Allí donde se proclama el evangelio de Jesús, haciendo que los oprimidos tomen conciencia de su condición de seres libres, los tiranos tienen los días contados (“las fuerzas vacilarán”), y los valores que legitiman la opresión cegando la mente de los súbditos, “estrellas relucientes” de la ideología del poder, sufren el “apagón” irremediable: ni al más tonto engañan desde entonces. ¡De ahí la resistencia de cualquier poder, sea político o religioso, al evangelio verdadero!