Francisco Porcar | Los estudios sobre desigualdad económica son demoledores para el discurso dominante de que no es posible hacer otras cosa que lo que se está haciendo porque no hay recursos suficientes. Muestran que ese discurso es falso y mentiroso. Dicen claramente que las crecientes desigualdades excluyen socialmente a cada vez más personas. Enseñan que el crecimiento de las desigualdades es el resultado de políticas que deliberadamente buscan la acumulación de riqueza en pocas manos. Hacen pensar con toda razonabilidad que eso que llamamos «crisis» no es sino una vuelta de tuerca más en una enorme redistribución de la riqueza en un sentido completamente contrario a la justicia: un gran trasvase de la riqueza social hacia las grandes empresas, los especuladores, las grandes fortunas. La desigualdad creció antes de la «crisis» y se ha disparado en la «crisis». Muestran, en fin, que se están destruyendo los fundamentos de la democracia.

Es lo que muestra el último informe sobre desigualdad de Oxfam Internacional (Intermón-Oxfam en España), «IGUALES: acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas». Basta con ver algunos de los ejemplos que utiliza el Informe.

Siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad se incrementa rápidamente y donde los más privilegiados están excluyendo al resto. En 2014, las 85 personas más ricas del planeta poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad (3.500 millones de personas). Estas 85 personas más ricas del mundo incrementaron su riqueza entre 2013 y 2014 en un 14%, acumularon 668 millones de dólares más cada día, medio millón más por minuto. Si los tres más ricos del mundo gastaran un millón de dólares diario, tardarían unos 200 años en agotar su fortuna.

Desde el inicio de la «crisis» económica, el número de milmillonarios (los que poseen más de 1.000 millones de dólares) en el mundo se ha más que duplicado, pasando de 793 en 2008 a 1.645 en 2014. Una aportación de solo el 1,5% de la riqueza de estos milmillonarios sería suficiente para asegurar que todos los niños de los países más pobres vayan a la escuela y para proporcionar asistencia sanitaria en los 49 países más pobres del mundo.

En América Latina y el Caribe es donde mayores son las desigualdades económicas. Los más ricos acumulan el 50% de los ingresos totales de la región, los más pobres solo el 5%. El número de milmillonarios creció un 38% de 2013 a 2014, el mayor incremento de todas las regiones del mundo. Los ricos de la región acumulan alrededor de 2 billones de dólares (algo así como el PIB de Brasil) en paraísos fiscales. La evasión fiscal de las empresas es enorme.

En África subsahariana hay 16 milmillonarios, que conviven con 358 millones de personas en situación de pobreza extrema. Si India frenara el actual crecimiento de la desigualdad, que es muy grande, para 2019 más de 90 millones de personas del país podrían salir de la pobreza extrema.

En 2014 los directivos de las 100 principales empresas del Reino Unido ganan 131 veces más que un empleado medio, pero solo 15 de estas empresas pagan a sus empleados un salario digno. En Sudáfrica, un obrero de una mina de platino tendría que trabajar 93 años para ganar solo las primas anuales de un ejecutivo medio. Y así podríamos seguir.

¿Y España? España es el segundo país más desigual de la Unión Europea. Las 20 mayores fortunas españolas aumentaron su riqueza en 15.450 millones de dólares entre 2013 y 2014, y poseen hoy tanto como el 30% más pobre de la población, 14 millones de personas.