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«#QueridaAmazonia»:  Un sueño social, cultural, ecológico y eclesial compartido 

12 febrero 2020 | Por

«#QueridaAmazonia»:  Un sueño social, cultural, ecológico y eclesial compartido 

La exhortación, resultado del sínodo de la Amazonia, es continuidad del grito profético ante el clamor de los pobres y de la tierra, expresado en Evangelii gaudium y Laudato si’, interpelando al pueblo de Dios y la “gente de buena voluntad”

El papa llama a abordar el desastre ecológico pero también humano integrando «la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres».

Abraham Canales y José Luis Palacios.

En menos de 30 páginas, el papa Francisco sintetiza las principales conclusiones del pasado Sínodo de la Amazonia, celebrado del 6 al 27 de octubre de 2019, recogidas ya en el documento sinodal, pero, sobre todo, presenta «un breve marco de reflexión que encarne en la realidad amazónica una síntesis de algunas grandes preocupaciones», contempladas en sus documentos anteriores, de manera que esta exhortación postsinodal «ayude y oriente a una armoniosa, creativa y fructífera recepción de todo el camino sinodal».

La exhortación se articula en cuatro capítulos correspondientes a los ‘cuatro sueños’ de Francisco sobre la Amazonia, que enfrenta un desastre socioambiental de repercusiones globales: un sueño social, protagonizado por una Amazonia que «luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos»; un sueño ecológico, donde este vasto y amenazado territorio «preserve esa riqueza cultural que la destaca»; un sueño cultural, con una Amazonia «que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana»; y, por último, un sueño eclesial, con  «comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse».

Para Francisco, compartir los sueños es una manera de abrir las puertas al futuro, una responsabilidad en la realidad de hoy, «ante el clamor de los pobres y de la tierra». En esos términos, se expresó ante miles de jóvenes para subrayar que  «los verdaderos sueños son los del ‘nosotros’, los sueños grandes comparten, generan nueva vida y estos sueños necesitan una fuente inagotable de esperanza» (Vigilia con jóvenes, 11 de agosto de 2018. Roma) .

La preocupación eclesial por esta zona clave del mundo no solo responde a su innegable valor natural y la presencia de pueblos originarios en riesgo de desaparición, sino que es también el tablero en el que se juega el signo de la globalización en marcha, el porvenir de la humanidad misma.

Así el Papa reconoce que «el equilibrio planetario depende también de la salud de la Amazonia. Junto con el bioma del Congo y del Borneo, deslumbra por la diversidad de sus bosques, de los cuales también dependen los ciclos de las lluvias, el equilibrio del clima y una gran variedad de seres vivos» (58), pero también, advierte, en coherencia con su visión de la ecología integral de que «si bien la Amazonia enfrenta un desastre ecológico, cabe destacar que «un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» (8).

En la exhortación, Francisco deja bien claro que la comunidad de creyentes tiene una responsabilidad para este lugar tan importante del mundo y sus habitantes: «La Iglesia, con su larga experiencia espiritual, con su renovada consciencia sobre el valor de la creación, con su preocupación por la justicia, con su opción por los últimos, con su tradición educativa y con su historia de encarnación en culturas tan diversas de todo el mundo, también quiere aportar al cuidado y al crecimiento de la Amazonia» (60). 

Petición de perdón

La denuncia de los intereses y deformaciones que han puesto en peligro este complejo espacio natural y humano viene acompañada por una petición de perdón por los excesos cometidos en nombre de la Iglesia por algunos de su miembros: «No podemos negar que el trigo se mezcló con la cizaña y que no siempre los misioneros estuvieron del lado de los oprimidos, me avergüenzo y una vez más «pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América» y por los atroces crímenes que siguieron a través de toda la historia de la Amazonia» (19).

Exhortación apostólica postsinodal del santo padre Francisco, «Querida Amazonia».

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