
La vida de las bienaventuranzas es la vida de la santidad que es nuestra vocación, y es también la mejor propuesta de construcción de nuevas relaciones humanas, sociales, económicas y políticas en nuestro mundo, porque en las bienaventuranzas aparece claro que Dios es el Dios de todos, pero especialmente de las personas descartadas por este sistema, de los empobrecidos que son sacramento de Dios cuando los ponemos en el centro de nuestra vida personal y social.
4º Domingo TO