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Ernesto Morales Contreras, presidente de la JOC: «Hay mucha juventud necesitada de JOC»

30 noviembre 2012 | Por

Ernesto Morales Contreras, presidente de la JOC: «Hay mucha juventud necesitada de JOC»

Este maestro en Educación Musical nacido en Ciudad Real hace 30 años, hijo de ex militantes de la HOAC, ejerce desde septiembre de 2012 la presidencia de la JOC, en sustitución de Saúl Pérez. Transcurridas sus primeras semanas en Madrid y en pleno lanzamiento de la nueva campaña jocista sobre educación, nos ha parecido oportuno conversar con él.

–¿Qué miedos y qué ilusiones se despertaron ante esa posibilidad?

–Tenía miedos en casi todos los aspectos de mi vida: venir a vivir a Madrid, dejar el colegio, tareas completamente nuevas, representar a la JOC dentro y fuera de la Iglesia… No voy a negar que pasé más de una noche de insomnio pensando si había hecho bien. Sin embargo, la ilusión por formar parte del secretariado, la confianza de los y las militantes de todo el movimiento, mis primeras semanas en Madrid, el apoyo de la gente más cercana ha hecho que olvide todos los nervios e inseguridades pasadas y disfrute cada momento de esta experiencia única, difícil, pero muy gratificante.

–¿Qué cree que puede aportar a la JOC desde la responsabilidad que ocupa?

–De momento, aprender todo lo que pueda de mi nueva responsabilidad e ir soltándome poco a poco. Creo que puedo aportar mi esfuerzo, mi fe absoluta en el proyecto de la JOC y mi alegría por formar parte de algo tan especial. Estoy convencido de que cada día somos más necesarios y que hay mucha juventud necesitada de JOC.

–¿En qué momento se encuentra la JOC hoy en día?

–La identidad de la JOC como movimiento juvenil, con una militancia «con fecha de caducidad» nos hace estar en constante renovación. La JOC actual es muy joven y, por eso, tenemos que ir adaptando las estructuras que hemos heredado a la realidad de la nueva militancia. Hemos empezado a cambiar algunas cosas, como la organización del secretariado, el número de coordinadoras…, pero tenemos que seguir como vamos, dando respuesta a la JOC de hoy, que es menos numerosa que años atrás, pero que tiene las mismas ganas de siempre.

Estamos, a nivel estatal, en clave de «extensión», para hacer llegar el mensaje de la Iglesia, y de la JOC, al máximo número de jóvenes. Es un momento de salir al encuentro de los y las jóvenes del mundo obrero, pero no para «captar» nuevos militantes, sino para ser voceros de lo que la juventud piensa y siente, para darnos a los jóvenes el protagonismo que nos merecemos y que la sociedad necesita.

Necesitamos transmitir la experiencia personal de lo que la JOC significa para los y las que la formamos. Hoy en día es muy difícil tratar de «convencer» a nadie de nada, esa no es nuestra función. Nosotros y nosotras tenemos que estar activa y críticamente en nuestros ambientes desde nuestro ser cristianos y «jocistas». Desde ahí, habrá jóvenes que se sientan llamados por nuestra experiencia y otros que no, pero lo importante es poner en marcha a la gente que tenemos cerca, movilizar, ser «levadura en la masa».

–¿Cómo alimentan su esperanza en tiempos de descrédito de lo institucional y aumento de la brecha generacional?

–Siempre insistimos que tenemos que ser los protagonistas del cambio que queremos en la sociedad. En la JOC hablamos de política, de grandes cuestiones, de la iglesia…, pero nunca perdemos de vista la autocrítica y la reflexión personal. De nada sirve manifestarse en contra de las injusticias, si luego yo no soy justo en mi día a día. En mi trato directo con los más jóvenes siempre insisto en que no hay que pretender cambiar el mundo, eso es demasiado, pero sí puedo intentar cambiar «mi mundo» y ser luz para los que me rodean.

Esa es la clave de la JOC que cualquier joven puede entender, ya que todos y todas somos sensibles a las injusticias, pero no todo el mundo es capaz de encontrar su camino para participar en el cambio: desde el «no me apetece» hasta el «es que yo no puedo cambiar nada», es muy fácil encontrar excusas para no participar. Ahí es donde la JOC debemos ser alternativa y medio de participación para tanta juventud descontenta.

Hay que participar en estructuras, estar en la calle defendiendo nuestros derechos, ser críticos con el sistema, pero tenemos que plantearnos continuamente: «Y yo ¿qué?». Si no, es muy fácil caer en el activismo, que es muy visible, pero poco transformador.

–¿Qué le puede aportar hoy día la JOC a esta Iglesia nuestra tan volcada en encontrar las claves de la Nueva Evangelización, en este año dedicado a la Fe y en el que se conmemora el 50 aniversario del Vaticano II?

–¡Somos tantos y de tantas maneras! Lo que la JOC aporta es el contacto directo con la realidad juvenil, y en concreto, de los y las jóvenes más precarios. Los y las militantes de la JOC profundizamos nuestra fe a través del trabajo diario, en el contacto con la realidad: rezamos desde la vida, y ese diálogo con Dios nos devuelve a la vida. Hay mucha gente que siente que la Iglesia, o ciertos sectores de la misma, están alejados de los problemas reales, del día a día, de las hipotecas, el desempleo, la marginalidad…, pero somos muchos los que vivimos nuestra fe desde ese lado de la sociedad, y eso es lo que tenemos que transmitir, tanto dentro como fuera de la Iglesia.

–Por cierto, ¿qué les dice el Vaticano II a los jóvenes de hoy?

–El Vaticano II trata de acercarse precisamente a los que están más lejos. Hacernos a todos más protagonistas para que sintamos la Iglesia como algo nuestro, un espacio en que se necesita de nuestra aportación. En ese sentido, el Vaticano II nos invita a participar, a formar parte de los movimientos y asociaciones, a sentirnos protagonistas, a llevar el mensaje de Jesús como una llamada para vivir la vida en plenitud, no como una carga impuesta desde fuera. Los jóvenes tenemos mucho que decir, en la sociedad y en la Iglesia, y si se quiere que formemos parte, tiene que ser desde la participación directa y dándonos el protagonismo necesario para hacernos oír.

–¿Qué significa en la JOC lanzar una nueva campaña?

–Es siempre un momento muy especial, tener a jóvenes por distintas ciudades y regiones reflexionando, trabajando y llevando acción sobre un mismo tema es muy emocionante. Es también un medio excelente para llegar a nuevas realidad. Además, con el tema de la educación, tan en el candelero en estos tiempos, esperamos contactar con mucha gente que está sufriendo en primera persona recortes, privatización, falta de becas, subida de tasas…, además es una buena manera de trabajar junto con otros movimientos que también están centrados en el tema.

–¿Por qué se preguntan «Educación. En qué? Pa´qué? Pa´quién?».

–La educación tiene que ser el motor de cualquier sociedad que se considere «avanzada». Es la base para evitar desigualdades y la única herramienta que los últimos, los que no cuentan para el sistema, tienen para escapar de esa situación. A través de la educación nos desarrollamos afectiva, personal, y socialmente, y, dependiendo de la educación que recibamos, seremos de una manera o de otra. Por eso todos los gobiernos la tienen muy en cuenta, para lo malo y para lo bueno. Estamos asistiendo a un desmantelamiento del estado del bienestar al que aún le quedaba mucho por avanzar, y que ya estamos echando de menos. Vemos cómo se quiere reservar la educación de calidad para aquellos que puedan pagársela y condenar a los de abajo a la ignorancia, para hacerlos más manejables. La educación es un «lujo» del que la sociedad no puede permitirse prescindir si quiere seguir avanzando.

–¿Qué quieren conseguir? ¿Cuál va a ser el desarrollo de la campaña?

–Abarcamos la educación desde varios puntos de vista: la precarización de la educación pública, la dificultad de acceso para los más necesitados, la emigración de los que están «demasiado formados», la falta de relación entre nuestros estudios y los trabajos que encontramos (o que encontrábamos antes, mejor dicho). También queremos hacer hincapié en la necesidad de la autoformación, en ser conscientes de que el primer interesado en mi educación soy yo mismo y que no me tengo que conformar con lo que aprendo en el colegio, el instituto, la universidad…, tenemos que ser protagonistas de nuestra propia educación.

Desde el secretariado aportamos materiales de formación, encuestas, referencias de libros, películas, artículos… Este año contamos, además, con la novedad de tener una canción de campaña que nos ha escrito Pedro Pastor (hijo de Luis Pastor y sobrino de Pedro Guerra) y que esperamos grabar pronto como medio de difusión de la campaña a través de las redes sociales, para llegar a un mayor número de personas. Estamos muy ilusionados con esta campaña

–¿Cómo esperan hacer que su genuina e imprescindible voz se haga oír ante tanto ruido?

–Esperamos hacernos oír y demostrar que la educación es cosa de todos y de todas. No estamos dispuestos a permitir que se masifiquen las clases, se aumenten las tasas y disminuyan las becas, se cierren colegios y se fomente la educación privada. Estamos volviendo a modelos educativos superados, como la educación diferenciada, las clases con 40 alumnos, la diferenciación entre «buenos y malos»…, no podemos permitir ni un paso atrás en una educación, ya de por sí, muy necesitada de aire fresco.

Personalmente, el tema de la educación me toca muy de cerca, por mi trabajo como maestro, y me duele mucho ver que, no solo no se trabaja por mejorar las muchas deficiencias que el sistema educativo tiene, sino que, además, se acentúan esas debilidades y se potencias otras nuevas. Es una pena que la educación de las generaciones que tienen que llevar al país a nuevos horizontes, esté sujeta a intereses ideológicos, económicos y políticos.

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