Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu: «La principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en la fe que obra por el amor». … por eso se tiene como propio de Dios tener misericordia, en la cual resplandece su omnipotencia de modo máximo» (Papa Francisco, EG 37).
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