Acoger la Palabra es entrar en el Misterio del Reino, en el misterio de los tiempos y los procesos vitales que Dios hace nacer en nosotros, es cultivar la paciencia de reconocer que Dios es quien hace crecer y dar fruto. Es reconocer que, en la medida en que nos hacemos tierra capaz de acoger la semilla de la Palabra, podemos transformar también nuestra vida en semilla llamada a sembrarse y dar fruto.
15º Domingo TO
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