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El MMTC se plantea impulsar la convocatoria de un Encuentro de Movimientos Populares de Europa #3TVD

Mundo obrero y del trabajo

El MMTC se plantea impulsar la convocatoria de un Encuentro de Movimientos Populares de Europa #3TVD

20 julio 2017

Los próximos días 20 y 21 de julio, los delegados y delegadas decidirán el Plan de Acción, las propuestas del MMTC hacia los trabajadores y la Iglesia, y las personas que integrarán los órganos de dirección.

Oficina de Comunicación. Finalizado el seminario internacional, como espacio abierto de diálogo y reflexión, esta mañana se ha realizado la apertura de la asamblea general del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) máximo órgano de decisión. Se ha dado inicio a este tiempo deliberativo y decisorio con la votación del reglamento, el orden del día, la elección Mesa de la asamblea y los miembros de Comité de Mociones, que acabará el 21 de julio.

Seguidamente, se ha expuesto al Pleno el informe de actividad del Buró internacional entre junio de 2013-2017, que ha sido aprobado por unanimidad. Entre las distintas líneas de trabajo y actividades desarrolladas, en las regiones del MMTC y a nivel global, cabe destacar procesos de formación y de acción. La participación en los diálogos y las propuestas de la OIT que ha puesto sus acentos en el futuro del trabajo, la migración de trabajadores, el desempleo, y la protección social. En este ámbito y junto a otras organizaciones católicas han colaborado a que el trabajo decente esté presente en los Objetivos de Desarrollo de la ONU. En las convocatorias del Consejo Pontificio de Justicia y Paz del Vaticano con seminarios de formación y diálogo para trasladar las posiciones del MMTC en torno al trabajo digno.

En este periodo, el MMTC ha mantenido una presencia activa en las tres convocatorias realizadas del Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) en diálogo con el papa Francisco, incorporando a su quehacer las declaraciones y los acuerdos de estos encuentros. Cabe destacar la implicación del MMTC en el comité organizador de los EMMP, una cita que “responde a la necesidad de promover la organización de los excluidos para construir una alternativa a esta globalización excluyente que arrebata los derechos sagrados al techo, al trabajo y a la tierra”. En este sentido, Charo Castelló ha destacado que “el MMTC está comprometido en impulsar la convocatoria de un encuentro de estas características en Europa” para seguir desarrollando en ámbitos regionales y locales las Propuestas de Acción Transformadora presentadas al papa Francisco en el último encuentro.

AGENDA DE TRABAJO. Jueves, 20 de julio 2017.

09:15h. Reflexión sobre el trabajo del Buró internacional del MMTC.

11:45h. Presentación de candidatos y candidatas al Buró y al Consejo Internacional.

16:00h. Presentación Plan de trabajo 2017-2021.

18:00h. Celebración de la Eucaristía del 50 aniversario del MMTC, presidida por el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española.

El papa Francisco al MMTC: «Tierra, techo y trabajo significa luchar para que todo el mundo viva conforme a su dignidad y nadie se vea descartado» #3TVD

Internacional

El papa Francisco al MMTC: «Tierra, techo y trabajo significa luchar para que todo el mundo viva conforme a su dignidad y nadie se vea descartado» #3TVD

15 julio 2017

Unai Sordo (CCOO): comparto con vosotros la defensa de la centralidad del trabajo en una sociedad que mercantilizando todos los ámbitos sociales.
Cristina Antoñanzas (UGT): es necesario para promover el reparto de la riqueza.
Julio Salazar (USO): estamos en la tarea conjunta de revertir tanta injusticias.

El papa Francisco se ha hecho presente en la apertura del seminario internacional del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, previo a su asamblea general. Lo ha hecho a través de un mensaje entregado por el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, ante una representación de la Iglesia española y del mundo del trabajo.

Oficina de Comunicación, Ávila | En su mensaje a los militantes del MMTC el pontífice ha subrayado que “Tierra, techo y TRABAJO significa luchar para que todo el mundo viva conforme a su dignidad y nadie se vea descartado” y ha exhortado a los delegados delegadas a “perseverar con renovado impulso en sus esfuerzos para acercar el Evangelio al mundo del trabajo y también para que la voz de los trabajadores siga resonando en el seno de la Iglesia”.

Charo Castelló y Jean-Claude Tolbize, copresidentes del MMTC han sido los encargados de iniciar la apertura del seminario con palabras de bienvenida y ánimo. Castelló ha animado a los delegados y delegadas a esforzarse por “encontrar la respuesta evangelizadora de los próximos años para que sea posible un trabajo decente para una vida digna en todos los rincones de nuestra amada tierra”. Por su parte, Tolbize después de reconocer el largo camino del MMTC, con 50 años de existencia, “una historia de la que estar orgulloso”, ha admitido que queda todavía un largo camino hasta conseguir que la vida de los trabajadores sea respetada en todo el mundo”.

El obispo de Ávila, Jesús García Burillo, también ha querido tener unas palabras para los asistentes al seminario y asamblea, para los que ha pedido “sabiduría y fortaleza” para descubrir “caminos de fraternidad que lleven a la humanidad nueva” y para lograr “la mitad del mundo que da la espalda a la otra mitad que sufre se vuelva a dar la cara y unir sus manos para poder iniciar ese camino nuevo”.

Carlos Escribano, obispo de Calahorra-La Calzada-Logroño y consiliario de la Acción Católica, a la que pertenece la HOAC, afiliada al MMTC, que actúa como anfitriona en el seminario y la asamblea, también se ha dirigido a los presentes a los que ha animado a hacer “sus propuestas desde la experiencia del Evangelio que ilumina y abre horizontes ante la realidad social mundial”

El presidente de la HOAC, José Fernando Almazán, ha destacado que “no es habitual ver coincidir a representantes de los trabajadores y de la iglesia”. También ha exhortado a los asistentes al encuentro a redoblar esfuerzos para lograr el respeto a la dignidad de la persona en el trabajo y responder a “la necesidad inexcusable de asegurar techo, tierra y trabajo para todo el mundo”.

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, por su parte, ha resaltado la confluencia con las organizaciones cristianas “en la defensa de la centralidad del trabajo en una sociedad que paulatinamente ha ido mercantilizando todos los ámbitos sociales” y también en “el internacionalismo”. “La solidaridad nos identifica y la solidaridad nos tiene que unir”, ha dicho.

La vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanza, ha insistido igualmente en señalar las reivindicaciones comunes entre organizaciones del mundo obrero y en que “la unión hace la fuerza tan necesaria para promover el reparto de la riqueza entre todos y todas, en medio de esta globalización que está ahí y que debe servir para que los países que menos tienen no tengan todavía menos”.

El secretario general de USO, Julio Salazar, ha destacado que “hoy como ayer estamos en la tarea conjunta por hacer frente a la difícil coyuntura, tras los diferentes destrozos humanos causados, de revertir tanta injusticias como se siguen cometiendo”, al tiempo que ha indicado que “todas las manos son necesarias para cambiar la globalización de la nueva economía que sirve para que cada vez menos tengan más de la riqueza que generamos entre todos”.

«A SU EXCELENCIA MONS. JESÚS GARCÍA BURILLO
OBISPO DE ÁVILA

Con motivo del Encuentro Internacional del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, que se celebra en Ávila, el papa Francisco saluda a todos los delegados presentes y se une a su alegría y acción de gracias a Dios por estos 50 años de presencia cristiana en el mundo del trabajo y de caminar al lado de tantos hermanos trabajadores, compartiendo sus gozos y esperanzas, sus alegrías y sus penas.

“Tierra, techo y trabajo para una vida digna”, es el lema de vuestro encuentro. Efectivamente, la dignidad de la persona está muy unida a estas tres realidades, que expresan esa experiencia fundamental para el ser humano que es la de sentirse arraigado en el mundo, en una familia, en una sociedad. Tierra, techo y trabajo significa luchar para que todo el mundo viva conforme a su dignidad y nadie se vea descartado. A esto nos anima nuestra fe en Dios, que envió a su Hijo al mundo para que, compartiendo la historia de su pueblo, viviendo en una familia y trabajando con sus manos, pudiera redimir y salvar lo humano con su muerte y resurrección.

Así pues, el Santo Padre les exhorta a perseverar con renovado impulso en us esfuerzos para acercar el Evangelio al mundo del trabajo y también para que la voz de los trabajadores siga resonando en el seno de la Iglesia. Con estos deseos, e invocando la intercesión de la Virgen María, les pide que no dejen de rezar por él y les imparte la implorada bendición apostólica.

Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado de su Santidad

Vaticano, 11 de Julio de 2017»

AGENDA DE TRABAJO. 16 de julio 2017.

09:15h. Panel. Situación mundial de los trabajadores y las trabajadoras. Mirada del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos.

11:15h. Panel. Mirada mundial del empleo. Intervención de Joaquín Nieto, director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España; Esther Lynch, secretaria ejecutiva de la Confederación Europea de Sindicatos y Lola Contrera, movimiento popular de Barrios Ignorados (Andalucía).

16:00h. Grupos de trabajo..
18:00h. Pleno de conclusiones.
18:30h. Celebración de la Eucaristía.

Trabajo decente e ingreso básico para la vida, temas relevantes del MMTC en el II encuentro de movimientos populares con el papa Francisco

Internacional

Trabajo decente e ingreso básico para la vida, temas relevantes del MMTC en el II encuentro de movimientos populares con el papa Francisco

06 julio 2015

En conversación con Charo Castelló, copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y militante de la HOAC de España, señala estos temas para abordar y profundizar en este segundo encuentro, que comienza el 7 de julio en Bolivia.

En esta convocatoria, los pilares «Tierra, Techo y Trabajo» siguen siendo la base de los paneles y las ponencias que se van a desarrollar en ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra.

El trabajo decente, se enmarca entre los principales temas constitutivos del primer encuentro. En este sentido, el MMTC reafirma que la ruta más efectiva para superar la pobreza y la actual crisis económica mundial se encuentra estrechamente conectada con el fomento del trabajo decente y el apoyo a la protección social adecuada. Por tanto, que «el trabajo humano es una llave, probablemente la clave esencial, para toda cuestión social, si intentamos ver realmente esa cuestión desde el punto de vista del bien del hombre» (LE). Esta exigencia, se apoya también en el esfuerzo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para incluir el programa de trabajo decente en el marco de desarrollo post-2015.

Un ingreso básico para la vida que atienda la realidad de sufrimiento de  muchas familias en todo el mundo por no tener los mínimos recursos para poder vivir. Que pueda resolver situaciones muy graves de pobreza y de vulneración de derechos fundamentales en todas las partes del mundo. Hay millones de familias que todavía no han tenido la posibilidad de tener un trabajo digno y malviven en la economía informal, a base de explotación y humillaciones.

Por tanto no han podido disfrutar de los bienes y derechos que en otras regiones se obtienen a través de un empleo: salario, protección social, sanidad y que están viviendo en una crisis permanente, apunta Charo Castelló quien participa, mañana 7 de julio a las 11h (hora local), en el panel de Apertura, junto con el Cardenal Peter Turkson, Consejo Pontificio de Justicia y Paz en representación del Vaticano y David Choquehuanca Céspedes, Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia.

Este acto de apertura contará además con la participación de Juan Grabois, MTE-CTEP de Argentina. Alfredo Rada Vélez, Viceministro de Coordinación de Movimientos Sociales y Sociedad Civil de Bolivia. João Pedro Stédile, del MST brasileño. Jockin Arputham, de la SDI de India y Juanita Ancieta, de la CMB de Bolivia.

El miércoles, 8 de julio, se desarrolla el panel y los talleres relacionados con la temática del Trabajo. Los paneles tienen la estructura de grandes ponencias y los talleres son ámbitos más experienciales sobre cuestiones específicas.

En esta línea se encuentra el panel de la mañana con el título «De la exclusión a la organización popular de los trabajadores» con presencia de representantes de trabajadores de Argentina; de Bolivia; de Guatemala; del Obispo de la Diócesis de Saltillo de México, junto con Academia Pontificia de Ciencias del Vaticano y el  Movimiento de Trabajadores y Trabajadoras por Derechos de Brasil

Lo talleres se desarrollan y concretan en “Derecho al trabajo, trabajo con derechos” con la participación del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y el  Movimiento Sindical de Educadores y Central Única de Trabajadores de Brasil. Un segundo taller sobre “Economía popular y organización comunitaria” con la presencia del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas de Argentina y la Red Nacional de Recicladores del Ecuador y un tercer taller sobre Exclusión social: migraciones, trabajo esclavo, trabajo infantil y la invisibilización del trabajo de la mujer: con participación de Líbera International de Italia y la Confederación General de Trabajadores Fabriles de Bolivia.

Los paneles y talleres sobre «Techo y Tierra» se imparten en el mismo enclave y con un horario diferente. Toda la programación de eventos se puede ver aquí.

El segundo escenario de trabajo del Encuentro Mundial de Movimientos Populares se desarrolla en Fexpocruz a partir del 8 de julio con el panel “Paz, soberanía e integración de los Pueblos” con representación de Cuba, Colombia y Haití y con testimonios de mujeres en Palestina, el pueblo kurdo, Colombia, sobre el genocidio de la juventud negra en Brasil, sobre resistencia en Chiapas y sobre Kenya.

Alrededor de las 14:30 horas se presentará el documento final de conclusiones del II Encuentro Mundial de Movimiento Populares. Esta propuesta está coordinada por Joao Pedro Stédile, del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil; Juan Grabois, Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) de Argentina y Alfredo Rada, Viceministro de Coordinación de Movimientos Sociales y Sociedad Civil de Bolivia.

La propuesta de conclusiones será entregada, ese mismo día alrededor de las 17h, al papa Francisco y al Presidente Evo Morales.

La HOAC y el MMTC muestran su preocupación por los ataques al derecho de huelga

Comunicados, Mundo obrero y del trabajo

La HOAC y el MMTC muestran su preocupación por los ataques al derecho de huelga

16 febrero 2015

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) se suma, junto al Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) y el Movimiento Europeo de trabajadores Cristianos (MTCE), a la preocupación del movimiento sindical internacional por la campaña contra el derecho de huelga de los trabajadores y las trabajadoras. En España, hay decenas de causas abiertas contra sindicalistas ​que ​convierte, de facto, un derecho inalienable en una práctica penalizada.

La HOAC y sus militantes se adhieren a las expresiones de acción y solidaridad que se realizarán en nuestro país, el próximo 18 de febrero, convocadas por las organizaciones de los trabajadores y las trabajadoras, como parte de la Jornada de acción mundial en defensa del derecho de huelga.

El MMTC y el MTCE, de los cuales forma parte la HOAC, expresa en un comunicado su adhesión a la jornada de acción mundial, convocada por la Confederación Sindical Internacional (CSI) contra la posición del grupo de empleadores en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que intentan acabar con este derecho.

Como trabajadores cristianos, hombres y mujeres, preocupados por los ataques cada vez más frecuentes a los derechos sociales y laborales de las personas y las familias en todo el mundo, recordamos el mensaje de la Iglesia sobre el derecho a huelga y los sindicatos:

“La huelga es una de las conquistas más costosas del movimiento sindical (…)

La doctrina social de la Iglesia reconoce la legitimidad de la huelga «cuando constituye un recurso inevitable, si no necesario para obtener un beneficio proporcionado», después de haber constatado la ineficacia de todas las demás modalidades para superar los conflictos.

El Magisterio reconoce la función fundamental desarrollada por los sindicatos de trabajadores, cuya razón de ser consiste en el derecho de los trabajadores a formar asociaciones o uniones para defender los intereses vitales de los hombres empleados en las diversas profesiones. Los sindicatos «se han desarrollado sobre la base de la lucha de los trabajadores, del mundo del trabajo y, ante todo, de lo trabajadores industriales para la tutela de sus justos derechos frente a los empresarios y a los propietarios de los medios de producción ».” (Compendio de Doctrina social de la Iglesia, 304-305)

A la luz del magisterio de la Iglesia, desde el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) nos unimos a esta jornada de acción mundial y la apoyamos decididamente. A la vez, mostramos nuestro más absoluto rechazo a la criminalización de las actuaciones de hombres y mujeres sindicalistas que actúan únicamente en defensa de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.

Nuestra fe en Jesucristo nos hace luchar por una sociedad justa, fraterna y sostenible y entendemos que el movimiento sindical mundial, con sus luces y sombras, sigue haciendo una aportación ineludible para lograr la justicia universal en todos los rincones del mundo.

Declaración de las organizaciones de inspiración católica reunidas en la CIT (OIT) en Ginebra, 2013

Internacional

Declaración de las organizaciones de inspiración católica reunidas en la CIT (OIT) en Ginebra, 2013

01 agosto 2013

Como contribución al debate del marco de desarrollo post-2015, nosotros, las organizaciones de inspiración católica[1] reafirmamos que la ruta más efectiva para superar la pobreza y la actual crisis económica mundial se encuentra estrechamente conectada con el fomento del trabajo decente y el apoyo a la protección social adecuada. Por tanto, afirmamos con seguridad que «el trabajo humano es una llave, probablemente la clave esencial, para toda cuestión social, si intentamos ver realmente esa cuestión desde el punto de vista del bien del hombre».[2]

Reconocemos los retos a los que se enfrenta la humanidad que vive en un mundo globalizado y que lucha por hacer frente a los recursos limitados, por desarrollar y promover las oportunidades para unos medios de subsistencia sostenibles, y por construir la paz.

Creemos que la erradicación de la pobreza requiere un compromiso conjunto del que son responsables los gobiernos, los empresarios y las organizaciones de trabajadores, el sector privado y la sociedad civil. Estos compromisos se basan en la dignidad humana, los derechos y responsabilidades humanas y la solidaridad.

Este documento constituye una contribución para la reflexión y el debate global sobre la Agenda de Desarrollo Post-2015, ya que contamos con una gran experiencia en el sector privado, así como en las actividades mundiales de programación práctica y diseño de políticas, desde la base hasta niveles globales, a veces en colaboración directa con los Estados, las organizaciones internacionales y otras organizaciones de la sociedad civil.

Instamos y apoyamos a la comunidad internacional en sus esfuerzos por renovar el compromiso de toda la familia humana para erradicar la pobreza por medio del fomento de trabajo decentey de de buena calidad y la protección social para todos los trabajadores de todos los sectores de la economía, incluida la economía informal.  Nos preocupa particularmente la situación de los jóvenes y los emigrantes que, a pesar de ser una parte importante de la solución a la crisis financiera, se enfrenta a retos cada vez más grandes y difíciles a este respecto.

Apoyamos el esfuerzo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para incluir el programa de trabajo decente en el marco de desarrollo post-2015, reflexionando y animando los principios expresados en la Declaración de Filadelfia de la OIT (1944) que declara que el trabajo no es mercancía. En particular, este artículo se pronunció en 1931 en la encíclica papal Quadragesimo Anno[3], un componente esencial de la doctrina social de la Iglesia católica.

El fomentar el trabajo como medida para erradicar la pobreza no debería estar en discusión. La cantidad de trabajos no puede ir en detrimento de la calidad de los mismos; el trabajo debe ser honrado. Para que el trabajo sea honrado, ha de ser un «trabajo que exprese la dignidad esencial de cada hombre y mujer en el contexto de su particular sociedad».[4]

Es el deber y la responsabilidad de todos los interesados que participan en el mundo laboral que cooperen hacia la consecución de este objetivo con un auténtico espíritu de justicia y equidad. Cuando todas las partes interesadas se involucren, este compromiso será una fuente de esperanza.

Sin embargo, en el mundo globalizado actual el trabajo es cada vez más informal, precario y vulnerable. Ni los objetivos laborales ni los márgenes de beneficio (para empresarios, empresas y economías) deberían ir en detrimento de las condiciones laborales. Los seres humanos no son «mercancía».

Instamos a todos los diseñadores de políticas y empresas (públicas y privadas) a que consideren la dignidad humana de los trabajadores, su talento, el trabajo y las familias, y les permitan satisfacer mejor su vocación humana en el lugar de trabajo.

También hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que amplíe los cuatro pilares de la programa de trabajo decente (OIT): empleo, protección social, derechos en el trabajo y diálogo social para todos los trabajadores, incluyendo los de la economía informal.

Ampliación de la protección social

Todas las personas y organizaciones deben asumir sus respectivas responsabilidades ejerciendo las acciones necesarias para proteger y avanzar hacia el bien común. La ampliación de la protección social es un medio fundamental para lograr una solidaridad tanto dentro de la sociedad como a través de la misma. Los mecanismos de protección social son esenciales para erradicar la pobreza, ya que protegen a los trabajadores y a sus familias de los riesgos asociados al desempleo y la enfermedad.

Los sistemas de protección social[5] débiles necesitan consolidarse. Tal y como se recoge en las recomendaciones de la OIT[6], los pisos de protección social son herramientas poderosas para extender la protección con el fin de que incluya a todos los trabajadores, las familias y las comunidades. Rogamos que se preste una atención especial al trabajo decente y a la protección social para los trabajadores jóvenes y emigrantes.

Preocupación especial por la juventud y empleo

En el mundo actual, los jóvenes, especialmente los que viven en áreas rurales y trabajan en la economía informal, se enfrentan a grandes dificultades en el mundo laboral. La generación joven está obteniendo muchas habilidades profesionales. Muchos jóvenes trabajan sin contrato o con contratos a tiempo parcial con salarios precarios. Un gran número de ellos están desempleados. «Es particularmente doloroso cuando afecta a unos jóvenes, que tras una adecuada preparación cultural, técnica y profesional, no logran encontrar trabajo, viendo tristemente frustrado su sincero deseo de trabajar y su buena disposición para asumir sus propias responsabilidades para el desarrollo económico y social de la comunidad». (Laborem Excercens #18). Además, mucha gente joven pagan tasas muy altas por la educación universitaria y la formación profesional, endeudándose desde una edad temprana, y sin disponer de un trabajo.

Muchos jóvenes están perdiendo la esperanza en el futuro con el consiguiente riesgo de pérdida de los valores fundamentales. «Hoy en día muchos jóvenes se preguntan seriamente si la vida es algo bueno y tienen dificultades para encontrar su camino».[7]

Instamos a todas las organizaciones gubernamentales, de trabajadores y de empresarios, así como a las organizaciones de la sociedad civil que trabajen con los movimientos juveniles y sus representantes para garantizar un futuro seguro y significativo para las generaciones jóvenes.

Debería garantizarse el acceso al trabajo a los jóvenes y que disfrutasen de unas condiciones de trabajo honradas y una protección social, incluyendo cuando abandonan la escuela y entran en la fuerza de trabajo.

Hay que llevar a cabo un minucioso análisis y una reforma del sistema educativo para garantizar una transición gradual de la escuela al trabajo. Los dirigentes empresariales tienen la importante responsabilidad de involucrarse y acompañar a esta generación de jóvenes en esta transición.

Preocupación especial por los trabajadores emigrantes y sus familias

Además de ser un derecho, la emigración es una estrategia humana natural para combatir la pobreza.  Según la OIT, el 90% de los emigrantes internacionales actuales, de los cuales muchos son jóvenes, trabajadores o miembros de familias de emigrantes que se han desplazado principalmente por razones económicas, es decir, para trabajar. El trabajo y las ganancias de los emigrantes hacen un aporte sustancial al desarrollo positivo y la reducción de la pobreza tanto en los países donde trabajan como en sus países de origen. La emigración, como fuerza que impulsa un desarrollo social positivo, es un reto crítico y aún tiene que tratarse adecuadamente. Sin embargo, millones de emigrantes se desplazan entre sus regiones o a través de continentes, incluyendo un gran número de granjeros y trabajadores domésticos tanto con papeles como si ellos, son sometidos a condiciones laborales que son totalmente indecentes.[8].

Hacemos un llamado a los gobiernos, a los empresarios, a las organizaciones de trabajadores y a la sociedad civil para que colaboren para asegurar que todos los emigrantes y sus familias se beneficien de los mismos derechos y asuman las mismas responsabilidades en el país que viven como cualquier otro trabajador. Es necesario prestar una atención específica a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, así como a la provisión de una protección social adecuada, justa y portable, a niveles que se adapten a los derechos humanos universales y las normas internaciones del trabajo. Si no se hace esto, se debilitan los mercados laborales, la salud pública, la cohesión social y el orden público. Una protección social para los emigrantes significa una mejor protección para vivir en paz dentro de la sociedad.

LISTA DE ORGANIZACIONES QUE APOYAN LA DECLARACIÓN

9 de Julio de 2013

  1. Antenne Suisse Réseau Afrique Europe Foi et Justice
  2. Compagnie des Filles de la Charité de Saint Vincent de Paul (CFDLC)
  3. Conference of Major Superiors of Men (CMSM)
  4. Coopération Internationale pour le développement et la Solidarité- International Cooperation for Development and Solidarity (CIDSE)
  5. Curia Generalizia Agostiniana (Augustinians International)
  6. Daughters of Charityof St. Vincent de Paul
  7. Dominicans for Justice and Peace (Order of Preachers)
  8. DOMINICAN LEADERSHIP CONFERENCE
  9. FIHC Unum Omnes
  10. International Alliance of Catholic Knights
  11. International Volunteerism Organization for Women, Education, Development (VIDES International)
  12. Istituto Internazionale Maria Ausialiatrice (IIMA)
  13. Marist International Solidarity Foundation ONLUS (FMSI)
  14. Medical Mission Sisters
  15. Missionary Oblates of Mary Immaculate
  16. Mouvement International d’Apostolat des Milieux Sociaux Indépendants (MIAMSI)
  17. Passionists International
  18. Salesian Missions
  19. Scalabrini International Migration Network (SIMN)
  20. The Leadership Conference of Women Religious
  21. Teresian Association
  22. Ursuline Sisters, Congregation of Tildonk

[1] Esta declaración fue preparada por un Grupo de Trabajo con representación de las siguientes organizaciones inspiradas en la Iglesia católica: Caritas Internationalis, Kolping International/Comisión Alemana de Justicia y Paz, Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC-WMCW-WBCA), Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC), Coordinación Internacional de la Juventud Obrera Cristiana (CIJOC – ICYCW), Pax Romana y sus miembros afiliados (SIIAEC), Comisión Católica Internacional de Migración (CCIM), Juventud Obrera Cristiana Internacional (IYCW-JOCI), Misión Permanente de Observación de la Santa Sede ante la ONU y otra organización internacional en Ginebra, Pontificio Consejo de Justicia y Paz.

[3] «El trabajo… no es una vil mercancía, sino que es necesario reconocer la dignidad humana del trabajador y, por lo tanto, no puede venderse ni comprarse al modo de una mercancía cualquiera». Papa Pío XIQuadragesimo anno, n.º 83, 1931.

[4] Papa Benedicto XVI, Caritas in Veritate63, Libreria Editrice Vaticana, 2009.

El trabajo decente es «un trabajo que se elige libremente, que se asocia eficazmente a los trabajadores, tanto hombres como mujeres, con el desarrollo de su comunidad; un trabajo que permita al trabajador ser respetado y libre de cualquier forma de discriminación; un trabajo que haga posible que las familias satisfagan sus necesidades y proporcione una educación para sus hijos, sin que éstos sean forzados a trabajar; un trabajo que permita a los trabajadores organizarse libremente y que sus voces sean oídas; un trabajo que deje espacio para redescubrir las propias raíces a nivel personal, familiar y espiritual; un trabajo que garantice un nivel de vida decente a aquellos que se han jubilado». (Caritas in Veritate,63)

[5] «Los actuales procesos económicos han llevado a una reducción de los sistemas de seguridad social a cambio de la búsqueda de mayores ventajas competitivas en el mercado global, con grave peligro para los derechos de los trabajadores, para los derechos fundamentales del hombre y para la solidaridad en las formas tradicionales del formas del Estado social. Los sistemas de seguridad social puede perder la capacidad de cumplir su tarea, tanto en los países pobres, como en los emergentes, e incluso en los ya desarrollados desde hace tiempo». (Caritas in Veritate, P25)

[6]Los pisos de protección oficial «constituyen conjuntos de garantías básicas de seguridad social definidos a nivel nacional que aseguran una protección destinada a prevenir o a aliviar la pobreza, la vulnerabilidad y la exclusión social». (Resolución de la OIT sobre los pisos de protección social, n.º 202, 2012)

[7] Papa Benedicto XVI, Mensaje de la 28º Jornada Mundial de la Juventud de 2013, 18 de octubre de 2012, Libreria Editrice Vaticana.

[8] «Las instituciones de los países que reciben inmigrantes deben vigilar cuidadosamente para que no se difunda la tentación de explotar a los trabajadores extranjeros, privándoles de los derechos garantizados a los trabajadores nacionales, que deben ser asegurados a todos sin discriminaciones. La regulación de los flujos migratorios según criterios de equidad y de equilibrio es una de las condiciones indispensables para conseguir que la inserción se realice con las garantías que exige la dignidad de la persona humana. Los inmigrantes deben ser recibidos en cuanto personas y ayudados, junto con sus familias, a integrarse en la vida social. En este sentido, se ha de respetar y promover el derecho a la reunión de sus familias. Al mismo tiempo, en la medida de lo posible, han de favorecerse todas aquellas condiciones que permiten mayores posibilidades de trabajo en sus lugares de origen», del Pontificio Consejo de Justicia y Paz,Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 2004, #298.

Fuente:

MMTC

#7OCT21 | Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos para la Jornada Mundial por el Trabajo Decente

Internacional

#7OCT21 | Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos para la Jornada Mundial por el Trabajo Decente

16 septiembre 2021

Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) renueva su compromiso con esta convocatoria, promovida por las organizaciones sindicales mundiales y los movimientos y entidades de inspiración católica, con el siguiente mensaje elaborado, en esta ocasión, por el Movimiento Obrero Cristiano de la India.

MENSAJE JORNADA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE
(7 DE OCTUBRE DE 2021)

Lamentablemente, el trabajo actual retrocede aún más con la negación de los derechos laborales, el deterioro de la democracia, la violación de los derechos humanos, la negación de la justicia social, el rechazo del pluralismo, la eliminación del secularismo, el fomento del odio político y el mantenimiento del fundamentalismo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó recientemente como objetivo estratégico mejorar la cobertura y la eficacia de la “protección social para todos”, centrándose en la seguridad de los ingresos con atención en los pobres. Esto requiere identificar medios rentables y equitativos mediante los cuales la protección social pueda extenderse a todos los grupos. Y es necesario centrarse en brindar protección social a todo el sector informal. La perspectiva del “trabajo decente” resume las aspiraciones de las personas en su vida laboral. Implica oportunidades de trabajo productivo al proporcionar un ingreso justo. Requiere seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, a través de mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social. Requiere libertad para que las personas expresen sus preocupaciones, se organicen y participen en las decisiones que afecten sus vidas y la igualdad de oportunidades y de trato para todas las mujeres y hombres. En noviembre de 2018, la OIT dijo que el 31% de los trabajadores indios trabajaban en condiciones insalubres, mientras que alrededor del 41% estaban mal pagados, colocando a India en el puesto 19 de 22 países de la región de Asia.

El crecimiento sostenible requiere buena salud, buena nutrición y una buena educación. Esto puede promover la transición de actividades de baja productividad y sustento a trabajos decentes y altamente productivos, y de la economía informal a la economía formal. Una seguridad social adecuada fomenta la inversión en capital humano tanto para los empleadores como para los trabajadores. También permite a los trabajadores adaptarse al cambio y facilita cambios estructurales justos e inclusivos. Como estabilizador automático eficaz en tiempos de crisis, la seguridad social ayuda a mitigar el impacto económico y social de las recesiones económicas, a generar resiliencia y a acelerar la recuperación del crecimiento general. Se puede aprender mucho de la experiencia de algunos países en desarrollo o desarrollados en la extensión de la cobertura de los regímenes contributivos de seguridad social a los trabajadores de la economía informal.

El  Banco Mundial ha advertido que la COVID-19 ha estado creando una nueva generación de pobreza y malestar por la deuda, y el FMI ha dicho que los países en desarrollo corrían el riesgo de retroceder una década. El virus ha agrandado las brechas de ingresos o de riqueza en función de la clase, la raza y el género. Las mujeres se han visto afectadas, pero también porque tuvieron que asumir gran parte de la carga adicional del cuidado de los niños y niñas cuando las escuelas cerraron. En algunos países, la participación de las mujeres en la población activa ha caído a su nivel más bajo desde mediados de los años 80.

Para que evolucione la legislación integral de protección social, es necesario garantizar una red de protección social mínima para todos los trabajadores, independientemente del salario, el tamaño de la empresa y el lugar de origen. Básicamente, debe basarse en los principios de democracia participativa, inclusión, dignidad, equidad, igualdad, rendición de cuentas y transparencia. Factores como el gasto social, la tributación progresiva y el funcionamiento de los derechos laborales deben ser los indicadores esenciales para medir el compromiso del gobierno de promover la equidad y reducir las desigualdades. Porque los gobiernos tienen un papel fundamental que desempeñar en la creación del entorno adecuado para que esto suceda. En todos los aspectos, las organizaciones de trabajadores y los sindicatos también deben luchar por la justicia social universal y un enfoque humanista de las economías políticas.

Oración

Un lugar común para la justicia social: el trabajo decente

Mundo obrero y del trabajo

Un lugar común para la justicia social: el trabajo decente

07 octubre 2020

La Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que se celebra alrededor del 7 de octubre, vuelve a convocar a instituciones, organizaciones del mundo del trabajo y a entidades de inspiración católica en la exigencia de trabajo decente. 

Esta jornada fue constituida en el congreso fundacional de la Confederación Sindical Internacional (CSI), que agrupa a sindicatos nacionales y federaciones mundiales representando a más de doscientos millones de trabajadores y trabajadoras. Siendo secretario general Guy Ryder, actual director general de la OIT, en aquel congreso histórico, se aprobó poner en marcha una jornada de acción mundial para «fortalecer la lucha internacional por los derechos de los trabajadores y contra la pobreza». Desde el año 2006, el 7 de octubre -o alrededor de este día- se realiza en todo el mundo decenas de convocatorias en torno a un lugar común y a un mismo grito: Trabajo decente para todos y en todo lugar.

Aunque el recorrido histórico sobre el concepto de trabajo decente viene de antes. De hecho, nace en el seno de la OIT -agencia tripartita de la ONU-, en el año 1998 para sintetizar las aspiraciones de las personas trabajadoras durante su vida laboral. Es decir, la oportunidad de tener un empleo, con un ingreso justo, seguro, con protección social y perspectivas de desarrollo personal e integración social, que garantice poder expresar opiniones, la organización y la participación en las decisiones que afectan a la vida de cada uno, y la igualdad de oportunidades y trato para todos. La Iglesia universal, de la mano de san Juan Pablo II -que ya había escrito la encíclica Laborem exercens (1981), sobre el trabajo humano-, lanzó un llamamiento, en el año 2000, para apoyar “una coalición mundial a favor del trabajo decente” y la necesidad de “globalizar la solidaridad”, sumándose a esta exigencia de justicia social. Sobre el concepto de trabajo decente también se expreso el papa Benedicto XVI, en 2009: “un trabajo que (…) sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que (…) haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; que permita satisfacer las necesidades de las familias; (…) que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; (…) que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación” (Cfr. Caritas in veritate, 63).

Iglesia por el Trabajo Decente

En esta perspectiva, miembros de organizaciones de inspiración católica, entre las que se encontraba el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, se reunieron en Roma (2013) con la Santa Sede y la OIT, con el objetivo de impulsar  el “trabajo decente para todas las personas” entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De aquel hilo, el compromiso se trasladar a España (mayo de 2015) cuando representantes de las organizaciones de ámbito eclesial: Justicia y Paz, Cáritas, CONFER, JEC, JOC y HOAC, acuerdan poner en marcha la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) para sumar sinergias y promover la defensa del trabajo decente, visibilizar y denunciar la situación de indecencia que hoy se sufre en el mundo del trabajo. La sed de trabajo decente hace crecer las adhesiones a la iniciativa y los relatos que construye, además de abrir modestos espacios en los medios de comunicación, genera dinámicas reivindicativas y celebrativas, con el protagonismo de pueblo de Dios en salida.

Criterio de justicia social, y de desarrollo humano integral y sostenible

La exigencia por el trabajo (libre, creativo, participativo y solidario) respetuoso con la dignidad de la persona, necesario para la inclusión social de los pobres, y esencial para el cuidado de la casa común, es también una insistencia del papa Francisco. Desde el inicio de su pontificado, expresado en sus principales textos: Evangelii gaudium (EG), Laudato si’ (LS) y, más recientemente, en Fratelli tutti (FT, 127, 162, 168…).  Pero además, en su labor pastoral al acompañar y comprometerse con los trabajadores más humildes y excluidos, organizados en movimientos populares, para reclamar tierra, techo y, sobre todo, trabajo, primer juego de 3T convertido en el criterio de justicia social, en este cambio de época que ya vivimos; y al convocar, escuchar, dialogar y tender puentes con el movimiento sindical mundial y ofrecer un segundo juego de 3T, trabajo/tradición, tiempo y tecnología, como criterio de desarrollo humano integral (inclusivo y solidario), o en sus visitas pastorales a las diócesis italianas, con continuos encuentros con el mundo del trabajo. En la fábrica de Ilva, lugar de trabajo y de trabajadores, por tanto del pueblo de Dios, exclamó: “el mundo del trabajo es una prioridad humana. Y, por lo tanto, es una prioridad cristiana, una prioridad nuestra, y también una prioridad del Papa”. (Cfr. No os dejéis robar la dignidad).

La jornada mundial por el trabajo decente en la pandemia

En la convocatoria de este año 2020, en medio de una pandemia global que obliga a un tipo de actos más creativos, los llamamientos de esta jornada se sitúan en demandar “un nuevo contrato social para asegurar que la economía mundial pueda recuperarse y crear la resiliencia necesaria para afrontar los desafíos convergentes de la pandemia, el cambio climático y la desigualdad”, según indica el manifiesto de la Confederación Sindical Internacional, alertando de los efectos “catastróficos” de la pandemia sobre la salud, el empleo, los ingresos y la igualdad de género, en un mundo “fracturado” por un modelo de “globalización fallido” que ha generado una profunda “desigualdad e inseguridad para la gente trabajadora”.

Por su parte, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, subraya que “el modelo económico necesita una reforma” que pasa por reinventar “un modelo de vida más humano y más justo” y emplaza a responder personalmente y “en nuestros barrios, en nuestras empresas, a nivel sindical y político”. En este sentido, su manifiesto apunta algunas orientaciones a favor de una nueva gestión de los tiempos de trabajo, del cuidado de las personas y de la vida, la lucha contra el acoso laboral, la libre sindicación y el diálogo social, leyes laborales “para el bien común” o  promover “un consumo responsable, ético y solidario”.

Para la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), resulta fundamental “un nuevo sistema productivo que ponga a la persona en el centro, llama a movilizarse contra el aumento de la precariedad provocada por el impacto social de la pandemia y en defensa del trabajo decente y accesible. ITD ha convocado actos en las diócesis del país para reclamar “el reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas condiciones laborales dignas” y la extensión de la protección social. “Garantizar que el ingreso mínimo vital sea una realidad para las personas que lo necesitan, dotando a las instituciones de los recursos necesarios para su gestión y asegurar la percepción del subsidio extraordinario a las trabajadoras de hogar y que se reconozca su derecho a la prestación por desempleo al igual que para el resto de personas trabajadoras”, y nadie se quede atrás.

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En redes sociales: #JMTD2o y #NosMovemosPorElTrabajoDecente

Opinión | Jornada Mundial por el Trabajo Decente

Colaboraciones

Opinión | Jornada Mundial por el Trabajo Decente

06 octubre 2020

Manuel Díaz Sánchez | presidente de la HOAC de Córdoba.

De nuevo celebramos la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, el 7 de octubre, convocada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Movimiento Sindical Mundial y el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), y que la Iglesia española impulsa a través de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), promovida por realidades eclesiales como Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Justicia y Paz, Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Juventud Estudiante Católica (JEC), Juventud Obrera Cristiana (JOC), y en Córdoba la Delegación Diocesana de Migraciones. Cuenta con multitud de adhesiones de muchísimas parroquias y organizaciones de Iglesia de nuestro país.

Pero este día no es para celebrar sino para la denuncia, la reivindicación de algo aún sin superar en el siglo XXI: un empleo que proporcione las condiciones necesarias de vida para que ésta sea digna, plena… humana.

Reclamar trabajo decente no es pedir “la luna”. Más bien implica cuestiones básicas y justas: salarios justos, empleos seguros y en libertad (incluida la sindical), estabilidad laboral que alumbre otra estabilidad: la vital. Un trabajo que permita “ganarse la vida”, en lugar de exprimirla perdiéndola en la supervivencia del día a día.

Sin embargo, la sociedad de mercado en la que vivimos se basa justo en el principio contrario al del trabajo decente. Prima el beneficio económico por encima del social y enaltece la competitividad, entendida como competición individual por conseguir un trabajo escaso. Potencia el individualismo, el egoísmo, frente a la fraternidad y la solidaridad. Pero sobre todo, convierte un problema colectivo en individual, haciéndolo invisible en la sociedad. Algo contrario a los valores evangélicos.

Este año, la COVID-19 nos devuelve una imagen amplificada de esta forma de organizar la sociedad que impide el trabajo decente. Así, se dan fenómenos como…

• Junto a sanidad y fuerzas de seguridad, los trabajos más expuestos son los más precarios.
• La protección estatal, vía ERTE, no llega al empleo temporal, precariado, etc.
• Las prisas por recuperar la actividad económica producen que rebrote la pandemia. Resultado de colocar el beneficio económico por encima de algo esencial: la salud de la población.

Ante esta situación, como cristianas y cristianos inmersos en el mundo del trabajo, hacemos nuestro lo que proclama la Iglesia en el documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia: “hoy, la solución de los problemas del mundo del trabajo (…) no pasa sólo por el crecimiento económico y la creación de empleo (…) Al mismo tiempo debemos prestar una atención especial para que el modelo de producción permita vivir y cultivar la vida personal, familiar, cultural, social y religiosa que son imprescindibles para que el Hombre (la Persona) pueda desarrollarse como hijo (hija) de Dios y la sociedad pueda construirse sobre los cimientos de la justicia y la libertad”

Por todo ello, la HOAC de Córdoba te invita a sumarte a esta Jornada, y a mantenerla viva, más allá del 7 de octubre, hasta que no sea ya necesaria su celebración.

#7Oct | Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos con ocasión de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente

Internacional

#7Oct | Mensaje del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos con ocasión de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente

28 septiembre 2020

Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) renueva su compromiso con esta convocatoria, promovida por las organizaciones sindicales mundiales y los movimientos y entidades de inspiración católica, con el siguiente mensaje elaborado, en esta ocasión, por la la secretaría del MMTC y la Ligue Ouvrière d’Action Catholique de l’Ile Maurice.

EL MMTC LUCHA POR EL TRABAJO DIGNO 
“ATRÉVETE A SOÑAR CON UN MUNDO MEJOR”

El trabajo decente es el núcleo de los cuatro objetivos estratégicos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativos a los derechos en el trabajo, en particular los que se definen como fundamentales en la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, aprobada en 1998.

Para la OIT, se necesitan políticas económicas que estimulen la creación de más y mejores empleos, reduzcan el trabajo informal y combatan el trabajo infantil y la esclavitud y todas las formas de discriminación. También es imperativo promover el empleo de los jóvenes, ampliar y mejorar la protección social, estimular la educación y la formación profesional y fortalecer los derechos de los trabajadores.

Esto implica que las mujeres y los hombres de todo el mundo deben tener acceso a un empleo adecuadamente remunerado, realizado en condiciones de equidad, libertad, incluida la libertad sindical, y total seguridad para garantizar una vida digna.

El trabajo decente y productivo es el principal instrumento para superar la pobreza que aflige a millones de hombres y mujeres trabajadores en todo el mundo. Es fundamental para construir sociedades más democráticas y combatir todas las formas de exclusión.

En este día internacional del 7 de octubre, es hora de reforzar nuestra reflexión sobre el derecho al trabajo decente para todos.

Desde marzo, el mundo ha sufrido un verdadero trastorno para muchos de nosotros. Nos damos cuenta de que somos débiles y muy frágiles ante esta pandemia de Covid19. La economía está paralizada en muchos países del mundo. Los pobres son los más afectados por las enfermedades y la miseria. Este desastre mundial debe permitirnos reflexionar y luchar, colectivamente, para cambiar nuestro modelo de desarrollo y nuestra relación con la naturaleza y nuestro medioambiente. Debemos mostrar un mayor respeto por nuestro bien común: la Tierra.

El modelo económico necesita una reforma. Hemos operado con un modelo económico “del más fuerte al más fuerte”. Tengo más dinero, así que compro más”.

La campana de alarma ha sonado por este virus que está golpeando al mundo. Depende de todos y cada uno de nosotros, a nuestro propio nivel, responder. Cambiemos nuestro enfoque, tú, yo, nosotros… No nos quedemos quietos y critiquemos. Actuemos en nuestros barrios, en nuestras empresas, a nivel sindical y político. Salgamos de nuestra zona de confort, reinventemos un modelo de vida más humano y más justo.

Aquí hay algunos puntos de referencia para el trabajo decente y una vida digna.

– El tiempo de trabajo debe ser limitado y respetar la legislación del país.
– Las madres y los padres deben ser capaces de conciliar el trabajo y el cuidado de sus hijos.
– Tienen tiempo fuera del trabajo para vivir con sus familias.
– Lucha contra todas las formas de acoso a los trabajadores.
– A través de la libertad de asociación, participar en mejores relaciones obrero-patronales.
– Aprobar leyes laborales para el bien común.
– Participar colectiva e individualmente en una sociedad de consumo responsable, ética, ecológica y solidaria.
– Luchar por que más mujeres ocupen puestos de responsabilidad en las empresas y en los gobiernos de los países.
– Para construir juntos un mundo compasivo y humano a nuestro alrededor.
– Exija una educación de calidad que sea gratuita y respetuosa de los demás.

“Salgamos de nuestra casa, de nuestro egoísmo y miedo. Transformemos este mundo que tanto amamos en un mejor lugar para vivir. Trabajemos juntos por un mundo mejor. La elección es nuestra.”

Como miembros de los movimientos del MMTC, invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a reforzar su compromiso con los movimientos sociales y sindicales por un mundo más justo, donde todos tengan derecho a la tierra, a la vivienda y al trabajo.

“Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”. Cántico de las criaturasFonti Francescane (FF) 263.

“Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”. (Laudato si’, 2).

Oración

El sindicalismo abordará la economía de los cuidados en la próxima Jornada Mundial por el Trabajo Decente

Internacional

El sindicalismo abordará la economía de los cuidados en la próxima Jornada Mundial por el Trabajo Decente

06 septiembre 2019

La Confederación Sindical Internacional (CSI-ITUC) reclama en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, prevista para el 7 de octubre, que los gobiernos «aumenten la inversión en los cuidados». 

En una breve nota publicada en su página web, el sindicalismo mundial, que representa a 207 millones de trabajadores y trabajadoras de todo el planeta, prepara la convocatoria de una nueva Jornada Mundial por el Trabajo Decente, centrando su reivindicación en el sector de los cuidados para «fomentar el empleo de mujeres y hombres, aumentar el PIB, afrontar los crecientes desafíos demográficos y superar la arraigada discriminación contra las mujeres en el trabajo y en la sociedad».

Fue en el año 2008, siendo secretario general Guy Ryder, actual director general de la OIT, cuando en el congreso fundacional de la CSI se aprobó poner en marcha una jornada de acción mundial para «fortalecer la lucha internacional por los derechos de los trabajadores y contra la pobreza». Comenzaba un proceso histórico de esta organización internacional de trabajadores y trabajadoras para unificar y comprometer en una acción global muy significativa a 331 centrales sindicales nacionales. Este compromiso por el trabajo decente es compartido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, que secundaba además así el llamamiento por una Alianza Global por el Trabajo Decente realizado por san Juan Pablo II (Cf. No os dejéis robar la dignidad)

El trabajo de cuidados en España

El último informe de la OIT El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente, señala que se generarían un millón de empleos en España atendiendo «los déficits actuales en la prestación de servicios de cuidado y su calidad». El trabajo de cuidados comprende dos tipos de actividades: las actividades de cuidado directo, personal y relacional, como dar de comer a un bebé o cuidar de un familiar enfermo, y las actividades de cuidado indirecto, como cocinar y limpiar.

El cuidado no remunerado es «trabajo» que principalmente realizan las mujeres pero que permanece invisible y no reconocido, tanto es así que en opinión de Manuela Tomei, directora del departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT, «en 2018, en España se emplearon 130 millones de horas diarias en trabajo de cuidados no remunerado. Esta cifra equivale a 16 millones de personas trabajando ocho horas al día sin percibir remuneración alguna. España es uno de los países de Europa y Asia Central donde se realiza la mayor parte del trabajo diario de cuidados no remunerado. Si estos servicios se valorarán sobre la base de un salario mínimo por hora, equivaldrían al 14,9 por ciento del PIB del país».

Según esta agencia tripartita de la ONU, España se situará, de aquí al 2030, en el puesto 22 de la clasificación de países con mayores ratios de dependencia de cuidados de personas mayores del mundo, y el puesto 19 de los países de Europa y Asia Central con un 9,1 por ciento. Se prevé que el número de beneficiarios de cuidados en España disminuya de los 10 millones actuales (7 millones de niños y niñas menores de 15 años y 3 millones de personas ancianas) a 8,8 millones (5,6 millones de niños y niñas menores de 15 años y 3,2 millones de personas ancianas). Apostar por una «economía de rostro humano» como puede ser la economía de los cuidados, es una apuesta por el bien común que supone la creación de trabajo decente y el aumento del bienestar social, ambos esenciales en una sociedad decente.

Iglesia por el Trabajo Decente

Por quinto año consecutivo, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), promovida en España por seis entidades de inspiración católica, se suma, impulsa y convoca alrededor del 7 de octubre, en las diócesis del país, un amplio abanico de gestos, actividades y vigilias que quieren promover y visibilizar la importancia de extender en la sociedad y en la Iglesia la defensa del trabajo decente, una cuestión central en la sociedad y esencial para la vida de millones de personas.

ITD vienen insistiendo en la denuncia de las condiciones laborales y sociales actuales que generan «una sociedad desvinculada, en la que cada vez es más difícil hacernos cargo de los que se quedan atrás», como indica el VIII Informe FOESSA, donde además son cada vez más las personas en situación de vulnerabilidad, entre otros factores, por la mala calidad del empleo. La indecente precariedad estructural se ha convertido una obligada forma de vida para millones de trabajadores y trabajadoras, especialmente entre jóvenes y mujeres.

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Documentos de interés.

El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente, OIT. Resumen ejecutivo.
■ Invertir en la economía de los cuidados. CSI-ITUC, Grupo de Trabajo sobre Empleo del G20.
■ Los cuidados como problema y solución económica. Por Lina Gálvez, catedrática de Historia e Instituciones Económicas. Tema del mes de la revista Noticias Obreras, marzo 2019.
■  Iglesia por el Trabajo Decente urge priorizar a las personas para descartar la indecente precariedad, mayo 2019.

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