Los becerros de oro, los ídolos del dinero que nos someten son de muy variados tamaños; no se trata solo de grandes corporaciones, de mecanismos transnacionales, porque también la idolatría del dinero se instala en nosotros, en nuestro día a día, en nuestras pequeñas codicias, en el uso cotidiano de nuestros bienes… Lo que es idéntico en todos los casos es la deshumanización que producen.
18º Domingo TO C