Oremos para seguir descubriendo que el seguimiento es un camino. La llamada de Jesús no nos instala sino que nos resitúa vitalmente en nuestra condición de peregrinos. Siempre tras él, con los ojos fijos en él, siguiendo sus pasos, prosiguiendo su causa, ofreciendo toda nuestra existencia. Cuando escrutamos ante Dios los caminos de la vida, no hay espacios que queden excluidos.
3er Domingo TO