La HOAC y JOC de Canarias, movimientos de Acción Católica, manifiestan su apoyo a la lucha y a las acciones que, desde enero, están manteniendo los 50 trabajadores de mantenimiento de la empresa, subcontrata del Servicio Canario de Salud y que prestan su actividad en el Hospital Negrín de Las Palmas de G.C. desde hace 15 años, reivindicando la continuidad de sus puestos de trabajo en la nueva empresa subcontratada, ya que ésta no tiene intención de incorporarlos a sus plantillas, lo que significa el despido inminente de estos trabajadores.

Consideramos que la pérdida de empleo tiene unas consecuencias drásticas para la vida de estos trabajadores y sus familias,  y viene a  mostrarnos otra de las manifestaciones de toda esa situación que estamos viviendo en el mundo obrero y del trabajo, donde los trabajadores y trabajadoras somos víctimas de un sistema económico-político-laboral donde seguimos  jugando el papel de mercancía, de objetos, de instrumentos al servicio de la economía, y no desde la perspectiva de que la persona debe ser siempre fin y sujeto, menospreciándose el carácter sagrado que tiene la vida humana.

La HOAC visita la acampada de los trabajadores

Denunciamos que este modelo de entender la vida de los trabajadores y trabajadoras no nos hace avanzar en el reconocimiento práctico de la persona, en justicia y libertad, sino que continúa arrastrándonos al sufrimiento humano y se hace necesario buscar otros caminos para que el modelo de producción y consumo que predomine en nuestra sociedad sea aquel que permita vivir y cultivar la vida de la persona y que nos podamos desarrollar de acuerdo a nuestra dignidad, como hijas e hijos de Dios, y para que la sociedad pueda construirse sobre los cimientos de la justicia.

Manifestamos nuestro apoyo a las acciones de lucha unitaria que está teniendo el colectivo y valoramos el testimonio que nos están ofreciendo al resto de trabajadoras y trabajadores de luchar y arriesgar por sus derechos, frente a la normalidad, resignación, adormecimiento y pasividad que la cultura dominante nos ha inculcado en nuestro modo de ser, hacer y sentir.