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Recordando a Pla y Deniel, el cardenal de los obreros

06 julio 2018 | Por

Recordando a Pla y Deniel, el cardenal de los obreros

En el 50 aniversario de la muerte de Pla y Deniel, Vicente Cerrillo, consiliario de la HOAC de Toledo, rescata una dimensión olvidada por la historiografía oficial del que fuera cardenal primado: su cercanía con el mundo obrero y su defensa enérgica de la independencia de la Iglesia y sus asociaciones de fieles. Reproducimos a continuación un artículo publicado en el semanario diocesano Padre nuestro.

Vicente Cerrillo | El día 5 de julio se cumplen cincuenta años de la muerte del cardenal Enrique Pla y Deniel. Con este motivo quiero recordarle con afecto como sacerdote, ya que él me confirió el sacerdocio y como consiliario diocesano de la HOAC de Toledo. El cardenal Pla y Deniel puede ser una de esas personas que pasó por el mundo haciendo el bien y quizás hoy sea un tanto desconocido y, por ello, olvidado.

Enrique Pla y Deniel nació en Barcelona el año 1876. Estudió en el seminario de Barcelona y en Roma donde obtuvo tres doctorados: en Teología, en Derecho Canónico y en Filosofía. Vuelto a su diócesis, le nombraron profesor del seminario, explicando las asignaturas de Oratoria Sagrada y Patrología y, después, Filosofía e Historia de la Filosofía.

Durante estos años se dedicó con gran empeño al apostolado obrero y social. De este tiempo se recuerda la fundación del Patronato Obrero en uno de los arrabales de Barcelona conocido como Pueblo Nuevo. Allí los obreros le recodaban como un sacerdote que les ofreció instrucción religiosa, ayuda económica y amistad. Este Patronato sería unas de las primeras víctimas en la Semana Trágica de 1909 quemando el edificio y los enseres. En 1918 fue nombrado obispo de Ávila.

En los dieciséis años que estuvo en ella, promovió, entre otras cosas, la Acción Católica e impulsó las obras sociales, como la Casa Social Católica, que instaló en su propio palacio episcopal. Fue un gran defensor de los sindicatos católicos de obreros.

Un detalle: cuando el Papa trasladó a Pla y Deniel a la diócesis de Salamanca, el Ayuntamiento socialista de Ávila escribió a la Santa Sede, rogando quedara sin efecto este traslado y lo dejara en Ávila. En 1935 fue trasladado a Salamanca, donde una de sus primeras preocupaciones fue la organización de la Acción Católica.

Artículo de Vicente Carrillo

Páginas del Semanario Padre Nuestro, de la diócesis de Toledo

Trabajó a favor de la Universidad. Coincidió en varias reuniones con don Miguel de Unamuno, entonces rector de la Universidad por ser ambos miembros de algún patronato. Parece que Unamuno escribió algún artículo elogiando la labor pastoral de Pla y Deniel y alguna de sus pastorales. El 31 de diciembre de 1941 fue nombrado arzobispo de la archidiócesis de Toledo, de la que fue pastor hasta 1968, año de su muerte.

De toda la labor ingente que realizó estos cerca de treinta años, quiero destacar: la preocupación por el seminario, la restauración de la diócesis que había quedado devastada durante la Guerra Civil (parroquias, casas rectorales, etc). Y como presidente de la Conferencia de Metropolitanos españoles, su labor en la presidencia de la Junta Suprema de Acción Católica, que recibió un gran impulso de Pla y Deniel.

Pla y Deniel y la HOAC

El origen de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) hay que situarlo en la visita «ad límina» que hizo el cardenal primado Pla y Deniel en 1946. En aquel momento había terminado la Segunda Guerra Mundial, España estaba aislada, tras la condena de la ONU. En el análisis que hacía el papa Pío XII, podía reanudarse la guerra en España y el mundo obrero no estaba con la Iglesia. El papa recomienda a Pla y Deniel «recristianizar» el mundo obrero y suscitar unas organizaciones obreras que pudieran ser en el futuro la base de una especie de partido democristiano al estilo italiano. Y Pla y Deniel se lo toma muy en serio. Ve que la única manera de dar forma a este deseo del papa era dentro de la Acción Católica como una rama de la misma especializada para trabajar apostólicamente en el mundo obrero. Y se fijan en Guillermo Rovirosa, miembro de la Acción Católica.

Guillermo acepta y comienza rápidamente a trabajar. Así el mismo año 1946 se celebra la primera semana de la HOAC (Madrid, 26 octubre-3 noviembre) a la que asisten 200 obreros. En ella participa también Pla y Deniel que, entre otras cosas, les dijo: «He procurado hallar tiempo para estar con vosotros, porque ello es para mí un verdadero gozo en el espíritu». Una forma de manifestar su predilección fue ofrecer su seminario en un tiempo en que estas reuniones suscitaban sospechas y problemas.

Así en 1947 la segunda Semana Nacional de la HOAC se celebraba en el seminario de Toledo: «Es para mí un momento de intensa satisfacción el clausurar aquí en Toledo la II Semana Nacional de la HOAC… Ha de ser para mí una satisfacción intensa el ver nacer aquí en su II Semana, ya Nacional, a la Hermandad Obrera de Acción Católica… Empezamos. Estamos en marcha. Que nadie se detenga. Espero que llegue este movimiento a ser arrollador, del cual los mismos obreros sean los apóstoles… Dentro de la Acción Católica debe nacer este movimiento de especialización, porque la Acción Católica es imposible que tenga eficacia sin especialización».

Y en otra intervención les dijo: «Quien ha tratado a los obreros ha visto cuánto germen de virtudes naturales hay entre la clase obrera… tenéis la virtud de la generosidad más desarrollada que en otras clases sociales, estáis preparados para escuchar la doctrina evangélica».

Pla y Deniel y la JOC

Pla y Deniel estuvo en los momentos de la aprobación de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) en España y en su defensa en muchas ocasiones delicadas. Los que pertenecemos a la diócesis de Toledo podemos añadir algunas razones más de la importancia que daba a los jóvenes obreros: defensa, apoyo, ayuda económica, cesión del seminario para la celebración de sus consejos, por ejemplo, el XII Consejo Nacional JOC y III Consejo Nacional JOCF.

Recuerda don Rafael Torija, obispo, de los años que era consiliario de la JOC en Toledo «aquellas gozosas aclamaciones de los chicos y chicas de la JOC reunidos en su Consejo Nacional en el seminario toledano, cuando en medio de los trabajos del Consejo, sin más aviso, se presenta el Cardenal para participar en una cualquiera de sus sesiones. No le importaba a pesar de haber asistido a la inauguración y que al día siguiente presidiría la clausura, y que tendría un importante discurso en el acto público celebrado en un salón de la ciudad».

Pla y Deniel mostró siempre una predilección por la HOAC y la JOC. Así lo decía él mismo el año 1950: «Os confieso la predilección de toda mi vida sacerdotal por el apostolado obrero». Y otra ocasión: «Jamás he gozado tanto como cuando me hallo entre obreros». Hubo momentos delicados y difíciles. Y Pla y Deniel siempre sacó la cara por la HOAC y la JOC. Como muestra recogemos algunas palabras de una carta suya al ministro Solís: «no pueden considerarse como demagógicas la legítima defensa de los intereses obreros, la información sobre sus necesidades reales, la aspiración a que se cuente con ellos en la resolución de los problemas del trabajo».

Y el testimonio de monseñor Rafael Torija, que fue muchos años consiliario diocesano de la HOAC y de la JOC de Toledo: «Con el título de cardenal de los obreros le aclamaron ellos mismos en distintas ocasiones… Le vieron gozar con los gozos de los obreros y sufrir con los dolores y con los sufrimientos de los mismos. Por todo esto, los obreros le querían también a él; los obreros respondieron siempre al ver que el cardenal se interesó de verdad por ellos y por sus problemas!»

Artículo de Vicente Carrillo

Páginas del Semanario Padre Nuestro, de la diócesis de Toledo

Un recuerdo lleno de cariño y gratitud

Al cumplirse los cincuenta años de su muerte (5 de julio de 1968) quiero dedicar al cardenal Pla y Deniel un recuerdo lleno de cariño y gratitud por su labor al frente de nuestra archidiócesis toledana casi treinta años en tiempos difíciles, por ser el obispo que nos ordenó de presbíteros a más de 200 seminaristas después de la Guerra Civil, a quienes tocó en suerte aplicar a su lado la renovación del Concilio Vaticano II en nuestra archidiócesis toledana y, como consiliario diocesano de la HOAC, por su cariño a los movimientos de Acción Católica especializados en el mundo del trabajo (HOAC y JOC) que tuvieron en él a un padre, un impulsor, un defensor, un protector, un amigo. ¡Gracias, Pla y Deniel!

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