La Acción Católica Española nos hemos reunido este 29 de noviembre, para trabajar comunitariamente en torno a la exhortación apostólica del papa León XIV, Dilexi Te (Te he amado) que es una gracia para la Iglesia.
Los movimientos apostólicos de Acción Católica nos sentimos especialmente agradecidos con la exhortación del papa León porque sus palabras refuerzan e iluminan nuestra vocación y misión, y nos alientan a seguir siendo fermento en medio de la masa en el seguimiento de Cristo pobre.
En este encuentro contamos con la aportación de Fernando Díaz Abajo, anterior consiliario general de la HOAC, quien nos presentó de manera cercana las novedades y aspectos claves de la exhortación. Resaltando:
– La revelación nos muestra con claridad el camino por el que Dios ha querido salvar al mundo (“siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”. 2 Corintios 8:9).
– La exhortación nos hace caer en la cuenta de que la caridad es la justicia restaurada, el camino que conduce a Dios.
– Las personas empobrecidas son sujetos de la evangelización, no son objetos de beneficencia. Suponen una llamada a salir de nuestras comodidades e inercias y dejarnos incomodar y cuestionar por ellos, para aprender de su forma de entender la vida, de afrontar las dificultades y de confiar en Dios.
– El convencimiento de que no podemos celebrar la fe si hay situaciones de injusticia, es una llamada a unir la fe y la vida.
Reflexionamos acerca de cómo las claves y las llamadas que surgen de la exhortación se viven en la realidad de nuestros movimientos y, sin duda, es una llamada a la transformación evangélica de la Iglesia y de la sociedad, una invitación a un seguimiento más cercano de Jesús, asumiendo su estilo de vida y su apuesta preferencial por los pobres.
Compartimos también experiencias de nuestras realidades y discernimos propuestas comunes para seguir trabajando la presencia pública de la fe, el reto de estar presentes en los nuevos márgenes de la sociedad y seguir construyendo espacios de comunión y misión más allá de los limites eclesiales.
El encuentro concluyó con un tiempo de oración y envío, en el que agradecimos a Dios el trabajo compartido, celebrando lo que el Espíritu de Dios nos regala para la edificación de la comunidad cristiana y testigos del proyecto humanizador del Reino de Dios.
Seguimos caminando juntos para hacer presente y reconocer el Reino en medio del mundo.























