
Todos los desórdenes y calamidades de que somos testigos no hacen más que ir confirmando que fuera de Él ni hay paz, ni justicia, ni nada bueno, ni nada bello. Lo que Él busca, tanto en su mensaje como en su providencia amorosa y paciente, es al hombre. A cada hombre en particular, sea lo que sea en categoría: todos somos hijos pródigos suyos (Rovirosa OC TII, pág. 209).
4º Domingo Cuaresma_compressed
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