
Este próximo domingo proclamamos la parábola de “los viñadores homicidas”. Leamos la parábola desde nuestro contexto actual. Sigue habiendo viñadores homicidas, que se apropian de aquello de lo que solo pueden ser administradores, nunca dueños. Y al hacer esto provocan muerte: la muerte de los pobres, la muerte de pueblos, la destrucción de la casa común. Al hacerlo imposibilitan la vida, que es el fruto que Dios espera de nosotros como humanidad, y mucho más de nosotros como Iglesia.
27º Domingo TO