Jesús nos muestra la radicalmente distinta manera cristiana de situarnos en contextos de marginación y con las personas que los sufren. Nos mueve a acompasar el paso de nuestro ritmo vital para que podamos hacernos cercanos a quienes sufren, para que puedan llegar hasta donde podamos escuchar su grito, sentir su dolor. Nos pide ser hombres y mujeres compasivos, capaces de escuchar, de acoger, de promover, de integrar. Capaces de sanar desde la cercanía amorosa. Nos anima a provocar la recuperación, la reintegración a la vida, la comunión.
6º Domingo TO