¡Feliz Año Nuevo! De regreso al tiempo ordinario, a nuestra Galilea particular para seguir al Señor en lo cotidiano, en la vida de cada día.
Vivir en cristiano es vivir a la escucha permanente de la voz del Señor que se pronuncia en nuestra vida de múltiples maneras; es aprender el lenguaje de Dios. Es aceptar que nuestro centro vital está ocupado por Dios, y agradecer esa ocupación; vivir en acción de gracias porque Dios nos habita.
Para ser cristianos, para ser militantes, necesitamos experimentar este encuentro; necesitamos saborear este amor de Dios por nosotros; necesitamos expresar nuestro amor recibido en la vida entregada.
Aunque este tiempo nos fuerza a encuentros distintos y distantes sigue habiendo encuentros humanos en nuestra vida y, por ello, encuentros con Dios, cada día. Sigue habiendo búsquedas y encuentros. Sigue habiendo llamada y respuesta. Sigue habiendo vida y esperanza.