Las cosas no son como parecen. Por ejemplo, cualquier cristiano sabe (lo cierto es que aun no lo sabe, por desgracia) que el capitalismo no es compatible con el cristianismo ni puede serlo. ¿Por qué? Dada la cortedad del espacio podemos contestar así: porque es un sistema injusto y perverso. La moderna esclavitud por horas (eso es el trabajo en el capitalismo para la inmensa multitud de los trabajadores) es de una inmoralidad semejante a la antigua esclavitud vitalicia.
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