HOAC de Málaga

El pasado 26 de junio, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Málaga celebramos el Día de la HOAC en el Parque Fluvial de Algarrobo. Bajo el lema de este año «Soñar el trabajo digno, construyendo prácticas de comunión».

Fue un día emotivo y especial, no solo por lo que representa la celebración de este día, sino por el encuentro entre hermanos y hermanas, después de dos años en pausa por la COVID.

Nos reunimos en torno a la mesa, para celebrar juntos y juntas la Eucaristía, y compartir un día de convivencia, en el que alegrarnos como comunidad de vivir comprometidos y comprometidas con los más empobrecidos del mundo obrero y del trabajo.

Para ello, a través de dinámicas recordamos la importancia de poner en marcha prácticas de consumo personales y comunitarias que cuiden a las trabajadoras y trabajadores, y al planeta.

Tomando conciencia del valor solidario que pueden alcanzar nuestras maneras de consumir, nos divertimos y reflexionamos sobre nuestras prácticas de consumo personales y comunitarias y como repercuten en la madre Tierra y las personas.

¡Comenzamos a jugar! El precio Justo # Soñar El Trabajo Digno.

Nos dividimos en equipos de familia con una plantilla de cada producto y lo que debían analizar.

Asimismo, durante todo el juego estaba la conciencia del capitalismo, intentando distraer ese análisis crítico del consumismo.

La dinámica-juego respondía a las propuestas de Comunión de Vida pág. 24 y 25 que se recoge en el Cuaderno nº 22

Fue un juego divertido y familiar, pero no simple. Hicimos un ejercicio de «Contemplación». Una mirada creyente hacia cada producto que íbamos teniendo entre las manos, ir más allá de lo superfluo, de su precio o la satisfacción que nos puede suponer a una necesidad personal. Queríamos descubrir las manos que los crean, si detrás hay fraternidad y la amistad social, una apuesta por la Vida, por la dignidad en el trabajo, por el cuidado de la creación como Dios la sueña.

Además de ir avanzando en reducir y decrecer (Laudato si’, IV), nuestro consumo también puede y debe ser coherente, es un acto de fe que afirma o niega a Dios. Un acto egoísta y hedonista, o algo que nos une a gente bonita y que lucha también por convertir el consumo en un acto político y social que, desde los principios de la economía social y solidaria, hagan posible el tránsito hacia un modelo económico más humano, de trabajo digno, justo, ecológico, sostenible y solidario.

Riendo y en convivencia vivimos prácticas para avanzar hacia el trabajo digno y la dignidad del trabajo.

Una vez terminado el juego compartimos manjares y la alegría de la vida con unos cantes y bailes de nuestra tierra.

Nos sumamos a la invitación a la fraternidad que nos hace el papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti (FT), una llamada a «soñar juntos»: «Seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social», y también en buscar  «soluciones que nos ayuden a construir un nuevo futuro del trabajo fundado en condiciones laborales decentes y dignas, que provengan de una negociación colectiva, y que promuevan el bien común, una base que hará del trabajo un componente esencial de nuestro cuidado de la sociedad y de la creación. En ese sentido el trabajo es verdaderamente y esencialmente humano. De esto se trata, que sea humano» (Mensaje del papa Francisco a la 109 reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. 17-06-21).