Templos convertidos en mercados; cuerpos vivientes hechos esclavos de la maquinaria productiva… y ahí nosotros, los cristianos, devorados por una creciente sed de justicia que no llega, que nos ahoga… Y así vamos sedientos hasta que llegue la Pascua del amado, ¡su resurrección bendita! ■ Accede a más oraciones aquí.
Continua leyendo