Con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) renueva su compromiso con esta convocatoria, promovida por las organizaciones sindicales mundiales y los movimientos y entidades de inspiración católica, con el siguiente mensaje elaborado, en esta ocasión, por la la secretaría del MMTC y la Ligue Ouvrière d’Action Catholique de l’Ile Maurice.
EL MMTC LUCHA POR EL TRABAJO DIGNO
“ATRÉVETE A SOÑAR CON UN MUNDO MEJOR”
El trabajo decente es el núcleo de los cuatro objetivos estratégicos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativos a los derechos en el trabajo, en particular los que se definen como fundamentales en la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, aprobada en 1998.
Para la OIT, se necesitan políticas económicas que estimulen la creación de más y mejores empleos, reduzcan el trabajo informal y combatan el trabajo infantil y la esclavitud y todas las formas de discriminación. También es imperativo promover el empleo de los jóvenes, ampliar y mejorar la protección social, estimular la educación y la formación profesional y fortalecer los derechos de los trabajadores.
Esto implica que las mujeres y los hombres de todo el mundo deben tener acceso a un empleo adecuadamente remunerado, realizado en condiciones de equidad, libertad, incluida la libertad sindical, y total seguridad para garantizar una vida digna.
El trabajo decente y productivo es el principal instrumento para superar la pobreza que aflige a millones de hombres y mujeres trabajadores en todo el mundo. Es fundamental para construir sociedades más democráticas y combatir todas las formas de exclusión.
En este día internacional del 7 de octubre, es hora de reforzar nuestra reflexión sobre el derecho al trabajo decente para todos.
Desde marzo, el mundo ha sufrido un verdadero trastorno para muchos de nosotros. Nos damos cuenta de que somos débiles y muy frágiles ante esta pandemia de Covid19. La economía está paralizada en muchos países del mundo. Los pobres son los más afectados por las enfermedades y la miseria. Este desastre mundial debe permitirnos reflexionar y luchar, colectivamente, para cambiar nuestro modelo de desarrollo y nuestra relación con la naturaleza y nuestro medioambiente. Debemos mostrar un mayor respeto por nuestro bien común: la Tierra.
El modelo económico necesita una reforma. Hemos operado con un modelo económico “del más fuerte al más fuerte”. Tengo más dinero, así que compro más”.
La campana de alarma ha sonado por este virus que está golpeando al mundo. Depende de todos y cada uno de nosotros, a nuestro propio nivel, responder. Cambiemos nuestro enfoque, tú, yo, nosotros… No nos quedemos quietos y critiquemos. Actuemos en nuestros barrios, en nuestras empresas, a nivel sindical y político. Salgamos de nuestra zona de confort, reinventemos un modelo de vida más humano y más justo.
Aquí hay algunos puntos de referencia para el trabajo decente y una vida digna.
– El tiempo de trabajo debe ser limitado y respetar la legislación del país.
– Las madres y los padres deben ser capaces de conciliar el trabajo y el cuidado de sus hijos.
– Tienen tiempo fuera del trabajo para vivir con sus familias.
– Lucha contra todas las formas de acoso a los trabajadores.
– A través de la libertad de asociación, participar en mejores relaciones obrero-patronales.
– Aprobar leyes laborales para el bien común.
– Participar colectiva e individualmente en una sociedad de consumo responsable, ética, ecológica y solidaria.
– Luchar por que más mujeres ocupen puestos de responsabilidad en las empresas y en los gobiernos de los países.
– Para construir juntos un mundo compasivo y humano a nuestro alrededor.
– Exija una educación de calidad que sea gratuita y respetuosa de los demás.
“Salgamos de nuestra casa, de nuestro egoísmo y miedo. Transformemos este mundo que tanto amamos en un mejor lugar para vivir. Trabajemos juntos por un mundo mejor. La elección es nuestra.”
Como miembros de los movimientos del MMTC, invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a reforzar su compromiso con los movimientos sociales y sindicales por un mundo más justo, donde todos tengan derecho a la tierra, a la vivienda y al trabajo.
“Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”. Cántico de las criaturas: Fonti Francescane (FF) 263.
“Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”. (Laudato si’, 2).
Oración
2020_JMTD_OracionMMTC