La oración nos hace conscientes de las propias posibilidades y de la acción liberadora de Dios en la historia cuando nuestra vida se convierte en cauce de su acción amorosa, misericordiosa y plena de justicia. La oración es la expresión de nuestra fe.
¿Pervive en nosotros esa fe con ansias de justicia que nos hace vivir en la continua presencia amorosa de Dios en nuestra vida? ¿Es esa fe la que nos hace vivir de manera orante el ser y el hacer, vinculando fe y justicia? ¿Es esa fe la que nos hace comprender nuestra vida como misión? Oremos.
29º Domingo TO