El sabor de la vida es su humanidad. La vida verdadera sabe a humanidad. A humanidad plena y digna. Sabe a fraternidad. Sabe a comunión, a trabajo decente, a sanidad universal, a vecindad entrelazada, a soledades habitadas, a condiciones dignas de vida para todas y para todos. Sabe a esperanza, a mañana y a futuro. […]
Continua leyendo