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Opinión | Cuaresma para la Hospitalidad

03 marzo 2020 | Por

Opinión | Cuaresma para la Hospitalidad

Rafa Nogués | Militante de la HOAC de Zaragoza.

La Mesa por la Hospitalidad nace con el propósito de ser una respuesta de la Iglesia local de Zaragoza, para poner en práctica las acciones que el papa Francisco propone para la atención de migrantes y refugiados: acoger, proteger, promover e integrar.

La iniciativa tiene como finalidad realizar la acogida de familias recién llegadas a Zaragoza, con menores a cargo, que no tienen dónde vivir, ni cubiertas sus necesidades básicas, hasta que obtengan plaza en el Sistema de Acogida de Personas Solicitantes de Protección Internacional del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

La propuesta de crearla se planteó a finales del año 2018, por un reducido grupo de personas pertenecientes a diferentes realidades eclesiales, que detectaron la situación de emergencia humanitaria a la que se veían abocadas las familias, cada vez en mayor número, que llegaban a Zaragoza en calidad de solicitantes del estatuto de refugiados. La idea de poner en marcha un grupo que desde el interior de la Iglesia diocesana, llevará a cabo esta acogida, se fundamentó en el Mensaje del papa Francisco del 27 de mayo de 2019 “No se trata sólo de migrantes”; y a partir de una experiencia similar de la diócesis de Madrid.

Nuestro obispo, en la carta que ha publicado el primer domingo de Cuaresma, explica qué es la Mesa por la Hospitalidad: “Como Iglesia y como discípulos de Jesús, que también fue migrante, no podemos permanecer indiferentes ante estas graves situaciones y por eso queremos articular una red de posadas. Queremos no sólo dar posada, sino, sobre todo, ser posada, a través de una presencia amiga y fraterna, que acoge con calidez; protege a las familias que han tenido que dejarlo todo en su patria; acompaña a su integración, generando relaciones de respeto, reconocimiento y fraternidad.”

El objetivo general que se planteó en su constitución fue el de “construir una experiencia eclesial de acogida cálida a solicitantes de protección internacional, prioritariamente familias con hijos menores a su cargo, practicando la solidaridad mediante la disposición de viviendas y la acogida con afecto por una comunidad”.

Una vez compartida la iniciativa con un grupo de personas de movimientos apostólicos, entre los que se cuenta la HOAC de Zaragoza, parroquias y congregaciones religiosas, con sensibilidad y prácticas de acogida, se presentó al arzobispo y a la Delegación de Migraciones. De tal manera que la Mesa de la Hospitalidad quedó constituida como un grupo de trabajo dentro de dicha Delegación.

Desde el primer momento cuidamos que el sentido y orientación que deseábamos tuviera la Mesa, estuviera en consonancia con el mensaje del papa Francisco en la Jornada Mundial de Migrantes. La perspectiva fue la de generar una experiencia eclesial y comunitaria con el fin de construir una Iglesia en salida, que pueda atender las necesidades personales y sociales que sufre esta humanidad herida.Hacernos prójimo del caído, del perseguido, del que todo lo ha perdido, del desarraigado, del que busca simplemente una vida mejor, una oportunidad para sus hijos, del migrante; nos lleva a la hondura del encuentro, a descubrir en nuestra oración que encontrándonos con esos prójimos próximos, puesto que viven en posadas puestas a su disposición por nuestras comunidades, es encontrarnos con el mismo Dios.

El proceso de búsqueda de viviendas para la acogida de las personas refugiadas lo iniciamos en los últimos días del año 2018. Tras diversos contactos y referencias que nos llegaron, vislumbramos que se podría disponer de dos viviendas: una de una parroquia y otra de una orden religiosa. Así como una pequeña residencia de estudiantes y novicios que lleva varios años desocupada; que fue descartada cuando los técnicos valoraron los costes de hacerla habitable.

A la par iniciamos contactos con los servicios sociales del Ayuntamiento de Zaragoza, que era el único servicio que atendía a esta tipología de personas mediante las ayudas de urgencia. Nuestra iniciativa fue muy bien acogida y tras varios contactos y reuniones, se acometió el trabajo de redacción de un convenio de colaboración por el que la Mesa de la Hospitalidad ofrecería viviendas, que fueran posadas acogedoras, para que fueran gestionadas por la Casa de las Culturas, servicio del Ayuntamiento que atiende a las personas migrantes. El inicio de la precampaña electoral municipal y su consiguiente cambio de gobierno, retrasó hasta el mes de octubre la materialización de acoger refugiados en las viviendas ofrecidas por la Mesa.

Al inicio de este año, la Mesa había puesto a disposición del Ayuntamiento tres viviendas, en las que están acogidos más de veinte personas y de ellas, siete menores (uno con discapacidad). Más otra posada, cedida por una orden religiosa y cuyos gastos corrientes son cubiertos por la propia Mesa, para acoger a una madre marroquí y su hijo recién nacido, que no tenían donde vivir tras el alta hospitalaria.

A la par de esta labor de preparación de posadas, y con la intencionalidad de “ser posadas”, se fueron creando en varias parroquias los Equipos de Hospitalidad, formados por personas voluntarias que de forma comunitaria, deseen realizar un acompañamiento personalizado a las personas migrantes. Se trata de ser una cara amable, unos brazos abiertos, una escucha para un momento de angustia y desesperación, una persona con quien tomar un café o dar un paseo por el barrio, alguien que acompañe para escolarizar a los hijos o al centro de salud para solicitar la tarjeta sanitaria…, alguien con quien ir creando lazos que expresen que son bienvenidos. Todo ello sin hurgar en sus heridas, ni querer conocer su historia concreta.

También con el inicio del año hemos logrado poner en marcha un espacio de oración mensual, con la colaboración de una orden religiosa contemplativa, donde alimentar y compartir nuestra fe, desde la experiencia de la acogida y con perspectiva de la misión, para todas las personas que forman parte de los Equipos, de la Mesa y abierto a quienes deseen participar.

Durante esta Cuaresma, tiempo de conversión hacia la Pascua, estamos llevando a cabo dos acciones: una de sensibilización, a través de la publicación semanal del Arzobispado: Iglesia en Aragón; y otra, que invita a orar a partir de los cuatro verbos que el Papa nos sugiere para practicar la hospitalidad cristiana. Para llevar a cabo esta segunda iniciativa, se han enviado a las parroquias, colegios y otros ámbitos, dos tipos de materiales que invitan a la reflexión sobre las personas migrantes y refugiadas. Los destinados a los jóvenes y personas adultas, constan de un testimonio de una familia acogida, un texto del papa Francisco, un texto del Evangelio, una invitación a meditar y compartir, y una oración final; los preparados para niños y niñas, se inician con una ficha explicativa de qué es una persona refugiada y continua con esquema similar al anterior, adaptado a su edad.

La tarea de sensibilización se inició con la carta del Arzobispo en el primer domingo de Cuaresma; y se ha completado con la publicación en “Iglesia en Aragón”, cada uno de los cinco domingos, de un breve texto del papa Francisco, un testimonio y una petición para hacer presente a dichas personas en las eucaristías.

Estos pasos y acciones que vamos dando, como expresión de la dimensión social de la fe a través de un compromiso con las personas empobrecidas, contribuyen a crear una cultura del encuentro y a favor de la integración, promueven una respuesta al desafío que plantean las migraciones y pretenden, en palabras del Papa: “expresar la misión de la Iglesia en relación a todos los habitantes de las periferias existenciales”.

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