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Cada vez más endeudados

21 septiembre 2018 | Por

Cada vez más endeudados

Enrique Lluch Frechina | Una de las estrategias que han servido para salir de la crisis en la que estamos ha sido el endeudamiento. Endeudarse puede producir crecimiento económico y este parece que ha sido el camino elegido por las principales autoridades económicas mundiales para lograr la recuperación de la senda de crecimiento mundial. Las bajadas de tipos de interés propiciadas por los bancos centrales no hacen más que confirmar esta afirmación.

Si alguien se pregunta cómo es posible que el endeudamiento produzca crecimiento, el mecanismo para lograrlo se puede entender con un ejemplo sencillo. Supongamos que alguien quiere montar una actividad económica en su barrio como una casa de comidas para llevar, que permita a sus vecinos no tener que cocinar y al inversor ganarse la vida con un trabajo honrado. Consideremos que esta persona no tiene el suficiente ahorro para poder alquilar el local, adecuarlo, comprar la maquinaria adecuada y asumir todos los gastos que supone la puesta en marcha de la actividad, por lo que recurre a un banco que le presta el dinero para hacerlo. Ya tenemos el endeudamiento y la posibilidad real de montar su casa de comidas preparadas y asumir todos los gastos que esta puesta en marcha genera.

Si, siguiendo con nuestro ejemplo, esta persona acierta y hace unas buenas comidas que comienzan a ser apreciadas por sus vecinos que, poco a poco, dejan de cocinar algunos días para comprar los magníficos menús que prepara nuestra emprendedora, el endeudamiento ha creado una nueva actividad, tal vez algún puesto de trabajo, y ha generado un crecimiento económico en el barrio ya que dinero que antes, probablemente, se iba a comprar fuera de él o al ahorro, pasa a ser gastado en producción del lugar. Si a esto añadimos que el dinero que entra en circulación se mueve donde antes no lo había, vemos como esa nueva inversión proveniente de un endeudamiento no solo produce crecimiento gracias a esta actividad, sino gracias a lo que compran sus dueños y sus trabajadores que no hubiesen ganado si no hubiesen montado esta casa de comidas.

En este caso el cuento acaba bien, porque la actividad ha sido un éxito y esto le permite a la persona endeudada devolver los préstamos recibidos y al mismo tiempo pagar los intereses que le ha cargado el banco. Cuando lo hace ya no genera crecimiento, pero seguro que habrá otro que lo haga con el dinero que devuelve. Este proceso entra dentro del funcionamiento normal de cualquier economía desarrollada y es necesario que existan estas posibilidades de crédito para permitir que las personas puedan adquirir bienes caros (como una casa o un automóvil) o para que puedan tener actividades en las que ganarse la vida.

Sin embargo, lo que estamos observando ahora es que el endeudamiento a nivel mundial está creciendo de una manera constante. En estos momentos tenemos una deuda acumulada a nivel mundial que supone un 318% del tamaño de la producción anual mundial (es decir, por cada euro que se produce en todo el mundo, se deben 3,18). Para tener una referencia, hace 15 años (antes de la crisis) este porcentaje era de un 248% y hay que recordar que durante la crisis el endeudamiento decreció. Cuando todos se endeudan al mismo tiempo el efecto de promoción del crecimiento a corto plazo es considerable pero puede convertirse en un parón a medio o a largo plazo. Si todos pedimos prestado para construir carreteras, comprar bienes, montar negocios, enviar a nuestros hijos a estudiar, etc. En el momento en el que esto está sucediendo, el crecimiento económico es elevado ya que se producen muchos bienes y servicios que no se harían si no hubiese existido este endeudamiento. Ahora bien, si igual que todos se endeudan al mismo tiempo para poder provocar este crecimiento, todos devuelven sus deudas coordinadamente, cuando esto está sucediendo ya no se da tanto crecimiento económico, porque los agentes económicos tienen que utilizar fondos para devolver en lugar de para adquirir otros bienes y servicios.

Además, si la parada del crecimiento es acusada, puede darse que algunos tengan problemas para devolver esos préstamos, ya que, como en el caso del ejemplo con el que abríamos el artículo, para poder devolver y pagar los intereses, necesitamos que nuestra inversión funcione bien y genere ingresos suficientes. No hay más que recordar como muchas de las empresas que quebraron en la anterior crisis eran compañías que funcionaban bien, que tenían más ingresos que gastos, pero que debido a un elevado endeudamiento adquirido durante los años de bonanza, tenían unos beneficios insuficientes para hacer frente a los pagos de sus respectivas deudas y finalmente tuvieron que cerrar por no poder pagarlas.

Lo que estamos viendo es que la necesidad de crecimiento nos lleva a un círculo vicioso que genera ciclos económicos. Por un lado, para crecer necesitamos endeudarnos constantemente y que este endeudamiento sea cada vez mayor. Solo la movilización de nuevos recursos permite ese crecimiento que ansiamos. Por otro, para que ese endeudamiento sea sostenible precisamos que exista crecimiento económico, porque sin él no podemos devolver lo que hemos pedido prestado. Entramos así en una doble adicción. Por un lado, tenemos una economía adicta al endeudamiento porque sin este no podemos crecer y, por otro, tenemos una adicción al crecimiento porque sin este entraríamos en otra crisis financiera por la imposibilidad de devolver los créditos pedidos.

La salida de nuestra anterior crisis está realizándose a través de los mecanismos que la provocaron, es decir, entrando en una espiral de endeudamiento y crecimiento, que se retroalimenta ya que ambos se necesitan para poder mantener esta dinámica. Si el endeudamiento tiene como finalidad principal actividades realmente productivas, podremos tener unos años en los que el crecimiento se mantenga. Pero si este endeudamiento se destina, no a actividades de producción, sino a actividades financieras que produzcan inflación en el precio de algunos activos financieros (tal y como sucedió en las crisis precedentes), no debemos albergar dudas de que volveremos a tener otra crisis más pronto o más tarde, o una recaída de la que tenemos tan reciente.

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