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Lola Contreras, presidenta de la Asociación Andaluza Barrios Ignorados: «Queremos ser protagonistas»

24 enero 2020 | Por

Lola Contreras, presidenta de la Asociación Andaluza Barrios Ignorados: «Queremos ser protagonistas»

Lola Contreras, es bióloga de formación, pero ha dedicado su vida laboral al tejido social y su compromiso al Polígono del Valle de Jaén. Es presidenta de la Asociación Andaluza de Barrios Ignorados desde hace tres años, tiempo que le ha permitido contar con una panorámica global del territorio de la exclusión.

¿Qué es y a qué se dedica la Asociación Andaluza de Barrios Ignorados?

Hay compañeras y compañeros que creen que no es un simple proyecto, sino una experiencia compartida, un palpar la exclusión, sentir el descarte y querer salir, junto con otros. Hay mucho trabajo desinteresado, mucha entrega y mucha militancia en estos espacios. La asociación está formada por personas que llevan participando casi toda su vida en el movimiento vecinal de los barrios de estas ciudades, personas ligadas a las parroquias, a entidades sociales… Comparten la convicción de que, independientemente de la ciudad donde vivamos, siempre hay zonas degradadas donde las familias acumulan gran cantidad de problemas. El barrio influye en el proceso de exclusión. Si vives en un barrio ignorado, tienes menos oportunidades.

¿Dónde está presente y cuál ha sido la trayectoria de la asociación?

La asociación tiene delegaciones en Sevilla, en la zona del Polígono Sur, Málaga, en el barrio de Palma Palmilla, en Granada, en la Zona Norte y en la localidad de Pinos Puente, en Córdoba, en los barrios de Palmeras, Moreras y Guadalquivir y en Jaén, en el Polígono del Valle. En el resto de ciudades, hay contactos y seguimos trabajando para tener también presencia en ellas.

Lo primero que hicimos fue una reflexión compartida de lo que pasa, y por qué, y cuáles son las alternativas. Es nuestro documento base. Empezamos con cuatro reivindicaciones claves que popularizamos mediante una recogida de firmas, lo que nos llevó al Parlamento de Andalucía: garantizar la alimentación; luchar decididamente contra el fracaso escolar; garantizar una renta mínima de corresponsabilidad; y desarrollar un plan de empleo de emergencia adaptado a las personas de nuestros barrios.

¿Cómo se puede acabar con décadas de marginación y exclusión?

Nuestras propuestas pasan por un proyecto educativo desde los coles; un itinerario familiar de acompañamiento, con cada familia y cada Administración; nuestra Carta de Derechos y Deberes: un decálogo de derechos que las Administraciones han de garantizar y con el que las familias han de ser corresponsables; un plan integral comunitario en el que vecinos, técnicos y Administración trabajemos de manera conjunta; y un caminar común.

Al menos, dos días al año, salimos a la calle en cada provincia: el 20 de febrero, día internacional de la Justicia Social y el 17 de octubre, día internacional de la erradicación de la pobreza.

La asociación nace en plena crisis socioeconómica. ¿Cuáles eran los principales problemas de los barrios ignorados? ¿Qué ha pasado desde entonces?

La punta del iceberg es el 70% de paro, el 80% de precariedad, el 70% de fracaso escolar… Pero lo que no se ve es el deterioro de la persona, generado por la pobreza y exclusión. En estas condiciones, afloran patologías personales, familiares y comunitarias; los espacios públicos e infraestructuras se deterioran; las normas municipales se incumplen ante la permisividad de las autoridades, generando pequeños perímetros de inseguridad; el tejido social se debilita y queda supeditado a ciertos grupos de interés. El resultado es que hay una gran desconexión con el resto de la ciudadanía e incluso un aislamiento provocado; un daño injustificado por la imagen que se proyecta y que en ocasiones asumen los propios damnificados; y una catástrofe para la salud, la educación y la actividad laboral.

En nuestros barrios, por resumir, se han producido cuatro fracturas que engrasan la fábrica de exclusión: la fractura social (drogas, delincuencia, impunidad, equipamientos en muy mal estado…); la fractura familiar, que impide que sea apoyo o sostén; la fractura personal, que deja sin horizonte, ni habilidades a la persona; y la fractura educativa, que no motiva, ni aporta nada a quienes pasan por la escuela.

¿Por qué no se notan las mejoras a pesar de la intervención de las Administraciones?

La Junta de Andalucía tiene catalogadas unas 99 zonas desfavorecidas en la región, correspondientes a 65 municipios y que representa a unas 914.000 personas. En algunas de estas zonas, la Junta lleva trabajando desde 1989 y aún hoy siguen los mismos parámetros de empobrecimiento.

Las Administraciones no actúan sobre las causas, ni tienen un verdadero análisis de lo que pasa. Es necesario reconsiderar las políticas generalistas, que tienen una incidencia nula o mínima en nuestros barrios, ya que están destinadas a personas con dificultades, pero normalizadas. Lo mismo con las actuaciones unidimensionales: la realidad de las familias es multiproblemática, hace falta trabajo integral y coordinación de las Administraciones.

Las actuaciones se diseñan para las familias, pero sin contar con su participación. No queremos ser usuarios sino protagonistas. Se interviene a través de una ONG, una subvención, un programa que termina cuando acaba el dinero, sin evaluar el cumplimiento de los objetivos. Hay ayudas directas que perpetúan la situación de empobrecimiento y dependencia. Necesitamos planes que nos hagan trabajar en modelos de desarrollo comunitario y participación social. No podemos buscar soluciones individuales a problemas colectivos.

¿Qué papel tienen los vecinos y las vecinas de las zonas olvidadas en la asociación?

Los vecinos de nuestros barrios no creen que la situación pueda cambiar realmente. Tienen más ganas de irse, que de implicarse en solucionar los problemas. No está de moda organizarnos, apuntarnos a las asociaciones, buscar y construir soluciones. En estas zonas es mucho más difícil, las personas están muy desencantadas y desengañadas con la Administración y con los políticos, los sienten de espaldas a sus problemas…

Uno de nuestros pilares de trabajo es implicar a los protagonistas en la asociación, es una labor del día a día, pero es muy complicado. Además, cuando dependes de las ayudas para poder vivir, es difícil dar la cara y señalarse…

Tienes que tener mucha motivación y mucha conciencia social, cuando en tu casa sufres multitud de problemas que socaban tu existencia y la de tu familia. Otro obstáculo es que se nos criminaliza y se nos culpa de la situación que padecemos. Desde la culpa es muy difícil sentirte persona con derechos. Cuando descubres que el mecanismo es otro, es cuando te empoderas y cambias de actitud. Por eso la participación de personas en este tipo de asociaciones es de mucha calidad. Son personas de principios muy arraigados.

¿De qué avance o logro como asociación está más satisfecha?

El análisis compartido y los mecanismos que lo provocan. Somos resultado de una construcción política. En las ciudades se necesitan «cuartos trasteros» donde almacenar lo que no se quiere en el resto. Así describimos a nuestros barrios. Este relato faltaba.

Otra cuestión básica es el empeño en que los vecinos y vecinas se impliquen, participen, sean los protagonistas. Cuando nos hemos reunido con los responsables políticos, muchas veces se sorprenden al descubrir a personas sencillas con tanto conocimiento de lo que pasa en su barrio y sus soluciones.

Es fundamental acompañar a las personas cuando se enfrentan al entramado burocrático, a la Administración. Las personas muchas veces, la mayoría tienen la experiencia de que el ayuntamiento, la Junta de Andalucía están, no para ayudarles, sino para complicarles más la vida y ponerles trabas. Cuando esto lo documentas y lo devuelves al barrio, los vecinos y vecinas se ven reflejados y es importante que se sientan entendidos y acompañados por la asociación.

A partir de la campaña «Que sea delito dejar a una familia sin recursos», queremos darle la vuelta al tópico. Las administraciones también delinquen cuando niegan recursos o no cumplen. Nos dirigimos a la Fiscalía General de Andalucía y a los fiscales provinciales, para advertir que ni el Estatuto de Andalucía ni la Constitución se cumplen en nuestros barrios.

¿Está sirviendo la Renta Mínima de Inserción Social?

La Renta Mínima de Inserción Social es una medida de la Junta de Andalucía para acabar con la pobreza en nuestra comunidad, pero no lo logra. La cuantía es baja, 419 euros más 50 euros por cada miembro, cuando el umbral de la pobreza en España es de 700 euros. En este sentido, incumple la Carta Social Europea. Hay toda una serie de trabas y obstáculos diseñados para dejar fuera a las familias. Con el presupuesto que hay no se llega ni a un 2% de las personas que lo necesitan. Los profesionales de los servicios sociales no tienen la formación necesaria para tramitar esta prestación.

¿Cómo se puede combatir el paro, un gran obstáculo para el desarrollo personal y comunitario?

El empleo es una condición necesaria para la integración social. Un sector de nuestros barrios necesita empleos singulares, que sirvan para crear hábitos de trabajo trabajando, además de una formación específica que lleve al empleo. Necesitamos planes de empleo que recuperen a los vecinos y las vecinas, al tiempo que recuperemos el barrio. Se necesitan itinerarios de inserción laboral e integración social. Pensamos que es posible trabajar con los sindicatos en el barrio. Hay que organizar a los trabajadores que están ahora parados en los barrios.

Acaban de iniciar un trabajo de colaboración con la Universidad de Loyola…

Es un revulsivo para esforzarnos más en invitar a nuestros vecinos y vecinas a participar, conformar equipos en los que aprendamos, compartamos nuestra visión del barrio, nuestros sueños…, y replantearnos las relaciones con el resto de entidades y ver cuál ha de ser nuestro papel. Estamos diseñando todo un proceso de formación y acción. Se trata de empoderar a muchos de estos vecinos y vecinas que, tras décadas de abandono, se sienten impotentes a la hora de hacerse dueños de sus propias expectativas.

La asociación ha participado en dos de las tres encuentro del papa Francisco con los movimientos populares del mundo…

Nos ha llegado el gran conocimiento del Papa de los problemas de los barrios y de por dónde deben pasar las salidas. Hemos descubierto que hay en el mundo también muchos movimientos con los que compartimos objetivos: «Tierra, techo y trabajo», podría ser uno de nuestros lemas.

faldon portada y sumario

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