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Crónica de la Vigilia contra el Paro de Madrid

19 abril 2012 | Por

Crónica de la Vigilia contra el Paro de Madrid

La “IV Vigilia de Oración junto con las Personas en Paro” fue una gracia de Dios. Empezamos motivadas por las “junioras” de las Esclavas del Sagrado Corazón con esta oración: “Te buscaré en las calles al pasar, me encontraré contigo en quien no espere… Te pediré que sepa unirme a ti en cada ser que el mundo ha despreciado”. Esta fue la gracia pedida durante toda la noche del 14 de abril hasta la eucaristía a las 8 de la mañana. Este fue el clima de toda la noche: intercalar una oración en medio de cada actividad (conferencia, cantautor, testimonios, cuentacuentos…)

Para motivarnos en las actitudes con las que abordar la situación de tantas víctimas que ha provocado la crisis, Pepa Torres, religiosa de las Damas Apostólicas, nos provocó con una conferencia y Migueli, cantautor, con unas canciones. No queremos quedarnos en el duelo de los que sufren la cruz del paro, sino acompañarles con aguante activo y con fidelidad inquebrantable en medio de esta sociedad líquida. Y si somos pocos, ¿bueno y qué? Lo importante es ser “resto de Israel” y no desperdicio en la historia de salvación.

Los cristianos, como la mayoría de esta sociedad narcisista, somos provocados por la pregunta de Dios a Caín “¿dónde está tu hermano?” Por ventura constatamos que muchas personas, creyentes y no creyentes, responden con hechos que merecen la bienaventuranza: “venid, benditos de mi Padre, que tuve hambre y me disteis de comer”. Nos queremos apuntar a esta postura.

Y efectivamente los parados nos impresionaron por su dignidad al narrar su situación de trabajador parado o precario. Alberto, joven de 31 años trabaja 16 h. semanales con una categoría profesional por debajo de su profesión, decía serenamente: “no soy un fracasado como me miran incluso mis padres. Sé que a los ojos del Padre, y bajo la mirada del Hijo, yo no he fracasado. Soy Alberto, que tiene por delante una vida para dar, regalar y trabajar con los demás por una vida plena y verdadera”.

Juan Núñez, de República Dominicana, en paro y con teres hijos, vive sólo con el sueldo de su mujer (550 €). “Hemos tenido buenos tiempos de trabajo, pero la crisis nos ha golpeado. ¿Por qué estamos así? Recuerdo lo que decía mi padre: “las gallinas, si quieren comer cinco granos de maíz de una vez, se atascan. Nosotros hemos querido vivir así y ha venido la crisis. Pero, gracias a Dios, no nos hemos venido abajo; podemos resistir con lo poco, granito a granito”.

Y así, más testimonios a lo largo de la noche. En este ambiente era fácil orar. Acudimos a Marcos 4, 27: “sucede con el Reino de Dios lo que con el grano que un hombre echa en la tierra. Duerma o vele, de noche o de día, el grano germina y crece, sin que él sepa cómo “.

Pilar Algarate, de Cáritas, y Ana Gª Castellanos, cuentacuentos, nos condujeron a ver la realidad de la crisis sin el miedo que nos hace encerrarnos como a los apóstoles con las puertas atrancadas (evangelio de ese domingo). Este es el mayor peligro para un creyente en Jesucristo, quien, al contario, toma la postura de acercarse y encarnarse con los desheredados. Nos acordamos del texto de Romanos 5, 20: “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”. Así resume S. Pablo el drama de la historia humana: el primer Adán quiso decidir cuál es el bien y el mal (simbolizado en un árbol) y nos trajo la muerte. Pero el segundo Adán, Jesucristo, subió al árbol de la cruz y nos alcanzó semillas de vida (de sus manos cayeron gotas de sangre que podemos fructificar como el dibujo de Jano)

Un cuento de Ana Gª Castellanos nos iluminó especialmente la noche: “El amor y la locura”. “Al principio Dios no había creado nada. Sólo estaba la infinitud infinita. Los VICIOS Y LAS VIRTUDES vagaban por la infinitud infinita eternamente. Y se aburrían muchísimo. Por eso, un día, LA LOCURA dijo: “Vamos a jugar al escondite”. Y todos buscaron un sitio para esconderse. La pasión se escondió en un volcán, la belleza en un lindo paisaje, la humildad en la basura…, pero el amor no sabía donde esconderse…. y se fue a ocultar detrás de un rosal.

La LOCURA fue encontrando a todas las virtudes y vicios. Pero no dio con el amor. Entonces cogió una horca y se dedicó a pinchar por todo el campo. Metía y sacaba con fuerza la horquilla, hasta que oyó un grito. Se detuvo, y vio salir de detrás del rosal, al AMOR, con las manos sobre el rostro y sangre chorreándole la cara. Porque ella, la LOCURA, con las púas de su horquilla, le había saltado los dos ojos.

– ¡Qué horror! ¿Cómo he podido hacer tanto daño? ¿Qué puedo hacer para reparar tanto dolor? 

Y, dicen que EL AMOR, una vez repuesto de su dolor dijo: 

-Pues me parece que ahora vas a tener que ser mi lazarillo.

Y así fue. Desde entonces, EL AMOR y LA LOCURA siempre caminan juntos, y es el AMOR, ciego, el que se deja guiar de LA LOCURA”.

¿Qué mejor manera de describir la postura de Dios en la Pascua de su Hijo? Nosotros también queremos volvernos locos de amor para reconocer a Cristo en los marginados por la crisis.

Así celebramos la eucaristía a las 7 de la mañana. En ella Jesús nos pidió que miráramos sus manos y sus pies taladrados ahora en la cruz del paro o la precariedad. No nos pide sublimes doctrinas de trigonometría teológica, sino mostrar nuestras manos también heridas por bajar de la cruz a los crucificados de la crisis.

¡Bendita noche de vigilia de Pascua!

 Más info en:

Delegación Diocesana de Pastoral del Trabajo de Madrid 

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