Ser borregos de Cristo no es fácil. Ser borrego de Cristo es, conservando nuestra libertad, hacer realidad, precisamente por Él, la incorporación –que no aniquilamiento– de nuestra voluntad a la suya. Ser borregos de Cristo es saberse amados por Él, el buen pastor, que dio su vida por nosotros; es saberse cuidados y mimados con […]
Continua leyendo