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A propósito de «No os dejéis robar la dignidad»

03 junio 2019 | Por

A propósito de «No os dejéis robar la dignidad»

Jesús Espeja | La lectura del importante libro elaborado por Abraham Canales donde presenta la preocupación y las orientaciones del papa Francisco para que los excluidos tengan un trabajo “decente, libre, creativo, participativo y solidario”, es una de las tres referencias que se agolpan cuando hago esta reflexión.

Tenía reciente su lectura, cuando en la Universidad de Comillas escuché la intervención muy atinada de Adela Cortina sobre los interrogantes éticos que  plantea la “inteligencia artificial”  promovida por la ciencia y la técnica que, dados sus éxitos incuestionables, tienden a ser totalitarias. Finalmente, veo un fascículo que publica El País sobre El futuro del trabajo, junio 2019, que como portada trae tres frases bien significativas: “la tecnología destruirá parte del empleo actual, y cambiará las bases de nuestro contrato social, ¿seremos capaces de utilizarla para generar otro mejor?” Según el editorial de ese fascículo, “resulta absurdo predecir el mañana, hay que prepararse para él”; y en esta preparación urge “repensar el modelo”. Una breve colaboración lleva por título “cambiar la economía”. Pero, ¿qué implica este cambio?

La globalización significa un paso adelante y es signo de que todos formamos una sola familia. De modo análogo el deslumbrante progreso técnico en la robotización e inteligencia artificial pueden ser camino hacia más humanidad. El problema es cuando el proceso de globalización y las avances de la inteligencia artificial se inspiran y sirven a un modelo económico social y cultural “construido sobre el individualismo y el egoísmo del poseer y dominar”. Y esta ideología economicista posterga sin remedio la dignidad y los derechos fundamentales de las personas que siguen reclamando “un trabajo decente”, realizar su vocación humana de ser “cocreadores”.

En su enseñanza social los dos últimos papas insisten en algo fundamental y decisivo: hay que cambiar a la lógica de la misericordia, del don, de la gratuidad. Solo en este cambio se reconocerá de verdad la dignidad de la persona humana y se buscará el camino para que todos  satisfagan el derecho a un trabajo decente. Pero en la situación actual cuando la lógica del descarte se ha impuesto como la única recomendable y el deslumbrante progreso científico-técnico avanza en esa ideología, ¿merece la pena seguir luchando por un trabajo decente para todos?

Aquí viene la oportunidad y el gran servicio que puede prestar el libro de Abraham No os dejéis robar la dignidad. Presenta y explicita el clamor del papa Francisco por la dignidad de toda  persona humana. Una convicción fundamental como punto de partida: “sabemos que las cosas pueden cambiar”. En esta convicción, la comunidad cristiana, actuando en la lógica la compasión  y gratuidad, será memoria y reclamo profético, haciendo inolvidable a Jesucristo, que pasó por el mundo derribando los muros de separación entre personas y pueblos. En la búsqueda de ese cambio, los cristianos encontramos a otros que incluso al margen de la religión, pero también animados por el único Espíritu, apuestan por la misma causa. En las intervenciones del papa Francisco para el mundo del trabajo hay previamente una escucha de los movimientos populares. Y en la presentación del libro de Abraham  Canales, que puede ser referencia no solo para las comunidades cristianas, sino también para todas las personas y grupos que busquen más justicia social, intervino un militante de CCOO y otro de USO. En todos los rincones del mundo la humanidad que ya camina en una Presencia de amor, es capaz una y otra vez de levantarse de sus propias cenizas.

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Artículo de opinión publicado en Religión Digital.

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