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Plataforma solidaria de Torrero en Zaragoza

01 noviembre 2011 | Por

Plataforma solidaria de Torrero en Zaragoza

Mucho antes del 15-M, un grupo de vecinos del barrio de Torrero en Zaragoza empezó a moverse para reclamar más sensibilidad hacia las víctimas de la dura crisis actual y buscar la manera de articular una solidaridad que pudiera contribuir a cicatrizar las heridas que la economía iba dejando en los habitantes de esta combativa zona.

Inspirados en un artículo de la revista «¡Tú!» (editada por la HOAC, al igual que la publicación que tienes en tus manos), que describía una iniciativa de la Parroquia de San Juan Bosco de Jaén, para movilizar a todos los colectivos y gentes sensibles a los problemas económicos crecientes, tres militantes del movimiento obrero de Acción Católica apostaron por impulsar una experiencia similar.

Jesús Arcusa, Josán Pérez y Domingo Casaos tenían claro que había que intentar implicar a las parroquias del arciprestazgo y a sus Cáritas pero también a todos los colectivos relevantes en la vida del barrio. «Había pólvora y se trataba de encender la chispa», dice Domigo Casaos, quien huye de «las medallas», entre otras cosas porque «l mérito no es tener una idea e iniciarla, sino «currar día a día en ella». Iniciaron las conversaciones y los primeros tanteos, sin recibir un no rotundo de las comunidades cristianas. Los voluntarios del servicio social de la Iglesia y las cinco parroquias, en un primer momento, participaron en la gestación de la plataforma.

Participación eclesial

Los primeros encuentros se realizaron en la Parroquia de San Francisco, confiada a los capuchinos, aunque con el fin de incorporar a otras sensibilidades, optaron por trasladar su lugar de reunión al Centro de la Asociación Trébol. En total, fueron 18 entidades –entre las parroquias, las asociaciones de vecinos, las AMPAS y otros colectivos sociales y de tiempo libre– las que en los comienzos fueron preparando la pólvora a la espera del mejor momento para prender la mecha.

A primeros de enero de 2011, se conformó la Plataforma Solidarios con Torrero en torno a un manifiesto fundacional, que entre otras cosas dice:

«Somos conscientes de las dificultades que entraña recorrer este camino y lo queremos hacer con debate, respeto y compromiso. Hacemos un llamamiento también a una sociedad civil, prácticamente paralizada, que no da una contestación contundente ante semejante situación y la animamos a ello a través de la puesta en marcha o apoyo a todas aquellas iniciativas que vayan en la dirección de exigir soluciones para una salida más humana a esta crisis».

Los objetivos iniciales pasaban por «hacer visible ante la vecindad la dramática realidad que están viviendo directamente los afectados (paro, desahucios, falta de recursos básicos…)», pero también «despertar la sensibilización y concienciación que hagan posible acciones solidarias con el mayor respaldo de los vecinos». En concreto, proponían «involucrar en las acciones de gestión y reivindicación al mayor número posible de personas –principalmente a los directamente afectados, devolviéndoles así la confianza y el ánimo para seguir adelante–»; «denunciar las causas que han generado esta crisis»; «impulsar experiencias colectivas de apoyo a los afectados»; y «crear herramientas eficaces que contribuyan en lo posible, material y asistencialmente, a paliar los efectos negativos en los afectados».

En febrero la Plataforma se presentó ante los medios de comunicación y el 1 de marzo se convocó la primera asamblea vecinal a la que asistieron unas 120 personas. Apenas unos días más tarde, salir en manifestación por las calles del barrio, bajo el lema «Crisis, ¡Muévete!», como resumen de una idea muy simple pero muy directa: «Si quieres hacer algo ante la situación actual y no sabes qué, ¡ muévete!». Asistieron cerca de 300 habitantes del barrio, que reúne a 30.000 vecinos. Desde entonces, se han realizado varias asambleas, numerosas charlas e infinidad de reuniones de coordinación. La iniciativa inspiró, a su vez, la creación de una plataforma «hermana» en otro barrio de la capital aragonesa, la «Plataforma Actur-Puente de Santiago».

Un proceso largo

Hasta ahora, apenas una veintena de personas lleva la coordinación. «La mayoría de la gente que estamos somos gente que dedicamos bastante tiempo al compromiso en nuestras organizaciones. Hay cansancio y a veces los ánimos flaquean, por la falta de implicación de la gente», explica Domingo Casos, miembro de la HOAC y de la Plataforma. El propio párroco de San Francisco, Eleuterio Ruiz del Portal, explica que «desde el principio sabíamos que la cosa iba a ir lenta, que tenía que ser así, pero es inevitable, cuando te pones a planificar, soñar en una respuesta importante de la gente, que todavía no se ha producido».

La irrupción del movimiento 15-M y la intensificación de las acciones de la Plataforma contra los desahucios, si bien ha traído aíres nuevos y ha confirmado muchas intuiciones, también ha restado energía a la propia Plataforma, que ve como recibe más urgencias de las que puede atender y se abren ámbitos de colaboración todavía poco articulados. La pluralidad de sensibilidades se mantiene, incorporado incluso activistas de laicismo y el republicanismo. Están unidos por la necesidad de fomentar la solidaridad y el deseo de incorporar a los peor parados. «No se trata de imponer el sentido cristiano, ni mucho menos de excluir a los agnósticos, pero ha de haber coherencia en torno a la solidaridad que queremos extender y respeto hacia quienes estamos aquí convocados por nuestra fe», dice Eleuterio.

Domingo Casaos insiste en que «el impulso de la plataforma está animado por un valor fundamental presente en todos los que ahí estamos: la preocupación por las víctimas de la crisis, la solidaridad…, podría decirse que ocupa un lugar tan importante en nuestras vidas, que se ha convertido en una forma de vida. En cristiano diríamos que algo del Espíritu de Dios está visiblemente presente en todos los que participamos, creyentes o no».

El franciscano capuchino, que «siempre anuncia en las misas las movidas de la plataforma y que anima a los grupos parroquiales a movilizarse», entiende que muchas veces la comunidad cristiana del barrio, la mayoría gente mayor, se ve desbordada a la hora de responder y encajar este tipo de iniciativas. De hecho, aunque las cinco parroquias del arciprestazgo han expresado en algún momento su deseo de colaborar en la plataforma, la mayor implicación se limita a la de San Francisco y el Buen Pastor.

Caminar con otros

«La reivindicación y la manifestación pública no está en los genes de muchos párrocos y cristianos, muchos son hijos de otro tiempo», expresa compresivo Eleuterio Ruiz del Portal, quien añade que «al menos hemos conseguido que no haya un rechazo frontal, ni resistencia hacia el compromiso de otros cristianos». De hecho, como comenta Domingo Casaos, «el grupo más constante de gente implicada no procede de las parroquias…».

Con todo, la preocupación principal sigue sin la respuesta añorada. «No hemos obtenido demasiado fruto en animar a los vecinos para que participen a nivel organizativo», detalla Domingo Casaos, y añade que los más perjudicados «se han quedado mirando, salvo unas pocas personas, a pesar de que nos estamos esforzando mucho en publicitarnos para tratar de llegar a la vecindad». Aunque, en las Cáritas, por ejemplo, ha aumentado el número de solicitantes de ayuda y se han ampliado los perfiles tanto de los demandantes como de las demandas, «todavía funciona la solidaridad familiar y cuesta reconocerse en público como necesitado», en palabras de Eleuterio Ruiz del Portal.

Desde luego, no es una tarea sencilla, aunque el reto está lanzado: colocar a las víctimas en el centro de las movilizaciones y propiciar las condiciones para que lleguen a tomar las riendas de su propia promoción integral. Podría ser la mejor y más genuina aportación de esta Plataforma.

En ello está Domingo Casaos, a quien «la fe me ha hecho ver la importancia y me ha proporcionado el ánimo para intentar poner en marcha algo así. Es la que me invita a no desanimarme por no ver los frutos que yo esperaba y a valorar el andar el camino en vez de el alcanzar una meta determinada, y desde aquí no perder la ilusión por seguir caminando siempre en compañía de otros».

Plataforma Solidaria de Torrero

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