación están llamados todos a cumplir plenamente.

Más información:

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

 

 

Alicante | El papa Francisco y la construcción de otro mundo posible: #TierraTechoTrabajo

Convocatorias

Alicante | El papa Francisco y la construcción de otro mundo posible: #TierraTechoTrabajo

22 enero 2018

La HOAC de Alicante, junto con las Comunidades de Vida Cristiana, la Mesa Interreligiosa de Alicante y las Comunidades Cristianas Populares, ha organizado un ciclo de encuentros sobre la aportación del papa Francisco en la construcción de otro mundo posible, a partir de su constante preocupación por las tres T: “Tierra, techo y trabajo”.

El primer encuentro será el viernes 26 de enero a las 20 horas en el salón Monforte del Centro Loyola de Alicante, con la intervención de Charo Castelló, militante de la HOAC de la diócesis de Seborbe-Castellón, expresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) y miembro del comité organizador de los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares con el Vaticano y Héctor Illueca, miembro del Frente Cívico Somos mayoría.

El segundo encuentro está previsto para el jueves 22 de febrero, en una mesa de diálogo Iglesia-Movimientos populares, más amplia en donde participarán Yolanda García, del colectivo Las Kellys (Benidorm-Marina Baixa) Joaquín Sánchez, cura de Murcia, miembro de la HOAC y la PAH, y José Navarro, vicario episcopal de la zona de Alicante. Entidades como Soberanía alimentaria PV, Agricultura ecológica, Mercat Arrels, Som energía o Fiare han sido invitadas a presentar e informar antes de la mesa redonda, a modo de feria, de la labor que están llevando a cabo y los cauces de colaboración que mantienen abiertos.

Mensaje del papa Francisco al Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales

Iglesia

Mensaje del papa Francisco al Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales

24 noviembre 2017

Venerable Hermano
Señor Cardenal Peter K.A. Turkson
Prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral

En estos días, los representantes de diversas organizaciones sindicales y movimientos de trabajadores se han reunido en Roma, convocados por el Dicasterio para el Servicio Humano Integral, para reflexionar y debatir sobre el tema «De Populorum Progressio a Laudato Si’. El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario». Doy las gracias a Vuestra Eminencia y a los colaboradores, asimismo saludo con afecto a todos ustedes.

El Beato Pablo VI en su encíclica Populorum Progressio decía que «el desarrollo [humano] no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral», es decir, promover toda la integridad de la persona, y también a todas las personas y pueblos.[1] Y dado que «la persona florece en el trabajo»,[2] la Doctrina Social de la Iglesia ha enfatizado, en repetidas ocasiones, que ésta no es una cuestión entre tantas, sino más bien la «clave esencial» de toda la cuestión social.[3] En efecto, el trabajo «condiciona no sólo el desarrollo económico, sino también el cultural y moral de las personas, de la familia, de la sociedad».[4]

Como base del florecimiento humano, el trabajo es clave para el desarrollo espiritual. Según la tradición cristiana, éste es más que una simple labor; es, sobre todo, una misión. Colaboramos con la obra creadora de Dios, cuando por medio de nuestro obrar cultivamos y custodiamos la creación (cf. Gn 2,15);[5] participamos, en el Espíritu de Jesús, de su misión redentora, cuando mediante nuestra actividad alimentamos a nuestras familias y atendemos las necesidades de nuestro prójimo. Jesús, quien «dedicó la mayor parte de su vida terrena a la actividad manual junto al banco del carpintero»[6] y consagró su ministerio público a liberar a personas de enfermedades, sufrimientos y de la muerte misma,[7] nos invita a seguir sus pasos a través del trabajo. De este modo, «cada trabajador es la mano de Cristo que continúa creando y haciendo el bien».[8]

El trabajo, además de ser esencial para el florecimiento de la persona, es también la clave para el desarrollo social. «Trabajar con otros y para otros»,[9] y el fruto de este hacer «es ocasión de intercambio, de relaciones, y de encuentro».[10] Cada día, millones de personas cooperan al desarrollo a través de sus actividades manuales o intelectuales, en grandes urbes o en zonas rurales, con tareas sofisticadas o sencillas. Todas son expresión de un amor concreto para la promoción del bien común, de un amor civil.[11]

El trabajo no puede considerarse como una mercancía ni un mero instrumento en la cadena productiva de bienes y servicios,[12] sino que, al ser primordial para el desarrollo, tiene preferencia sobre cualquier otro factor de producción, incluyendo al capital.[13] De allí el imperativo ético de «preservar las fuentes de trabajo»,[14] de crear otras nuevas a medida que aumenta la rentabilidad económica,[15] como también se necesita garantizar la dignidad del mismo.[16]

Sin embargo, tal como lo advirtió Pablo VI, no hay que exagerar la mística del trabajo. La persona «no es sólo trabajo»; hay otras necesidades humanas que necesitamos cultivar y atender, como la familia, los amigos y el descanso.[17] Es importante, pues, recordar que cualquier tarea debe estar al servicio de la persona, y no la persona al servicio de esta,[18] lo cual implica que debemos cuestionar las estructuras que dañan o explotan a personas, familias, sociedades o a nuestra madre tierra.

Cuando el modelo de desarrollo económico se basa solamente en el aspecto material de la persona, o cuando beneficia sólo a algunos, o cuando daña el medio ambiente, genera un clamor, tanto de los pobres como de la tierra, que «nos reclama otro rumbo».[19] Este rumbo, para ser sostenible, necesita colocar en el centro del desarrollo a la persona y al trabajo, pero integrando la problemática laboral con la ambiental. Todo está interconectado, y debemos responder de modo integral.[20]

Una contribución válida a dicha respuesta integral por parte de los trabajadores, es mostrar al mundo lo que ustedes bien conocen: la conexión entre las tres «T»: tierra, techo y trabajo.[21] No queremos un sistema de desarrollo económico que fomente gente desempleada, ni sin techo, ni desterrada. Los frutos de la tierra y del trabajo son para todos,[22] y «deben llegar a todos de forma justa».[23] Este tema adquiere relevancia especial en relación con la propiedad de la tierra, tanto en zonas rurales como urbanas, y con las normas jurídicas que garantizan el acceso a la misma.[24] Y en este asunto el criterio de justicia por excelencia, es el destino universal de los bienes, cuyo «derecho universal a su uso» es «principio fundamental de todo el ordenamiento ético-social».[25]

Es pertinente recordar esto hoy, cuando celebraremos dentro de poco el septuagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y también cuando los derechos económicos, sociales y culturales deben percibirse con mayor fuerza. Pero la promoción y defensa de tales derechos no puede realizarse a costa de la tierra y de las generaciones futuras. La interdependencia entre lo laboral y lo ambiental nos obliga a replantearnos la clase de tareas que queremos promover en el futuro y las que necesitan reemplazarse o relocalizarse, como pueden ser a modo de ejemplo, las actividades de la industria de combustibles fósiles contaminantes. Es imperioso una transferencia de la industria energética actual a una más renovable para cuidar nuestra madre tierra. Pero es injusto que dicha transferencia sea pagada con el trabajo y el techo de los más necesitados. Es decir, el costo de extraer energía de la tierra, bien común universal, no puede recaer sobre los trabajadores y sus familias. Los sindicatos y movimientos, que saben de la conexión entre trabajo, techo y tierra, tienen la obligación de aportar al respecto.

Otra contribución importante de los trabajadores para el desarrollo sustentable, es la de resaltar otra triple conexión, un segundo juego de tres «T»: esta vez entre trabajo, tiempo y tecnología. En cuanto al tiempo, sabemos que la «continua aceleración de los cambios» y la «intensificación de ritmos de vida y de trabajo», que algunos llaman «rapidación», no colaboran con el desarrollo sostenible ni con la calidad del mismo.[26] También sabemos que la tecnología, de la cual recibimos tantos beneficios y oportunidades, puede obstaculizar el desarrollo sustentable cuando está asociada a un paradigma de poder, dominio y manipulación.[27]

En el contexto actual, conocido como la cuarta revolución industrial, caracterizado por esta rapidación y la refinada tecnología digital, la robótica, y la inteligencia artificial,[28] el mundo necesita de voces como la de ustedes. Son los trabajadores quienes, en su lucha por la jornada laboral justa, han aprendido a enfrentarse con una mentalidad utilitarista, cortoplacista, y manipuladora. Para esta mentalidad, no interesa si hay degradación social o ambiental; no interesa qué se usa y qué se descarta; no interesa si hay trabajo forzado de niños o si se contamina el río de una ciudad. Sólo importa la ganancia inmediata. Todo se justifica en función del dios dinero.[29] Dado que muchos de ustedes han contribuido a combatir esta patología en el pasado, se encuentran hoy muy bien posicionados para corregirla en el futuro. Les ruego que aborden esta difícil temática y que nos muestren, desde su misión profética y creativa,[30] que es posible una cultura del encuentro y del cuidado. Hoy ya no es sólo la dignidad del empleado la que está en juego, sino la dignidad del trabajo de todos, y de la casa de todos, nuestra madre tierra.

Por ello, y tal como lo afirmé en la encíclica Laudato si’, necesitamos de un diálogo sincero y profundo para redefinir la idea del trabajo y el rumbo del desarrollo.[31] Pero no podemos ser ingenuos y pensar que el diálogo se dará naturalmente y sin conflictos. Hacen falta agentes que trabajen sin cesar para generar procesos de diálogo en todos los niveles: a nivel de la empresa, del sindicato, del movimiento; a nivel barrial, de ciudad, regional, nacional, y global. En este diálogo sobre el desarrollo, todas las voces y visiones son necesarias, pero en especial aquellas voces menos escuchadas, las de las periferias. Conozco el afán de mucha gente por traer dichas voces a la luz en los foros donde se toman decisiones sobre el trabajo. A ustedes les pido que se sumen a esta noble labor.

La experiencia nos dice que para que un diálogo sea fructífero, es preciso partir de lo que tenemos en común. Para dialogar sobre desarrollo, es conveniente recordar lo que nos aúna: nuestro origen, pertenencia y destino.[32] Sobre esta base, podremos renovar la solidaridad universal de todos los pueblos,[33] incluyendo la solidaridad con los pueblos del mañana. Además, podremos encontrar el modo de salir de una economía de mercado y de finanzas, que no da al trabajo el valor que corresponde, y orientarla hacia aquella en la que la actividad humana es el centro.[34]

Los sindicatos y movimientos de trabajadores por vocación deben ser expertos en solidaridad. Pero para aportar al desarrollo solidario, les ruego se cuiden de tres tentaciones. La primera, la del individualismo colectivista, es decir, de proteger sólo los intereses de sus representados, ignorando al resto de los pobres, marginados y excluidos del sistema. Se necesita invertir en una solidaridad que trascienda las murallas de sus asociaciones, que proteja los derechos de los trabajadores, pero sobre todo de aquellos cuyos derechos ni siquiera son reconocidos. Sindicato es una palabra bella que proviene del griego dikein (hacer justicia), y syn (juntos).[35] Por favor, hagan justicia juntos, pero en solidaridad con todos los marginados.

Mi segundo pedido es que se cuiden del cáncer social de la corrupción.[36] Así como, en ocasiones, «la política es responsable de su propio descrédito por la corrupción»,[37] lo mismo ocurre con los sindicatos. Es terrible esa corrupción de los que se dicen «sindicalistas», que se ponen de acuerdo con los emprendedores y no se interesan de los trabajadores dejando a miles de compañeros sin trabajo; esto es una lacra, que mina las relaciones y destruye tantas vidas y familias. No dejen que los intereses espurios arruinen su misión, tan necesaria en los tiempos en que vivimos. El mundo y la creación entera aguardan con esperanza a ser liberados de la corrupción (cf. Rm 8,18-22). Sean factores de solidaridad y esperanza para todos. ¡No se dejen corromper!

El tercer pedido es que no se olviden de su rol de educar conciencias en solidaridad, respeto y cuidado. La conciencia de la crisis del trabajo y de la ecología necesita traducirse en nuevos hábitos y políticas públicas. Para generar tales hábitos y leyes, necesitamos que instituciones como las de ustedes cultiven virtudes sociales que faciliten el florecimiento de una nueva solidaridad global, que nos permita escapar del individualismo y del consumismo, y que nos motiven a cuestionar los mitos de un progreso material indefinido y de un mercado sin reglas justas.[38]

Espero que este Congreso produzca una sinergia suficiente como para proponer líneas de acción concretas desde la mirada de los trabajadores, caminos que nos conduzcan a un desarrollo humano integral, sostenible y solidario.

Le doy las gracias nuevamente a usted, Señor Cardenal, como también a los que han participado y contribuido, y a todos les doy mi bendición.

Vaticano, 23 de noviembre de 2017

FRANCISCO

Notas.

[1] Beato Pablo VI, 1967, Populorum Progressio, 14.
[2] Papa Francisco, 2017, Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL), 28 junio 2017.
[3] San Juan Pablo II, 1981, Laborem Excercens, 3.
[4] Pontificio Consejo Justicia y Paz, 2005, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 269.
[5] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, 1966, Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes, 34; san Juan Pablo II, 1981, Laborem Excercens, 25.
[6] Laborem Excercens, 6.
[7] Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 261.
[8] Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 265. [San Ambrosio, De obitu Valentiniani consolatio, 62].
[9] San Juan Pablo II, 1991, Centesimus Annus, 31.
[10] Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 273; cf. Papa Francisco, 2015, Laudato Si’, 125.
[11] Cf. Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL); y Laudato Si’, 231.
[12] Cf. Laborem Excercens, 7.
[13] Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 276.
[14] Papa Francisco, 2013, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 203. [15] Cf. Evangelii Gaudium, 204.
[16] Cf. Evangelii Gaudium, 205.
[17] Cf Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL).
[18] Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 272.
[19] Laudato Si’, 53.
[20] Cf. Laudato Si’, 16, 91, 117, 138, 240.
[21] Cf. Papa Francisco, 2016, Discurso a los participantes en el encuentro mundial de movimientos populares, Aula Pablo VI, Sábado 5 noviembre 2016.
[22] Cf. Laudato Si’, 93.
[23] Conc. Ecum. Vat. II, 1966, Const. Past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes, 69.
[24] Cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 283.
[25] Laudato Si’, 93. [26] Laudato Si’, 18.
[27] Cf. Laudato Si’, 102-206.
[28] Cf. Manyika, J., 2016, «Technology, jobs, and the future of work». McKinsey Global Institute. Nota informativa preparada para el Foro Mundial Fortune-Time en el Vaticano, diciembre 2016 (actualizada en febrero 2017).
[29] Se trata de un peligroso «relativismo práctico» (Papa Francisco, 2015, Laudato Si’, 122).
[30] Cf. Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL).
[31] Cf. Laudato Si’, 3, 14. [32] Cf. Laudato Si’, 202.
[33] Cf. Laudato Si’, 14, 58, 159, 172, 227.
[34] Cf. Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL).
[35] Cf. Discurso a la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL).
[36] Cf.Evangelii Gaudium, 60.
[37] Laudato Si’, 197.
[38] Laudato Si’, 209-2015.

El papa Francisco clausura el encuentro internacional de sindicatos #EIOSVAT #VaticanLabor17

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El papa Francisco clausura el encuentro internacional de sindicatos #EIOSVAT #VaticanLabor17

24 noviembre 2017

El encuentro finalizará con una Declaración final, síntesis de los diálogos realizados durante las dos jornadas, que se le presentará al Papa. Por su parte, Francisco clausurará el encuentro con un Mensaje que dirigirá a los participantes del Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales.

Ciudad del Vaticano, 24 de noviembre de 2017. Abraham Canales. Hoy viernes, a las 9:15h (hora local) comienza la cuarta sesión plenaria con la conferencia titulada Aportación de la encíclica Laudato si’ del papa Francisco al movimiento de los trabajadores para el desarrollo humano integral y sostenible que es impartida por Juan Carlos Scannone, profesor filosofía y teología de la USAL de San Miguel, Argentina.

De 10 a 11h está previsto un primer panel de experto para exponer Las aportaciones de la encíclica Laudato si’ desde el movimiento de los trabajadores a cargo de Patricia King, secretaria general de ICTU irlandesa; Héctor Dáer, secretario general de la CGT argentina; Rosa Pavanelli, secretaria general de la ISP; y el Reverendo William Barber, de EEUU.

De 11:30 a 13h dará comienzo el segundo panel de expertos de la mañana titulado Diálogo de la política y la economía para el desarrollo integral y la plenitud humana que contará con la participación de Enrico Giovannini, Economista Univ. Roma Tor Vergata y Gaetano Sabatini, historiador de la economía de la Università degli Studi Roma Tre.

El diálogo previsto para la tarde, en la quinta sesión plenaria, se completa con el panel de expertos que abordarán, 14:30 a 16h, las Estrategias del movimiento de los trabajadores en la construcción de una sociedad global y local más fraterna, solidaria, justa e igualitaria. En esta mesa participan Frances O’Grady, secretario general de la TUC de Reino Unido; Esteban Castro, secretario general de la CTEP de Argentina; Carmelo Barbagallo, secretario general de la UIL italiana y Mary Key Henry, presidenta de SEIU de EEUU.

A continuación, de 16 a 17 h, Silvano Tomasi, nuncio apostólico y Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (CSI) expondrán sus reflexiones en torno a la pregunta que ha convocado este encuentro ¿Por qué el trabajo sigue siendo clave en el desarrollo del mundo actual?.

Finalizará en encuentro con una Declaración final, síntesis de los diálogos realizados durante las dos jornadas y que se le presentará al Papa. Francisco clausurará el encuentro con un Mensaje que dirigirá a los participantes del Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales con el Vaticano.

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