HOAC ALCALÁ DE HENARES.  El sábado 21 de junio, desde el Secretariado Diocesano para los movimientos de Acción Católica, por iniciativa de la HOAC y la Acción Católica General, se convocó un gesto de solidaridad en Alcalá de Henares, con el lema “Desde el Evangelio, por la justicia y los derechos sociales”. Asistieron alrededor de 120 personas y participó el obispo de Alcalá, que apoyó el acto y animó a las parroquias a que asistieran.

Comunicado “Desde el Evangelio, por la justicia y los derechos sociales”

Un grupo de personas y organizaciones pertenecientes a la Iglesia Católica en la diócesis de Alcalá de Henares, ante el llamamiento que nos hace el Papa Francisco a ser constructores de esperanza, generando comunión, hemos considerado necesario alzar nuestra voz hoy y unirnos a todas las personas de buena voluntad para exigir justicia, para anunciarles a todos que los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo son a la vez gozos y esperanzas, angustias y tristezas de los discípulos de Cristo.

Nos encontramos desde 2008 atravesando una crisis a la que no se le ve el final, económica, financiera y moral, de dimensión global, viviendo las consecuencias de un sistema que considera lógicas unas leyes económicas basadas en el egoísmo y que acepta como normal y natural dejar a tantas personas sin trabajo, sin casa, sin posibilidad de estudiar o cuidar su salud o, lo que es más grave, de tener lo mínimo para poder alimentarse, como es el caso de muchos niños en nuestro país: millones de hogares en los que no hay ningún ingreso. Los más pobres son, como siempre, las principales víctimas, pero directa o indirectamente nos alcanza a todos.

Aquí, hoy 21 de junio de 2014, AÑO DE LA ESPERANZA, queremos manifestar dicha esperanza que el amor en Cristo hace posible, y renovar nuestra opción por construir otro mundo, donde sea posible compartir nuestros bienes, la fraternidad y la solidaridad y sean atendidas las necesidades materiales, culturales y espirituales de todas las personas.

Alzamos nuestra voz para manifestar que no es cierto que no exista riqueza en nuestro país para que todas las personas vivamos con dignidad sino que se está negando el destino universal de los bienes por su acaparación en unas pocas ma-nos. Nos preguntamos: ¿por qué no hay dinero para las personas pero sí lo hay para rescatar con nuestro dinero las malas prácticas financieras de los que sanean sus cuentas desahuciando a tantas personas de sus casas? ¡NO A UNA ECONOMÍA DE LA EXCLUSIÓN!

Frente a todos aquellos que nos hablan de datos macroeconómicos, que nos anuncian que las cosas ya van a mejor, que están preocupados solamente por los índices y los beneficios de las empresas y los bancos, queremos manifestar que las personas no pueden esperar. Frente a una política al servicio de la economía y del dinero, nosotros proponemos una economía al servicio del bien común. Nosotros no estamos tan preocupados por si la Bolsa sube uno o dos puntos pero sí por los ancianos que mueren solos, por los jóvenes sin expectativas de futuro, por las personas mayores de 45 años que son excluidos del mercado laboral, porque la PERSONA ES LO PRIMERO y el dinero es solo un medio y un instrumento, pero nunca un fin. ¡NO A UN DINERO QUE GOBIERNA EN LUGAR DE SERVIR!

Necesitamos repensar el sentido de nuestra humanidad, de la economía, porque la vida humana ha dejado de ser un fin en sí misma y se ha instrumentalizado en función del interés individual economicista. ¡SÍ A UNA VIDA DIGNA, CON UNA ECONOMÍA DE COMUNIÓN!

Necesitamos recuperar la política como una dimensión fundamental para las per-sonas: la preocupación de unos por otros, de lo que ocurre en nuestro portal, barrio, ciudad y país y también una política que no sea un apéndice de la economía, al servicio de unos pocos privilegiados, sino la forma que tenemos de organizar entre todos la sociedad al servicio de todas las personas, prioritariamente de los más empobrecidos de cualquier sociedad. ¡SÍ A UNA POLÍTICA AL SERVICIO DEL BIEN COMÚN!

Es necesario construir puentes entre todos, y desde aquí hacemos un llamamiento a todos (personas, instituciones y agentes sociales) para fortalecer los lazos que cohesionen nuestra sociedad, desde el nivel local y diocesano, y hacer de ella un lugar más justo, más digno y habitable para que todos podamos vivir con la dignidad que Dios quiere para todos sus hijos.