Trabajo para la vida buena

«Cuidar el trabajo, cuidar la vida», lema de la campaña para los dos próximos años que se ha propuesto la HOAC, supone recuperar la esencia del trabajo humano, dar testimonio de una arraigada ética de los cuidados y promover condiciones de trabajo decente.

El objetivo de la campaña es abrir un proceso de «deconstrucción» del pensamiento economicista, en paralelo a la edificación del bien común, desde una honda vivencia espiritual que ilumine y sostenga los esfuerzos por avanzar hacia el reconocimiento y valoración del cuidado en el trabajo «como principio de vida», a través de la implicación personal y la cercanía con personas concretas.

Más allá del desarrollo comunitario, se trata de que la preocupación por el cuidado del trabajo tiña la mirada y oriente el quehacer hoacista como hilo conductor de la vida militante y de la organización, y alcance a los sectores, aquellos espacios compartidos de encuentro, de aprendizaje y de acompañamiento.

Lo primero es recuperar el sentido más profundo del trabajo, como actividad vocacional que nace del amor y la entrega, contribuye a la comunión, permite el desarrollo de la persona y acrecienta, sin destruirla, la creación, permitiendo tiempo también para el descanso, las relaciones sociales y el contacto con nuestro interior y con la naturaleza. Esta mirada hacia el trabajo implica luchar por las condiciones que permiten que se lleve a cabo con dignidad.

También hace falta construir una ética del cuidado que ponga límites a la inhumanidad actual y que se traduzca en prácticas y modos de cuidarnos y de cuidar, capaz de engendrar una cultura menos enfocada en el mérito y la productividad, donde importa la responsabilidad personal y comunitaria de construir y extender el bien común.

«En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social», nos recuerda el papa Francisco. Efectivamente, nos construye como persona, como pueblo y como creación; desarrolla nuestro ser mediante un hacer; nos involucra en la comunidad y se hace, inevitablemente comunidad, pues lo realizamos con otras personas y para otras personas; repercute en nuestro pequeño mundo y en el conjunto de la sociedad; nos sostiene materialmente pero también nos alimenta cultural y espiritualmente, porque no es solo fuerza, pura mecánica sino que es parte nuestra, nos damos con cada actividad que llevamos a cabo.

La militancia de la HOAC, organizada en diócesis, extenderá esta campaña, dará visibilidad a esta concepción del trabajo del cuidado, para aumentar la conciencia personal y ambiental sobre la necesidad de que el trabajo incorpore el enfoque de los cuidados en todas sus dimensiones, así como seguir siendo voz en y de la Iglesia en defensa del trabajo que promueve la vida digna y colaborar con otros grupos en la reivindicación del trabajo decente y en la construcción de prácticas de cuidado del trabajo.

Las asambleas diocesanas están incorporando los objetivos y metodología de la campaña a sus programaciones, integrando, además, estos planteamientos y concreciones en la dinámica de los sectores, espacios donde sus militantes acompañan la precariedad con los diversos matices de cada situación.

La campaña «Cuidar el trabajo, cuidar la vida» quiere ser una mirada compasiva al mundo obrero que inspire prácticas y propuestas para reconocer la dignidad de la persona trabajadora. Como campaña tiene un carácter aglutinador que permeará la vida de este movimiento especializado de Acción Católica en el mundo del trabajo.

En salida

El trabajo a modo de campaña, tal y como entiende la HOAC significa dirigir los esfuerzos a fomentar procesos sociales de fraternidad y de justicia; intensificar las relaciones con otros grupos y explorar caminos que hagan posible el cuidado del trabajo. Para ello, la organización se pone en salida, se abre a la acogida de las personas más precarizadas, para promover su participación, y busca los medios adecuados para construir respuestas a los desafíos actuales del mundo del trabajo.