El Reino requiere hacerse niños, volver a vivir esa confianza original para poder acoger toda su riqueza de humanidad. Y necesita -los sueños se construyen juntos- una comunidad de hombres y mujeres comprometidos con el amor a fondo perdido que lo haga palpable, concreto y visible. Estamos convocados a ser la comunidad alternativa y fraterna que se necesita para que el mundo crea. Soñemos juntos el cuidado de unas y otros, el cuidado de la creación.