Hace una semana que estábamos de asamblea. Hemos experimentado en ella la compasión del Señor con nosotros, y la llamada a seguir viviendo, como Él, de manera compasiva y misericordiosa. Acojo y agradezco su amor compasivo y misericordioso. Acojo en mi oración a quienes necesitan y esperan esa misma compasión por mi cauce. Desde esa necesidad de compasión, oro.
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