Ya que antes de la Encarnación el amor era «algo», pero después el Amor es «Alguien»; el Amor es Jesús. Esto desborda de tal manera la sabiduría de los sabios y la prudencia de los que tienen algo que perder y es tan conveniente que sea así, que, en cierta ocasión, el Amor encarnado hubo de exclamar: –Te alabo, oh, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes… (OC Rovirosa, TI pág. 385).
2º Domingo Navidad_compressed
■ Accede a más oraciones aquí.