En las bienaventuranzas Dios –que es el Dios del amor, de la misericordia– se pone de parte de los pobres porque le resulta inaceptable su situación de opresión. Esa es la Buena Noticia de las Bienaventuranzas, que la pobreza, la miseria humana, la injusticia y la deshumanización de nuestro mundo van contra el querer de Dios, y que quienes decimos seguir a Jesucristo en nuestra vida, debemos, por eso, combatirlas con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro amor, para ser la imagen de Dios impresa en nosotros, y que sea así, también, nuestro el Reino de Dios.