Redescubrir la escucha y la oración, el encuentro con Jesús como la mejor parte de nuestra vida, da otra dimensión a nuestro empeño de liberación, a nuestro quehacer. Nos dispone a la escucha de la comunidad, a la escucha de los pobres, a redescubrir la hospitalidad, la humanidad que estamos llamados a construir en nuestras relaciones sociales, con la novedad del Evangelio. Es ponernos en actitud sosegada para acompañar la vida de las personas, para poder leer la vida y los acontecimientos, en los que reconocer el paso acompasado de Dios con nosotros. Nos permite acompasar nuestro caminar al ritmo vital de los pobres.
16º Domingo TO