
La oración del domingo nos ayuda a descansar. Nuestro descanso es contemplar agradecidamente –como harían los discípulos a su regreso de la misión– lo que el Señor va haciendo por nosotros, y acoger también compasivamente los fracasos, en el encuentro íntimo con Jesús, que recompone las piezas de nuestra existencia para seguir orientándola hacia nuestro ser misión para el Reino. Es el descanso lo que nos permite reconocer la obra de Dios, su presencia cercana que acompaña nuestra historia, los signos de su presencia y del Reino.
16º Domingo TO
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