Estén siempre alegres. Oren en todo momento. Den gracias por todo, pues ésta es la voluntad de Dios con respecto a ustedes como cristianos. No apaguen la fuerza del Espíritu; no menosprecien los dones proféticos. Examínenlo todo y quédense con lo bueno. Apártense de todo tipo de mal (1Tes 5, 16-24).
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