Isabel resalta, por medio de una bienaventuranza, la fe plena de María en Dios y en la realización de su voluntad: “Dichosa tú que has creído…”
Dos aspectos de la personalidad de María en los que se centra la alabanza: ser madre del Señor, y ser la gran creyente.
¡Madre de todos los hombres, enséñanos a decir: Amén, con nuestra vida entregada!