
Solo con actitudes como las de Jesús podremos dar su mismo fruto. Solo a la escucha de su Palabra que hacemos nuestra en el discernimiento orante de la formación para que se vaya transformando en vida, podemos llegar a sentir, a pensar, a vivir como él, y a trabajar con Él. Solo siendo buenos como él -que pasó por la vida haciendo el bien- podremos dar frutos buenos.
8º Domingo TO