Mateo concibe la iglesia como unos equipos o comunidades de discípulas y discípulos de Jesús, que después del bautismo (opción fundamental) siguen yendo a la “escuela” (formación) y, a ejemplo de Jesús, trabajan por el reino (compromiso). He aquí nuestro modelo espiritual: ser profetas en el mundo obrero y en la iglesia según el modelo trinitario de la cruz.