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Mirar cara a cara a los pobres

01 abril 2014 | Por

Mirar cara a cara a los pobres

En “Evangelii gaudium” (La alegría del Evangelio) el Papa Francisco dice que “el imperativo de escuchar el clamor de los pobres se hace carne en nosotros cuando se nos estremecen las entrañas ante el dolor ajeno” (n. 193) y que esto es posible cuando vivimos con “una atención puesta en el otro” (n. 199). Seguramente muchos comportamientos personales, actitudes, prácticas y mentalidades sociales, planteamientos y decisiones de las instituciones políticas, cambiarían si viviéramos más desde esa atención al otro y nos dejáramos afectar realmente por el dolor ajeno. Ahí está lo que más, desde la raíz, nos hace humanos, lo que puede sacar lo mejor de nosotros mismos. Muchas cosas cambiarían si fuéramos capaces de mirar cara a cara a los pobres.

Con demasiada facilidad sepultamos nuestra humanidad enterrándola en ideas y discursos que impiden mirar cara a cara la realidad y que son una ofensa, una más, a los pobres. Es lo que ocurre con esos discursos del “estamos saliendo de la crisis” que ignoran de hecho la realidad de sufrimiento de tantas personas y familias. Discursos que hablan de cifras y números cuando se trata de otra cosa, de personas. Es lo que ocurre con los trágicos hechos ocurridos en la frontera de Ceuta, con la situación cotidiana de nuestra frontera sur, y particularmente con los discursos sobre la inmigración que hablan de “avalanchas” de inmigrantes, de “razones de Estado”…, que desvían la atención de lo verdaderamente importante: se trata de personas, de seres humanos. Este hecho tan simple y elemental es el que se ignora en la práctica en las políticas migratorias de la Unión Europea que, por eso, son un desastre y una cruel inhumanidad. Porque no es solo la frontera sur española, ahí está Lampedusa y tantos lugares más donde se viven los trágicos efectos de no saber o no querer mirar la realidad de frente. Mirar cara a cara a los pobres, en este caso a los inmigrantes, víctimas del abismo de desigualdad que hemos creado en nuestro mundo.

Necesitamos cambiar de raíz nuestra mirada. En la realidad de los migrantes, atrevernos a mirarlos como dice Wooldy Edson Louidor, haitiano, luchador de muchos años por los derechos de los migrantes en latinoamérica que, desde su experiencia, expresa mucho mejor de lo que nosotros seríamos capaces lo que queremos decir. Edson habla así del migrante: “Un ser humano que nos invita a acogerlo y tener el valor de encontrar lo Humano y lo Divino en su rostro sufriente”. Y explica así lo que le motiva a seguir luchando con los migrantes por sus derechos: “Me motiva la misma esperanza que tienen los migrantes…Cada vez que hablo con un migrante, experimento esta voluntad de vivir, esta esperanza “contra toda esperanza” y, sobre todo, esta capacidad de reírse y de alegrarse incluso en los momentos más duros de su experiencia migratoria. Me motiva lo humano que siempre llevan en su corazón y que nada puede destruir: ni la hostilidad de las políticas y leyes migratorias, ni las actitudes discriminatorias de ciertos grupos sociales, ni los abusos de los traficantes ilegales de migrantes. Los que realmente defienden sus derechos son los mismos migrantes a través de su lucha por la vida. Nosotros, los que los acompañamos, somos simples testigos de esta lucha, acompañantes de esos seres humanos y humildes servidores de esta gran misión que los mismos migrantes llevan adelante con dignidad, combatividad y esperanza”. Porque esa es la realidad: la vida humana que busca salir adelante. ¿Queremos mirar cara a cara esa realidad?

Publicado en el nº 1558 de NNOO, mes de abril de 2014

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