Cuatro sindicalistas opinan sobre el 15-M. Se trata de Javier Pueyo, adjunto a la secretaría de Juventud de CC.OO., Jacinto Ceacero, secretario general de CGT, Silvia Sazatornil, responsable de Juventud en UGT, y del secretario general de USO, Julio Salazar.
–¿Qué valoración hace del 15-M?, ¿cuáles creen que han sido sus logros y sus limitaciones?
Javier Pueyo (CCOO): –El logro indiscutible es haber movilizado, contra las políticas de ajustes y los mercados que está llevando a cabo el gobierno y a favor de la profundización de la democracia, a miles de jóvenes en toda España, sin ninguna organización que les haya respaldado. Esa falta de estructura, así como los recelos hacia organizaciones ya constituidas como las propias del mundo del trabajo o del mundo de la política es parte del problema y es su principal limitación.
Jacinto Ceacero (CGT): –Es un movimiento interesantísimo e importantísimo que reúne los requisitos fundamentales para tener visos de continuidad al estar movido por jóvenes que son uno de los grupos que más está sufriendo el modelo económico, político y social del neoliberalismo, que les está manteniendo en condiciones muy precarias y de exclusión. Tiene mucho que decir y que aportar, con savia nueva y creo que va ser un revulsivo absoluto para la vida pública y social del Estado y posiblemente con repercusiones a nivel europeo.
Silvia Sazatornil (UGT): –Lo primero, quiero mostrar nuestro respeto a este movimiento. Cualquier tipo de reunión, debate y participación ciudadana es positiva. El 15-M es una expresión del malestar social ante la situación actual. La crisis está abocando al paro a mucha gente, ya hay 5 millones de desempleados y la tasa del paro juvenil asciende al 43%. El movimiento hace algunas propuestas que compartimos milimétricamente, pero otros mensajes son más heterogéneos, con lo cual es difícil definirse sobre si se está de acuerdo o no.
Julio Salazar (USO): –Para nosotros, el 15-M ha sido un aire fresco y necesario; hacía mucho tiempo que se esperaba algo así. Como USO, estamos de acuerdo con sus reivindicaciones y propuestas, compartimos su visión de que lo está pasando, porque es una vergüenza y una verdadera injusticia. Además, de una forma pacífica, generosa e idealista, ha superado su época inicial, y ahora debe tener su tiempo para su reconversión. Ya ha dado sus frutos, pero debe seguir dándolos y para ello hay que reinventar el movimiento.
–Viendo la capacidad de movilización de esta iniciativa apartidista y asindical, ¿cree que su organización ha fallado en su intento por canalizar el malestar social generado por la gestión de la crisis?
JP (CCOO): –Lo cual no significa que no participen sindicalistas de CC.OO. Nosotros hemos organizado una huelga general el 29-S que exige una organización más potente que las del 15-M. Hubo mucha gente, no sé si más, menos o igual. Esta gente han movilizado sin medios de comunicación, sin organización y sin más recursos que las redes sociales y unos carteles. Sin duda, nos debe llevar a alguna reflexión, pero el gran reto que tienen es que cuando tienes una organización con miles de personas detrás sí incides y mantienes tu reivindicación con el paso del tiempo. Sin eso, puedes organizar en poco tiempo algo masivo y muy interesante, pero la dificultad es mantener la movilización y las reivindicaciones en el tiempo hasta conseguir la influencia.
JC (CGT): –Ciertamente y hay que decirlo, esta movilización no ha surgido a raíz de las múltiples acciones que hemos hecho contra la crisis en los últimos años, a nivel de empresa, de sector, a nivel estatal. Este movimiento ha sobrepasado a las organizaciones que hasta ahora venían coordinando y estructurando el movimiento sindical y social. Pensamos que no hay que sentir miedo ante este movimiento, hasta ahora al margen de organizaciones sociales y sindicales. No nos es muy ajeno su carácter asambleario, participativo, los valores libertarios, la autogestión… En cualquier caso las personas con formación ideológica, con experiencia activista, social y sindical están presentes, aunque no lo estén en nombre de su organización. La CGT está pringándose y absorbiendo todo lo bueno que tiene, lo importante es todo el proceso que se está gestando, independientemente de los resultados, y ya veremos cómo evoluciona.
SS (UGT): –Es verdad que ha habido un rechazo hacia los políticos y organizaciones sindicales. Pero, en nuestro caso, creo que se debe a la falta de conocimiento del trabajo que estamos desarrollando. UGT viene demandando un cambio de modelo productivo desde antes de que crisis estallara y nos abocará a esta difícil situación. Hemos rechazado todo tipo de recortes sociales y convocamos una huelga general, el pasado 29 de septiembre, por una reforma laboral, que se ha demostrado inútil para crear empleo y ahonda en la dualidad del mercado de trabajo: persiste la alta e injustificada temporalidad de los contratos y encima se reduce la contratación indefinida. No obstante, es bueno hacer un ejercicio de autocrítica. Quizás tendríamos que reflexionar en cómo hacer llegar mejor a la gente la acción sindical que desarrollamos.
Los sindicatos somos una herramienta fundamental en las empresas, en su día a día, y en la defensa de los intereses y derechos de los trabajadores. Esa es nuestra razón de ser y por lo que seguiremos trabajando.
JS (USO): –Desde luego, no hemos sabido tener la proyección social y el acompañamiento de este movimiento, más cuando existe una gran coincidencia entre las reivindicaciones de la USO y las del movimiento 15-M. ¿Quién no está de acuerdo con las propuestas de Democracia Real Ya? Hay un cierto descrédito del sindicalismo en su conjunto. Nosotros somos críticos y compartimos las propuestas del movimiento sobre los sindicatos. Pero hay que poner a cada uno su parte de responsabilidad. Y CC.OO. y UGT son el sindicalismo institucionalizado, no participativo, al servicio de aparatos mantenidos con las subvenciones del Estado. La USO promovemos también el cambio del sindicalismo institucionalizado que a semejanza de lo político se hace desde las instituciones favoreciendo el bisindicalismo monocolor que reacciona a la defensiva ante los problemas, con dejación de sus obligaciones, con oscurantismo y opacidad…
–¿Qué lecciones extrae su organización de lo sucedido?
JP (CCOO): –-Hay que observar con calma, con interés y cuidado la realidad de la juventud española que, por otra parte, llevamos denunciando años, desde antes de la crisis, por el paro, la precariedad, la falta de adecuación entre formación y empleo, la ausencia de estabilidad y las dificultades para conseguir lo mínimo, que es un trabajo que te permita independizarte y sacar adelante tu proyecto de vida.
Eso es algo que el movimiento Democracia Real Ya, Juventud sin Futuro y después el 15-M ha convertido en un discurso capaz de movilizar a la gente. Probablemente nosotros no hemos sido capaces y esta gente sí. Y eso lo valoramos, pero creo que tiene más que ver con el estado de precariedad estructural de la juventud, que no es sólo de la crisis, que en este caso ha sido el detonante de una situación que ya venía de largo. Quizás, la propaganda antisindical y determinadas posiciones en partidos y medios ha hecho ver a muchos jóvenes maliciosamente que los sindicatos no están defendiendo sus derechos, cuando precisamente llevamos con parte del discurso del 15-M mucho tiempo. Nosotros no hemos sacado a la calle a tantas personas con tanta pluralidad y de forma tan rápida como han sido capaces ellos, pero desde luego sabemos por qué trabajamos y por qué en el último 1 de mayo el lema era «Indígnate, organízate y lucha», que tiene mucho que ver con lo que está detrás del 15-M.
JC (CGT): –Las personas que nos sentimos indignados por la crisis pero también dignos por pertenecer a organizaciones como la CGT entendemos que el movimiento tiene que seguir su propio proceso de maduración y tienen que llegar al encuentro con las problemáticas vecinales, sociales y laborales. A las organizaciones sindicales alternativas o libertarios o anarcosindicalistas, como es la nuestra, no nos van a meter en el mismo saco que el de las organizaciones burocratizadas, responsables de esta gestión de la crisis tan dañina para los trabajadores. Cuanto este movimiento madure y se decante definitivamente por un modelo social, si coincide con nuestro proyecto de justicia social y defensa de las libertades, se encontrará con nosotros.
El movimiento sindical, su lucha en las empresas, la defensa de la clase trabajadora es muy importante. El hecho de que miles y miles de personas sigan hablando abiertamente, pausadamente, respetuosamente de política, del modelo de sociedad al que aspiramos, merece nuestra consideración. Confío en que acabe encontrándose con organizaciones como la nuestra, sin que nosotros capitalicemos ni protagonicemos nada, simplemente porque la sociedad necesita al fin y al cabo estructurarse a través de organizaciones.
SS (UGT): –Que todo esfuerzo es poco para lograr superar esta crisis. Una crisis que, como venimos denunciando desde hace tiempo, fue provocada por el poder financiero y económico. ¿Qué está pasando? Que el poder económico está doblegando al poder político (basta observar las directrices que está adoptando la Comisión Europea) y las consecuencias de la crisis las están pagando el conjunto de los ciudadanos, los trabajadores y trabajadoras de este país, entre otros.
Desde el sindicato seguiremos trabajando para que cada día se incorporen más jóvenes a nuestra organización, porque defendemos sus intereses y los de todos los trabajadores, tengan empleo o no. Afortunadamente, cada vez hay más jóvenes que se afilian y participan en las elecciones sindicales. Es muy reconfortante ver que la base sindical de UGT es muy joven, gracias a lo cual la media de edad en nuestra organización se sitúa en los 45 años. Gracias a esos delegados y miembros de comité de empresa es cómo se pueden introducir las mejoras laborales y sociales que piden los jóvenes, no sólo para ellos sino para todos los demás.
JS (USO): – Son positivas, en cuanto a que este movimiento ha hecho moverse a la sociedad, en un momento muy medido, como la campaña electoral. Esto tiene que dar sus frutos y expandirse más, no sólo en el territorio español sino más allá de nuestras fronteras. Esta crisis nos afecta en mayor medida a los españoles –el paro, la pérdida de derechos y la injusticia social–, pero afecta a todo el mundo. Se han perdido 34 millones de empleos en el conjunto del planeta, se están dando navajazos a los derechos sociales y el Estado del Bienestar allí donde se había construido. Por todo ello, hay que poner un muro contra tanta desvergüenza de los políticos que se escudan en los mercados, de toda esta trama de institucionalización al servicio de los mercados.